
La provincia de Buenos Aires se convierte este domingo en el escenario clave de la política argentina, donde Axel Kicillof se juega su proyecto presidencial, mientras Javier Milei busca consolidar su modelo económico y político en el bastión del kirchnerismo.
El gobernador no es candidato en esta elección, pero toda la campaña se desarrolló como si lo fuera. Fue protagonista de actos y recorridas con la mayoría de los integrantes de las listas oficialistas y hasta el último minuto expuso su imagen para impulsar el voto por la alianza peronista.
Es que en esta parada Kicillof se juega mucho más que una elección legislativa local: apuesta gran parte de sus posibilidades como presidenciable en 2027, así como su influencia dentro del justicialismo y sus aptitudes de estratega electoral.
Un mal resultado de Fuerza Patria este fin de semana sería una derrota de Kicillof, ya que no sólo perdería la elección frente a LLA sino que vería debilitada su imagen dentro del peronismo bonaerense. ¿Cuánto tiempo tardarían en llegar los reproches por el desdoblamiento?
La ex presidenta Cristina Kirchner se opuso a esa aventura y sus alfiles van a ser los primeros en cargarle el mal paso al gobernador.
Si bien los camporistas cumplieron su palabra de poner un impasse en la disputa interna para preservar el bastión, no les va a temblar el pulso para señalar los errores estratégicos en la elección provincial, cuyos eventuales malos resultados podrían proyectarse sobre los comicios del 26 de octubre.
Mientras tanto, Milei intentará consolidar su modelo en el territorio histórico del peronismo y “meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo”, como el propio presidente lo expresó en reiteradas oportunidades.
En caso de conseguir una buena cosecha de votos, el modelo de la “motosierra” que encabeza el Presidente recibiría un mensaje de apoyo por parte de la sociedad y, por el peso específico del territorio bonaerense, ese respaldo podría extenderse a otros distritos del país.




