
En el gobierno provincial por supuesto dicen que el financiamiento es esencial para sostener la gestión en áreas clave como salud, seguridad o infraestructura. Y para ayudar a los municipios, algunos con números tan apretados que evalúan pagar el medio aguinaldo en cuotas. Es un primer argumento que suman cuando afirman que creen que hay poco margen para que Milei traba la operación de financiamiento: “a nadie le conviene más tensión social en el conurbano”, describen.
A la vez, 15 provincias y la CABA fueron autorizadas a salir a los mercados en los últimos meses: “¿con qué argumento negarle el mismo paso a la PBA?”, especulan.
El capítulo más controversial de la intrincadísima negociación por el endeudamiento, que solo se resolvió de madrugada, fue la ampliación del directorio del Banco Provincia, cinco nuevos cargos que obligaron a votar una ley aparte para reformar la Carta Orgánica de la entidad, con un objetivo claro: hacer espacio a radicales y amarillos de PRO que junto a representantes de La Cámpora, el massismo y el sigiloso pero activo Martín Insaurralde votaron la deuda.
Casi todos negociaron lo suyo para que Kicillof obtenga, por un voto, los dos tercios necesarios. Del PRO (solo se abstuvo de acompañar un tramo del endeudamiento) respaldaron Cristian Ritondo, Diego Santilli y Néstor Grindetti, que obtuvieron sillas para los suyos en el Banco y posiciones de poder en Diputados. También los dos sectores en pugna del radicalismo -Martín Lousteau y Diego Garciarena-, la CC de Lilita Carrió y las diversas variantes del bloque que oscilan entre al apoyo y la crítica a Kicillof, como Nuevos Aires y Unión y Libertad.
De hecho, solo votaron en contra los dos representantes del PTS-Frente de Izquierda y la totalidad de los libertarios puros de La Libertad Avanza, aunque en este caso hay que marcar una ausencia que levantó suspicacias: la de Ramón “Nene” Vera, el diputado enrolado en el sector que responde al diputado nacional Sebastián Pareja, mano derecha de Karina Milei en la provincia. Esa ausencia, junto a la de una diputada de PRO también contribuyó a que el peronismo obtenga la mayoría necesaria, que en la cámara baja fue de un voto.
El apoyo de PRO disparó un cruce duro con los libertarios: tanto Pareja como Florencia Arietto apuntaron duro contra los amarillos, pero la senadora los mencionó con nombre y apellido y recuento de cargos “cobrados”– por lo que la alianza electoral entre ambos sectores quedó en terapia intensiva. El intendente de San Nicolás, Santiago Passaglia, aprovechó para montar un episodio inusual en el recinto, con alto rendimiento político: les reprochó la jugada a sus ex compañeros de PRO y quedó con alto perfil para arrancar su mandato, tal vez con un bloque más numeroso.
Por supuesto, Kicillof, que no quería negociar los puestos del Bapro, se cuidó de mantener en ese directorio, clave para la gestión, una mayoría de nombres que le responden: cuatro. Cedió a La Cámpora, el massismo y el sigiloso pero activo Martín Insaurralde, tres asientos titulares y otros en el flamante consejo consultivo creado para terminar de aceitar la negociación cuando parecía que volvía a fracasar.
Los intendentes también se llevaron lo suy o: al menos 250 mil millones de pesos en un fondo atado al endeudamiento provincial (8% de la porción de 3035 millones de dólares de esas operaciones) garantizado que se puede extender a 350 mil millones, un perdón de deudas para por el Covid y un nuevo mecanismo para estabilizar la coparticipación. En este capítulo también hubo tironeos hasta último momento.




