Ciudad, Política

Identificar al enemigo en Chapadmalal

Identificar el «enemigo principal» y definir la táctica para «pasar de lo gremial a lo político». La exploración de esas variables, durante un retiro en Chapadmalal, es el menú político que desplegó Facundo Moyano, es la consigna de este abanico que se despliega para ocupar puestos de decisión política en el campo de los empresarios, la política y la economía.

 

Se espera  a más de 700 dirigentes de la Juventud Sindical (JS). El cierre de esa jornada estará, se sobrentiende, reservado para una figura: Hugo Moyano, como jefe de la CGT, promotor de la Corriente Política Sindical y, además, impulsor de la JS que comanda, entre el mérito propio y la bendición familiar, el menor del clan. La mutación hacia la política, asunto que obsesiona desde siempre a los gremios -quizá quien más avanzó fue Augusto Timoteo Vandor al plantear el laborismo, una especie de peronismo sin Perón-, es el leitmotiv de todos los ensayos moyanistas.

 

Pero hay, en la matriz, algo más profundo: Facundo Moyano, armador del SUTPA, gremio de los peajistas, se convirtió en el «fronting» de un debate interkirchnerista sobre el protagonismo, que él considera minimizado, de la pata sindical en el «proyecto nacional» K.

Por esa razón, además de saltar el cerco gremial, el eje esencial de la cumbre de jóvenes en Chapadmalal es lo que definen como «identificación del enemigo» que debe leerse más como una guía para el resto del universo K que para el frente sindical.

En esencia, Moyano Junior encabeza la refutación a sectores del kirchnerismo progre, que objeta las alianzas de la Casa Rosada con los caciques sindicales y con los jefes del peronismo ortodoxo. Facundo prefiere enfocar otros íconos: por caso, la «derecha».

Sin embargo, en algunas explosiones -estalló, por ejemplo, cuando se «minimizó» el aporte de tropa de la JS al acto de Huracán, donde, dijo, llevó 11 mil militantes contra 2 mil de La Cámpora-, con sobredosis jauretcheana, descargó su furia sobre la «intelligentzia».

Martilla, en sus planteos, sobre ese asunto y se resiste a la consideración de que expresa una «evolución» del perfil de dirigente sindical. «No acepto que me separen de mi padre y de mi hermano Pablo», repite, filial.

Suspensión 

La JS cumplió, el 24 de marzo, un año desde su gestación. Debutó el año pasado en la marcha contra el golpe militar del 1976. El encuentro en Chapadmalal se planeó como una coronación, además de balance y definición de acciones, de ese aniversario.

Una semana antes, la relación entre Moyano y Cristina de Kirchner tocó el pico más crítico de los últimos años: un exhorto de la Justicia suiza sobre hipotéticos vínculos de la familia del camionero derivó en la convocatoria a un paro y una marcha a Plaza de Mayo.

El conflicto se desactivó, y unos días después, mezclada con las columnas de la JP del Movimiento Evita, la JS participó del acto central por el 24 de marzo.

Quedaban, igual, partículas belicosas en el ambiente, así que, cauto, Facundo Moyano decidió posponer la cumbre de Chapadmalal que, originalmente, se había planeado para los primeros días de abril. Se hará, finalmente, el jueves y el viernes próximos: esperan más de 700 dirigentes de todo el país.

A la vez, para no aplicar la regla secesionista que les imputa a otros K, Facundo Moyano decidió ampliar la base de convocatoria: estará la JP Evita, con la que mantiene -como réplica juvenil de la empatía entre Moyano padre y Emilio Pérsico- acuerdos relativamente sólidos, pero, sobre todo, con la que comparte una mirada sobre el riesgo de que el sector sindical y el piquetero sean mal pagos en las listas K.

El Evita fue, cuando todavía estaba vigente la marcha a Plaza de Mayo por el exhorto suizo, la única agrupación no gremial que convocó a plegarse a esa protesta.

Esa postura genera, además, tensiones dentro de la Corriente Nacional de la Militancia (CNM), espacio que pretende constituirse en un callejón que agrupe y encarrile a los formatos progres y al peronismo no ortodoxo.

De ahí la incompatibilidad entre la presencia del Evita en la CNM y, en paralelo, su acuerdo con Moyano. En eso, Pérsico coincide con Facundo Moyano respecto de identificar el «enemigo principal», una revisita al concepto marxista de la contradicción principal y las contradicciones secundarias.

Sobre ese análisis, la JS vuelve una y otra vez sobre un punto: el rol que los trabajadores (en su dialecto, las cúpulas sindicales) tienen y deberían tener en el esquema kirchnerista. Las referencias, en boca de la Presidente, no han sido alentadoras: «Quiero que seamos compañeros, no cómplices», dijo, desde el Congreso, en la cara de Moyano, el 1 de marzo.

Al margen, en los posicionamientos, sobrevuelan una demanda y un deseo: por un lado, que a la hora de la definición de las listas, la JS pueda contar, más allá de la pata sindical, con referencia propia en la mesa de decisiones; por otro, más personal, se afirma que Moyano quiere que su hijo Facundo sea candidato del FPV en octubre.

Desde la JS se anunció la presencia de referentes de La Cámpora y, entre otros, de la JP Descamisados, la Juventud de la CTA yaskysta y hasta de sectores juveniles del Nuevo Encuentro de Martín Sabbatella.

Fuente: Ámbito Financiero

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