A Marcelo Gallardo le cuesta admitir que River es falible y lo demuestra cuando su equipo no logra los objetivos deseados. Anoche fue la excepción luego de someterse a la conferencia de prensa, cuando aún no se había alejado su evidente malestar. Sólo le faltó el gol para vencer merecidamente a Atlético Tucumán, pero marró todos los intentos y se va “la joya de la abuela”, no en vano mencionan a Luis Suárez y Lucas Alario entre otros, y pelea palmo a palmo por Lucas Beltrán cedido a préstamo a Colón de Santa Fe.
Sólo dos empates y sin goles en este arranque tiene gusto a poco para el elenco que despierta grandes expectativas y debe cumplir en lo inmediato con compromisos por la Liga, la Copa Argentina y la Libertadores de América.
“No sé, preguntale a Brito… Quedate con lo que te contestó él… Hoy no cerramos ninguna posibilidad, pero es difícil hacer nombres propios. Las negociaciones no son fáciles”.
El periodista hizo una pregunta sólo mencionando la fuente de origen (el presidente de la institución), sobre incorporaciones en un mercado que tiene una dinámica simultánea con la disputa de las fechas del campeonato mayor del fútbol argentino.
Lo cual vuelve difícil la convivencia entre la prensa y el exitoso técnico, quien no disimula los magros resultados en un exigente calendario, aunque su condición de favorito no ha sido plasmado en la cancha.
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