Algunas voces del kirchnerismo insisten en que primero debe ser concejal para luego ir por la intendencia, los marplatenses no la terminan de identificar en modo fotográfico. Y quienes la acompañan en las imágenes no siempre son títulos ni portadores de buenas noticias.
Un Scioli, un Boudou, un AF no se le niega a nadie, sin embargo Raverta ha permanecido indemne a esa prosapia que se ha ganado el PJ en todas sus versiones. La ex titular ejecutiva de la ANSES ha logrado pelear mano a mano con Guillermo Montenegro en 2019 y 2023 y no estuvo lejos, tan mal no le fue.
Alguna lectura merece este fenómeno, perdió por menos de 10.000 votos en 2019 y metió 5 concejales igual que el intendente municipal en 2021. Raverta sigue ahí, tal vez haya que explicar que Unión por la Patria gana en el 90 % de los circuitos electorales.
Habrá que recurrir a la disconformidad que existe en torno a la gestión del gobierno municipal, en las adyacencias de los circuitos de micro y macro centro donde está crema del voto anti K.
La concejal del PRO Florencia Ranelucci, se ha percatado de lo que sostienen otros peronistas que en distintas tribus rechazan a Raverta, quien no ha dudado en dejar a los compañeros de Unidades Básicas de un trabajo militante con otro perfil, con menos Cámpora y más Perón y Evita.
Es un buen dilema el que plantea Ranelucci. El desafío de Raverta es encabezar su lista en la próxima legislativa marplatense y que tenga el banco de prueba del que únicamente se salvó el azaroso Montenegro.