
Tips para la piel
Hay unas cuantas claves para proteger la piel del sol que no deben olvidarse, como éstas:
- Evitar exponerse al sol entre las 10 y las 16 horas, cuando los rayos ultravioletas son más intensos.
- Usar protector solar de amplio espectro (que proteja contra los rayos UVB y UVA) con FPS (factor de protección solar) 30 o superior, dependiendo del tipo de piel.
- Elegir ropa de trama cerrada que cubra zonas sensibles como los brazos y el pecho.
- Llevar sombrero o gorra de ala ancha.
- Buscar lugares con sombra.
- Usar anteojos con filtro UV
Con respecto a la indumentaria, “nuestras abuelas sabían que si ibas a la playa y te ponías un sombrero no te llegaba el sol a la cabeza, no es nuevo que la ropa protege. Pero siempre se dijo que las ropas claras repelen el calor, aunque el calor no es lo que nos preocupa, sino los rayos ultravioletas, por eso es preferible la ropa oscura”, explicó Politi.
Por otro lado, señalaron que en el caso de usar prendas fabricadas con telas tratadas con absorbentes o tintes químicos de rayos UV no hay que olvidar “constatar la fecha de vencimiento o la cantidad de lavados que indique el fabricante para garantizar el uso eficiente del producto”.
La piel no olvida
Los especialistas advirtieron sobre los efectos acumulativos de la exposición solar a lo largo de la vida de las personas. “Cuando la radiación ultravioleta impacta en la piel genera reacciones oxidativas y pone en funcionamiento los mecanismos de antioxidación y reparación de alteraciones genéticas. El tema es que esa mutación errónea que puede generar el daño solar a lo largo del tiempo se multiplica en forma exponencial hasta que llega un punto en que la capacidad de reparación ya no es posible”, explicó Politi.
Por eso es que hay que tener en cuenta que esa cuenta regresiva comienza en la infancia. “El melanocito -célula que produce la melanina que brinda fotoprotección a la piel- cuida su núcleo a través de unas extensiones que forman una especie de sombrilla que con el paso del tiempo va perdiendo su efecto”, agregó Ana Clara Acosta.
“Si el ADN que está en el núcleo de la célula pierde su protección, empieza de a poco a alterarse”, afirmó Acosta al explicar una de las formas más frecuentes en las que puede generarse una lesión precancerosa que puede seguir creciendo y transformarse en cáncer.
Por lo tanto, coincidieron los especialistas, “no debemos olvidar que el bronceado -que en algunas épocas fue visto como una conducta de moda- es la respuesta a una quemadura generada en la piel”.
Pronóstico
El pronóstico del cáncer de piel dependerá de la célula afectada. “El melanoma representa aproximadamente el 5% de los cánceres de piel, puede ser muy agresivo, irse hacia los ganglios o a órganos más lejanos. En cambio si la detección es temprana, se puede lograr que la persona sobreviva sin presentar problemas a futuro”, explicó Ana De Pablo.
Los carcinomas basocelulares (BBC) -que representan el 75% de los cánceres de piel y se manifiestan en 1 de cada 3 personas a lo largo de la vida- “aparecen más frecuentemente en la cabeza y cuello, y si bien es 100 por ciento curable si se detecta a tiempo puede afectar en algunos casos a los ojos, la nariz, y otras estructuras que son muy importantes”, expresó.
Por último, “los carcinomas espinocelulares, que pueden ser poco agresivos o muy agresivos, dependiendo del momento del diagnóstico y de la inmunidad de la persona. Pueden dar metástasis a ganglios y también a otros órganos, pero es mucho menos frecuente.
Autoexamen y control médico
La aparición de manchas o lunares y, especialmente, la variación en tamaño, forma o color son aspectos centrales del autoexamen.
Los dermatólogos aconsejan seguir la regla del ABCDE y realizar un autoexamen en forma mensual sobre los lunares teniendo en cuenta lo siguiente:
- A: Analizar si son asimétricos.
- B: Chequear si sus bordes son irregulares.
- C: Contemplar la coloración, si es variada y si hay cambios de color.
- D: Prestar atención al diámetro, consultar con un dermatólogo si son mayores a 6 milímetros.
- E: Estudiar su evolución: si genera picazón, sangrado o costras.
En caso de observar cambios de un mes a otro o de registrar en forma positiva algunos de los puntos del autoexamen, se aconseja concurrir al dermatólogo.




