Arte y Cultura, Teatro

CRÍTICA / TEATRO: “Dos locas de remate”

LA SANGRE ES MÁS ESPESA QUE EL AGUA

Por Virginia Ceratto
(especial para mdphoy.com)

“Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su modo” escribía Tolstoi.

Y esta sentencia se ratifica en esta obra.

Dos hermanas adultas, separadas no solo por largo tiempo sino por sus características absolutamente diferentes, se reencuentran por la adversidad. No las une el amor, ¿tal vez? Sino el espanto, en términos de Borges.

A quienes vieron la versión en cine titulada “Agosto”, o la teatral, les adelanto que tiene mucho que ver, pero distinto. Porque en esta pieza la risa arranca desde la toma congelada de la primera escena y el ritmo, que comienza alto, sigue hasta el final. Sin tregua.

¿Qué puede pasar cuando a dos desastrosas las une un desastre? Solamente se sabrá al final.

Con la avezada dirección de Manuel González Gil, quien nos ha acostumbrado a su mano precisa, estas dos actrices se lucen sacando chispas.

Verónica Llinás es digna de su propia herencia de las Gambas y compone su personaje con TOCS que seguramente no son fáciles de sostener en una tragicomedia en donde lo físico es… pura comedia, y lo logra a pesar de los pesares de esas particularidades que logra naturalizar al extremo. Y es interesante resaltar la versatilidad de una actriz con un rango que puede llegar a la tragedia en personajes como la víctima en la serie basada en el clan Puccio o esa conmovedora mujer de los perros -propio libro y dirección- y esta hembra totémica que está para un congreso de psiquiatras.

Por su parte, Soledad Silveyra agiganta su figura diminuta, corporalmente hablando, y su miseria, literalmente en su rol, elaborando un personaje de una sensatez que abruma, porque reafirma que la necesidad tiene cara de hereje. Su Catalina ha padecido el dolor y lo comprende y rema en un dulce de leche agrio que, de paso, aporta una reflexión social totalmente actual.

Ambas, en sus personajes, fastidian y enternecen, a la vez. Y de distinto modo, porque las lecturas de su vida pasada juntas, y de su vida separadas, son diametralmente opuestas y sin embargo convergen en una línea de Fito Páez: “la sangre es para adentro nada puedes hacer”.

Impecable y funcional escenografía. Excelente la iluminación que marca climas y ubica en los monólogos interiores.

Para ver, recomendar… y de paso, darle una miradita al álbum familiar que todos tenemos en algún estante de la biblioteca. Pueden revelarse muchas cosas, como para reparar.

PD: Excelente producción que exige el pase sanitario. Teatro que cuida. Y se agradece.

Ficha técnica:

Con Soledad Silveyra y Verónica Llinás. Dirección de Manuel González Gil.  Libro de Ranón Passo. Teatro Mar del Plata (Luro y Corrientes). Lunes y martes a las 21:00.

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