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CRÍTICA / ARTE: “Belleza y felicidad”

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MUJERES, ARTE Y FEMINISMO BARRIAL

Por Virginia Ceratto

(especial para Mdphoy.com)

Días pasados se llevó a cabo en el MAR una lectura de los poemas de algunas de las mujeres que integran el proyecto “Belleza y felicidad”, de Villa Fiorito, en el marco del 8M y de la Muestra Premio Adquisición de Artes Visuales. La presentación, así como la actividad que tuvo lugar el sábado anterior en un espacio de la UNMDP, tuvo la curaduría de Luciana Caamaño.

“Belleza y felicidad”, que comenzó en el 2000, y se extendió, a lo largo de sus dos décadas de ejemplar funcionamiento, tiene en la actualidad un taller textil y varias expresiones artísticas que pueden designarse, pero no encasillarse, en un feminismo barrial. Y digo UN feminismo, porque sabemos que hay varios, y no todos se inscriben en iguales temáticas, ni problemáticas, ni se dirigen a un público único sino a los  heterogéneos. Y la comprobación fue manifiesta en la convocatoria, pobre, apenas algún flyer, en el MAR de nuestra ciudad, cuyo público está más dispuesto a las inauguraciones de artistas reconocidos como tales, conocidos o no, que a verdaderas experiencias que podrían ser interactivas si la participación, atada a la comunicación, fuera algo más que una mera asistencia.

Y eso cuenta, asumo, por parte del interés de los responsables locales.

Y si la asistencia fue escasa, no se debe al indudable valor de las experiencias transmitidas por estas mujeres que llegaron desde Fiorito, sino a una descuidada difusión de la actividad, por demás interesante y enriquecedora.

Insistiré en algo que he comprobado a lo largo del tiempo: cada cual atiende su juego. Dicho de otra forma… Quienes participan de ciertos espacios se ocupan solamente de sus muestras y no interactúan con las ajenas. Una lástima que lastima. Y se repite. Hay acontecimientos que cuentan con la presencia de autoridades y registros varios, y hay otras, más vívidas incluso, que apenas se dan en los metros cuadrados cedidos. Sé que a estas protagonistas estas formalidades les deben importar muy poco y sé que han tenido recepciones formidables.

Con envidiable alegría, Paola Giménez, Gisela Rivas, Julia Díaz, Sasha Giménez y Mayra Giménez fueron registrando su paso por la ciudad, junto con sus hijos, en las redes. Su Belleza en la lidia cotidiana es conocida por quienes seguimos el proyecto y su Felicidad estuvo en la orilla, en el agua. Ojalá también el MAR, espacio que se precia de albergar expresiones no convencionales y que, curiosamente, les cedió, por brevísimo tiempo, una sala del primer piso para la lectura de ese poemario que relata sus vidas de lucha y sus proezas diarias para alcanzar promoción social para ellas, sus hijos y su comunidad, y las dejó a la intemperie poco más tarde, cuando mostraron la producción de las remeras de su taller textil y sus antologías literarias: un banco de piedra frente al Lobo marino de la Minujín, a media luz, cayendo la tarde bajo una llovizna incómoda y fría. Nada las detuvo: ellas saben de intemperie.

Raro, porque se dijo que la venta estaba prohibida en el Museo siendo que, paradojalmente, hay percheros con remeras, seguramente de autor. Raro, porque la planta baja no tenía en ese momento ninguna muestra, y hubiera sido un espacio más amigable, en términos de temperatura y no digo iluminación, sino alumbradón -caía la tarde-  y porque seguramente hubieran despertado  al menos la curiosidad de los comensales del bar. Es más, se los podría haber invitado.

Por supuesto, ellas le pusieron entusiasmo, garra. La intemperie, siendo algunas de ellas cartoneras, no les es ajena y bromeaban con encender las linternas de los celulares para que lo exhibido se viera.

Desde hace más de dos décadas, Fernanda Laguna con Cecilia Pavón fundaron “Belleza y felicidad” en Capital, clave en la escena del 2001, lo que es un dato…  y desde ahí, pasó a Fiorito, a un baldío con un galpón, con talleres para adultas y chicos, logrando un anclaje en el arte contemporáneo argentino que, tal vez, no fue debidamente tenido en cuenta en el MAR, el de cemento. De piedra.

Arte textil, fotografía, poesía siguen su curso creciente, con varios hitos en varios espacios. Y el MAR podría haber sido uno de ellos. Pero no estuvo a la altura de la propuesta y quedó en una lectura, trascendente e inolvidable para quienes asistimos y tuvimos el privilegio de conocerlas personalmente, aunque la ciudad y el propio espacio no advirtieran el valor y el tesoro que estaba transcurriendo en ese momento.

Afortunadamente, “Belleza y felicidad” no depende que la mirada de los otros, afortunadamente crece, afortunadamente su testimonio transcurre en los cuerpos de quienes llevan esas remeras con leyendas que las propias mujeres eligen. Ejemplo: “Amo la cumbia pero sus letras no me representan” es sin duda, un documento mucho más valioso que cualquier manifiesto feminista y supera el clima de época.

Para quienes no se enteraron, sugiero buscar en las redes como “Belleza y felicidad”, donde está este recorrido que promete más en el sentido de una procura de futuro que muchos despliegues teóricos rimbombantes.

Por suerte, la playa fue generosa y sumó Felicidad a la Belleza que ellas le legaron.

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