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Con vos, empecé a amar la radio…

 

Me llevaste literalmente de la mano a mis 18 o 19 años de edad, por primera vez a LU6.

Ya eras el más grande y reconocido de la ciudad. Era imposible caminar junto a vos por la calle, llevándote tus miles de papeles y carpetas, porque cada 20 metros, cuando, por suerte, no existían los teléfonos celulares con cámaras de foto, te paraban para saludarte y pedirte un autógrafo… y siempre con una sonrisa accedías.

Escuchabas a los vecinos que te pedían que Canal 8 vaya a registrar lo que pasaba con los baches en sus barrios, y también estabas con Maradona en Japón, y volvías para que los nadadores desconocidos de aguas abiertas, te agradecieran por el espacio que les dabas en la radio.

Cuando empecé a crecer, y vos seguías siendo LA CARA DEL PERIODISMO DEPORTIVO DE LA CIUDAD Y LA ZONA, te trepabas conmigo con más de 50 años de edad a UN TECHO EN MADARIAGA, con una silla de madera desvencijada al aire libre para comentarme en una ignota 88.1 F.M SPORT, un partido entre el León de Madariaga y Kimberley dirigido por “Merengue” García, por amor al arte, sin cobrar un sope, pero para acompañarme.

Todo lo que viví con vos fue fuerte, como los mundiales juveniles Sub 20 y Sub 17 (Qatar 1995, por ejemplo) que por Canal 8, llegaban a fines de la década de 1990, solo audio ambiente de la OTI, y me llevaste a relatar con vos de analista, y después la gente te pedía: “llevá al pibe de nuevo a relatar, que así salimos campeones de nuevo”.

En algún momento, hasta fuiste un padre “sustituto” para mí, y por eso “Arielito” era casi un hermano menor. La dulzura de Isabel (tu compañera que te bancó todo y más) y tus amigos, que pasaban a ser mis amigos o casi “tíos”, porque vos les transmitías tu ternura hacia mi.

Siempre dije que vos fuiste MI MAESTRO DEL PRIMARIO en el periodismo, pero tu manera de caminar la vida y el compromiso hasta tus últimos días, con este oficio, y también con la sociedad, participando del brazo con tu amado hijo en las marchas que reclaman por sus derechos, te pintaron de cuerpo entero y me siguieron enseñando por donde ir.

El “CHOLO” DE MAR DEL PLATA, con homenajes en vida como tu nombre estampado en una de las cabinas del José María Minella (que recordará tus peleas contra los poderosos de El Gráfico y el futbol de verano, cuando era más cómodo estar al lado de ellos y te enojaba que despojaran al municipio dejando “migajas”).

La callecita con tu nombre en Mar del Plata; el nombre del estudio de la radio F.M 96.5 lleva tu nombre, y estuviste en esa inauguración, muy emocionado por cierto. Porque estuviste en la fundación de esa emisora cooperativa, ya que vos llegaste desde el cooperativismo del Banco Zonanor.

Decenas de premios a tu trayectoria y hasta las últimas horas en este plano, con el grabador de casettes en mano, registrando todo lo que pudiesen en cuanta convocatoria de prensa existía de domingo a domingo, aún con 88 “pirulos”.

Todos los que quedamos por aquí, sabemos que serás comentario en las anécdotas más divertidas de las reuniones de periodistas y deportistas, porque tu buen humor, era tan distinguible como tu particular voz, que no necesitaste educar para resaltar entre todos los demás, por calidad periodística y bonhomía, sin importar si el criticable era o no poderoso.

Nadie tiene ni “a” para señalarte por “muertos en el ropero”. Difícil encontrar a un “criticón” sobre tu accionar, aunque por ser tan humano como eras, habrás tenido tus miserias, pero cuesta creerlo a los que te conocimos, admiramos y sentimos tu cariño, esa palmadita, esa sonrisita, y una facha terrible.

Estoy seguro que viviste 88 años cómo los quisiste vivir… amado por todos los que te conocimos.

CHAU

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