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CFK puso al FdT en modo suspenso

La autoexclusión electoral que Cristina Kirchner anunció el martes, minutos después de ser condenada por corrupción e inhabilitada a ejercer cargos públicos, funciona como una variación de una de sus tácticas predilectas. Si bien se trató de un nuevo ejercicio de la sorpresa como herramienta política, la antelación con que lo hizo, a poco más de seis meses para el cierre de listas, contradicen su historia y abren el margen para una duda: ¿quiere dar tiempo para una reorganización del Frente de Todos o se trata de una decisión reversible?

Uno de los dirigentes para quien la respuesta a ese interrogante es más dramática es Axel Kicillof. A nadie como a él, dentro del oficialismo, podría trastocarle los planes la movida de la Vicepresidenta. Y eso por dos razones: 1) Si Cristina no encabeza la boleta presidencial, vuelven las presiones para que lo haga él. 2) Su ausencia (aquí no importa si es del tramo presidencial o de senadores) hace más complejo para el Gobernador el control del juego de algunos intendentes del PJ. O dicho de modo más directo, lo expone más a ser traicionado.

“Quien pretenda que sabe qué va a hacer Cristina en junio miente, con la única excepción de Máximo”, definen al lado del Gobernador. Es una aceptación de que el escenario mutó: hasta que habló Cristina la certeza en el plan reeleccionista no tenía fisuras. Pero a la vez, el propio Kicillof refirmó, en una entrevista en C5N, es decir, en público, dónde se para hoy: “Desde el Gobierno de la Provincia seguimos trabajando para tener la mejor gestión, y que sea el camino a la reelección. Aspiramos a seguir gobernando la provincia”, dijo.

Hay una razón detrás de esa declaración: hasta ahora, Kicillof no recibió ninguna contra orden del plan para intentar un nuevo mandato, que asumió en diálogo directo con CFK en diciembre y bautizó 6 por 6. El resto de su estrategia se desprende de la lectura de discurso post condena, que la reunión posterior en Ensenada solo profundizó: Cristina le habló a un oficialismo al que considera acomodaticio con lo que llama el “poder real” (especialmente con el Grupo Clarín) y demasiado confiado en que al final llegará ella para rescatarlo en las urnas.

“Gestión y demostrar que nosotros mencionamos a Magnetto y no tenemos acuerdo con él, como otros compañeros: solo hay que ver el tipo de cobertura que recibe cada quien en Clarín”, desafían, crípticos, cerca del Gobernador el plan para seguir contando con la bendición de CFK. Hay otros expedientes que podrían ayudarlo. 1) Más allá de que lo probado hasta ahora es que retiene el voto de CFK, no hay otro pre candidato del FdT mejor instalado. 2) Si tiene éxito en controlar la inflación, Massa posiblemente se anote en la carrera presidencial, casillero que también podría ocupar Eduardo “Wado” de Pedro y del que, vale recordar, Alberto Fernández no se bajó aún.

Mientras, el “operativo clamor” se pondrá inexorablemente en marcha, sin que sea fácil discernir si CFK lo alienta o no. Quienes están más activos son los comensales de Punta Lara: Kicillof, ministros, intendentes, legisladores (algunos camporistas, como el propio Máximo, Larroque o De Pedr) y sindicalistas de una mesa que ya funcionaba hace unas semanas y a la que la vice visitó para bendecir como brazo operativo. “A dónde vamos, lo primero que escuchamos es `Cristina Presidenta, como bajarse de eso”, es la frase que más se escucha allí.

Hay que hacer una salvedad: algunos de ellos piensan el “clamor” como una necesidad aún en la hipótesis de que, como dijo Larroque (avalado por los antecedentes del caso) cuando la Vice toma una decisión de este tipo, es difícil que dé marcha atrás.  La movida serviría, en esa mirada, para mantener la centralidad de Cristina, elemento unificador y convocante del oficialismo. Mario Secco, el organizador de mitín de Ensenada, fue de todo modos directo hoy: “sin Cristina en la boleta, estamos al horno”, planteó sin eufemismos.

Casi como un espejo invertido de la afirmación de Secco, en PRO y la UCR nadie cree en la retirada de CFK, por una razón: sus números en las encuentras. “No trazamos ningún escenario electoral sin Cristina porque no creemos que la suya sea, hoy, una decisión definitiva”, dicen en el campamento de Larreta/Santilli. El razonamiento se basa, sobre todo, en la realidad bonaerense: si la vice tiene un piso de 30 puntos a nivel nacional, que nadie emparda en el FdT, en distritos como La Matanza está por encima del 50%. Lo dicen en base a datos propios.

Un par de ítems completan la lectura de la oposición. 1) El larretismo cree que, si se diera la salida de CFK, la postulación de Macri (y otros halcones como Bullrich) se debilitaría. 2) Eso favorecería el plan de unificación de candidaturas en PBA bajo el modelo 2015 (varios candidatos a Presidente pero solo Vidal-Salvador a la gobernación) en el que trabaja Santilli. La premisa de eso es que para ganar Nación primero hay que ganar Provincia, donde no hay segunda vuelta.  “Hay que usar las PASO como primera vuelta y la general como balotaje”, es l estrategia. Curioso, o no tanto: en la Gobernación piensan bastante parecido.

.Por Andrés Lavaselli

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