Distintos analistas coinciden que el episodio vivido por Diego Brancatelli, increpando la semana anterior a la gobernadora María Eugenia Vidal en un show político televisivo, resultó un envión decisivo para empujar a indecisos y participar en las PASO, la asistencia aumentaba las probabilidades de CAMBIEMOS.
Al borde de la indignación, la gobernadora Vidal cometió lo que en su vocabulario público fue todo un exabrupto, “me rompí el que te jedi”recorriendo la provincia de Buenos Aires. Esas palabras de la gobernadora, encendieron el alto rechazo que despierta el personaje que Brancatelli inventó para sobrevivir en el kirchnerismo y en su papel en la televisión. Es interesante visualizarlo, para saber qué es lo que no hay qué hacer, aunque el marketing indique lo contrario.
Cómo se recordará en 1983 el ex presidente Raúl Alfonsín, por la Unión Cívica Radical e Italo Argentino Luder, por el Partido Justicialista, llegaron con una paridad llamativa al último tramo de las elecciones que nos llevaron a recuperar la democracia. En actos de cierre que se llevaron a cabo en la Avenida 9 de Julio, Alfonsín y Luder, hablaron ante multitudes que se estimaron en un millón de personas.
Luder fue acompañado por el candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Herminio Iglesias, quien tuvo la infeliz ocurrencia de prender fuego un ataúd con el escudo de la UCR, sobre el escenario que ocupaba el candidato presidencial del P.J. Esa imagen condenó la suerte de Luder, quien además viajaba con el proyecto de la ley de amnistía a los militares, que habían desencadenado la mayor represión que derivó en la tragedia de los desaparecidos.
Esa conducta todavía hoy se considera como relevante a la hora de definir el voto en 1983, cuando la premisa era recuperar la democracia como lo pregonaba Alfonsín, histórico ganador de la elección que terminó con la dictadura militar y rescató la participación ciudadana, un ícono de la campaña del líder radical, quien cumplió una misión trascendental para la vida institucional de la República Argentina.
En 2017, la viralización en redes sociales, permitió que el video del enfrentamiento entre la gobernadora y el panelista K, fuera un quiebre, una bisagra que obró a favor de la figura política de mayor predicamento nacional. La defensa del kirchnerismo en manos del panelista, jugó un papel inversamente proporcional, coucheado logró el efecto contrario, intentó apretar a la gobernadora que lo ridiculizó al aire frente a millones de personas. Otra etapa que se ha cumplido.