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Abad, el alfarero que muchos esperaban y muy pocos vieron llegar

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Maximiliano Abad y Mario Negri en la movilización del 27 de febrero en el Monumento a San Martín en Mar del Plata.

 

 

Maximiliano Abad trabajó en una interna partidaria provincial, que ordenó no sólo a la UCR, sino que hasta metió dudas en términos políticos, en la mensura de la relación con el PRO, fundamentalmente. Que no discutía ni debatía, sino que imponía.

No era un destrato era desprecio, reflexionaban los que lo sufrieron,  por estos horas corre una sensación de que en la misma mesa se ha modificado la distribución de las cartas. El poder repartido más democráticamente, como ocurre siempre cuando la gente se expresa en elecciones. Y si los acuerdos no fluyen, los ciudadanos agobiados deben apelar a las urnas.

La trascendencia se pronuncia más rotundamente, con la dinámica partidaria que permite la irrupción de Facundo Manes. Atar una interna tan crucial, con mucha participación en relación a otras, fue la mejor señal para un radicalismo que venía  mustio. No fue una elección de aparatos ni estructuras, como sostienen quienes se empeñan en bajarle el precio.

Esa demostración en rigor libera a Manes y sacude hasta su principal socio en la coalición, con tal impacto que lo sumerge en una incómoda posición, que deja a los Macri (Mauricio y Jorge) y a Patricia Bullrich como veedores en la práctica, pero no al borde del camino, sino como un aporte que evitó desgastes, una gran contribución cuyos resultados habrá que esperar en los sucesivos turnos electorales.

A tal punto estiró la cuerda Rodríguez Larreta, que propuso un acuerdo para que encabece Diego Santilli la lista a diputados nacionales en Provincia de Buenos Aires. Su interlocutor, Ernesto Sanz rechazó de plano esa sugerencia. No hay retorno, sino compulsa en las PASO.

Hay un evidente cambio de ánimo, y Larreta, con Diego Santilli, salió a jugar adelantando su ambición presidencial, como sucedió en 2019 con el Plan V (por Vidal) que el propio Mauricio Macri desbarató en la Residencia Presidencial de Chapadmalal.

Ahora la UCR se insertó con credenciales propias y con un candidato que se instaló casi de manera fulminante, con un prestigio profesional ganado, Facundo Manes se comprometió en la vida política, se metió de lleno e inundó el ambiente de aprobación, subiendo la vara de la exigencia.

El siguiente extracto pertenece a infobae.com

  • “¿Ustedes cederían el primer lugar en la lista?”,le preguntó el ex senador radical (Sanz). “No, Diego (Santilli) no se baja”, fue la respuesta del alcalde porteño (Larreta). 
  • “Bueno, nosotros tampoco bajamos a Facundo (Manes)”,le retrucó Sanz y allí quedó en claro que ni el PRO ni la UCR están dispuestos a ceder el protagonismo electoral en la Provincia y que se jugarán mucho más que una candidatura en las primarias del 12 de septiembre.

“El ex senador de la UCR llegó hasta el edificio vidriado de la calle Uspallata, sede de la administración de la Ciudad, no como un enviado oficial de su partido sino como un dirigente de fluida relación con el alcalde porteño y, sobre todo, como padrino político de Maximiliano Abad, el ascendente titular del radicalismo bonaerense y uno de los gestores de la postulación de Manes”

El neurocientífico no llegó aún al techo de conocimiento, tiene mucho para trabajar lo cual es sinónimo de crecimiento, como la indican las tendencias. Más apertura, nueva visión y con menos de un mes de su lanzamiento, induce a la tracción necesaria para competir en el territorio más hostil para la oposición, dónde se pierden y ganan las elecciones, que definen el futuro en este país.

Este contexto no hubiera sido posible, si Abad no modelaba su acción política en el distrito donde se juega el destino del país. Hoy se oxigenó la política y alentó un proceso para volver más solvente la representación que es el fruto de la democracia. No fue la clásica rosca, esta construcción sabe a otro gusto, bien horizontal en principio con mecanismos de recambio.

El diputado provincial con sus convicciones, perseverancia y capacidad de aglutinamiento, mejoró la oferta electoral que conmociona y tiene otros alcances. No sólo a sus socios de la coalición, sino también apunta al oficialismo que comete y padece sus errores no forzados por sus propios méritos. Es hora de replanteos generalizados que los obliga a ser más exigentes en su selección.

Y en este punto, es importante reflexionar sobre las internas partidarias, las que celebró la UCR y abrió la competencia en las PASO

Abad en su jurisdicción ejecutó lo que sembró Ernesto Sanz. La Irrupción de Manes siguió alineando los planetas y Martín Lousteau corona en CABA y está para discutir arriba. Con  Alfredo Cornejo y Gerardo Morales, se suma participación con valor agregado para la expedición que lleve el mensaje, como quedó demostrado en Jujuy.

Existe la sensación que hay una gesta en marcha y el protagonismo pasará a manos de los ciudadanos que definirán cuál es el camino. Habrá que dejar de lado los pecados de la soberbia, el autoritarismo flojito de papeles y el sobredimensionamiento de la discrecionalidad en la aplicación del poder.

La UCR accedió a un protagonismo que se extrañaba en el país. Y dejó atrás esa falsa concepción de que “sólo representaba el 5 % del electorado del padrón general país”. Una consigna potenció con gimnasia a aparatos lentos de reacción, no escapa a la observación como activa los mayores y mejores reflejos de la participación.

“Pedir el número 1 en todas las listas”, también aceleró un proceso de renovación de hecho, con otra ortodoxia para reemplazar un mecanismos de decisiones con consultas de cúpulas. En una semana el ex presidente Mauricio Macri, el intendente Jorge Macri y Patricia Bullrich (presidenta del Pro) debieron apartarse.

Y se produjo otro fenómeno, una revalorización de quienes aportaron su alejamiento. Los primeros datos no son los más halagüeños, para los involucrados. Diego Santilli sentirá el rigor del trasplante donde pocos menos del 40 % del padrón, puede inclinar la balanza electoral.

A María Eugenia Vidal, cuya reticencia a expresarse resultó sepulcral, se fue asociada a una fuga del territorio bonaerense. Debió secundarla en la lista porteña un militante radical, el periodista Martín Tetaz, por tener mayor punch en la caja de resonancia de canales y programas políticos de la Capital Federal, que se amplía a todo el país. Tetaz es muy eficaz en la transmisión del modelo que propondrá lo que ahora ya se llama Juntos.

Abad es un diputado provincial respetado, integra lo que se denomina la nueva camada y exhibió una virtuosa disciplina para rodear un cúmulo de aspirantes y candidatos que son del paladar del 41 %, y que va por más para modificar las presencias opositoras en diputados y senadores de la Nación.

Esta articulación no podía ser más oportuna. Surgió cuando la demanda se convierte casi en súplica. Zafar de la grieta y zanjar climas internos adversos. Un inmediato tránsito hacia las legislativas de noviembre y consolidar una expectativa de salida que frene a un oficialismo que arremete a pesar de las desfavorables condiciones económicas, institucionales, sociales y sanitarias que exhibe a través de su gestión.

Abad desde el 2015, 2017 y 2019 fue llevando un inventario político, en función de los municipios que fue ganando la UCR en la Provincia de Buenos Aires, integrando casi en silencio Cambiemos y Juntos Por el Cambio, una coalición que no escapó a la modernización de los gobiernos.

Con esa base sustentación desde que comenzó a consolidarse allá en Gualeguaychú.  En 2011, el año del 54 % de CFK, la UCR había quedado a una diferencia de 40 puntos. Hoy existe un final abierto, con única certeza, el fortalecimiento del poder político y funcionamiento de las instituciones de la República.

Es denso y complicado perforar las estructuras, demasiado tiempo agotado y todo un pueblo postergado, que en algún momento debe ser reivindicado, la política lo está haciendo padecer hasta llevarlo al borde del abismo. Ahí es dónde estamos y desde dónde deberemos salir con urgencias que no saben de mayores demoras.

Jorge Elías Gómez

 

 

 

 

 

 

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