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De escasa inserción en la campaña del territorio que define elecciones en nuestro país, el diputado provincial Maximiliano Abad, no logró hacer fluir en el territorio bonaerense la espina dorsal del radicalismo, como aseguraba cuando accedió al primer lugar de la lista de Patricia Bullrich.
Magra cosecha, que tuvo algunos mojones que distan de lo ideal, por ejemplo hacer campaña en La Matanza desde una concesionaria Toyota, como se difundió en redes sociales. No cierra La Matanza y una concesionaria de primera línea mundial, como un lugar dónde haya que ir a pelear con el kirchnerismo más duro de la provincia. Puede considerarse como un error estratégico.
Aunque tampoco habría sido auspicioso cómo Juntos Por el Cambio debió llenar la capacidad del gimnasio del Club Quilmes en el último acto. Después del cierre del comité existe como un desistimiento para concurrir salvo casos de militancia tipo piquetera. Hubo mucha asistencia de las localidades más cercanas de la Quinta Sección.
Así se la pudo ver a la funcionaria y candidata Vilma Baragiola, recibir un reporte del cumplimiento consignando que fueron “2 colectivos”.
Pero ayer este cúmulo de aporte ralo, llegó a la difusión por redes sociales de la actividad política del legislador, cuando visitó una veterinaria en el Barrio La Perla para hacer proselitismo con la entrega de boletas, o tal vez intentando convencer al profesional de la atención de mascotas, que vote por Diego Garciarena a diputado provincial.
Es muy parecido a un primo hermano de la mano derecha de Abad.
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