
«Basta de rosca: hay que hablar de gestión y de la resolución de los problemas de la gente», dice Lionel Chiarella el hombre ungido por la UCR, para encolumnar en el país a correligionarios doblegados por una realidad que agobia, desanima y destruye. El lugar de Chiarella, era la aspiración de un senador nacional por la Provincia de Buenos Aires, que cumple su tercer año de mandato.
Así, en el mientras tanto, respondiendo a Patricia Bullrich votó Maximiliano Abad en su última sesión en la Cámara de Senadores. “Pato” lo eligió por sus “valores y convicciones”. Maxi no habrá dejado de considerar, también en ese mismo momento cumplía con su esposa, la flamante vice rectora de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Quien también tiene sus asientos ocupados en el Colegio de Abogados y en el Juzgado de Faltas de General Pueyrredon
Marina Sánchez Herrero ha acumulado poder desde su nula militancia radical y corta trayectoria política. No ha dejado de ser mencionada como eventual integrante de la Suprema Corte de Justicia a través de negociaciones con Axel Kicillof. Su corto itinerario político ha sido sumamente fructífero, Abad es además un voraz padrino político y ahora se especula que en otro acuerdo con intercambio de votos, Marina sería impulsada al Consejo de la Magistratura de la Provincia de Buenos Aires. El devaluado Kicillof tiene a su alcance esa carta para jugar, debido al pragmatismo del consorte de Marina. Ya como antecedente, había recalado como moneda de cambio para que Federico Thea (hombre de confianza de Kicillof) asumiera en un lugar clave: Presidente del Tribunal de Cuentas de la Provincia de Buenos Aires.
Abad viene de liquidar a la UCR bonaerense, hundirla con Nuevos Aires y convertirla en un despojo. Prolonga la hoja de ruta que inauguró con el Manuel Mosca de María Eugenia Vidal. El último escalón fue la consigna política de ser la escribana de la mayoría propia que fue alfombra roja del PRO de Guillermo Montenegro. Así han desbaratado a Mar del Plata con el berreta color violeta que consuma la reducción de argentinos con lemas de prosperidad que habrán de venir.
Según crónicas de medios colegas: “En paralelo, el radical Maximiliano Abad adelantó el acompañamiento de su bloque al Presupuesto 2026, aunque marcó reparos sobre el sesgo del ajuste planteado por el Ejecutivo. El senador bonaerense sostuvo que la Argentina necesita una agenda orientada al desarrollo productivo, con especial atención en sectores como la pesca y el turismo, y remarcó que contar con un presupuesto aprobado es “indispensable para el funcionamiento de la República y para recuperar credibilidad institucional”.
Y agregan: “Sin embargo, Abad expresó una fuerte preocupación por la reducción de partidas destinadas a educación y ciencia, áreas que consideró estratégicas para cualquier proyecto de crecimiento sostenido. En ese sentido, recordó que la inversión en ciencia y tecnología representa actualmente apenas el 0,149% del PBI y cuestionó la mirada del oficialismo sobre el rol del conocimiento en el desarrollo económico”.
Se trató de un voto en modo jeroglífico que debía dejar conforme a demasiada gente contenida por los compromisos. Pero para leerlo hubo que remitirse a Jean Francois Champolion el experto en lecturas jeroglíficas.
Agregó más confusión, no es precisamente un pre claro y así lo advierte Chiarella «Basta de roscas».





