
Y en esa misma onda los fondos afectados son desviados, entre ellos los que deben destinarse a las medidas de seguridad de los accesos a las playas del Sur, donde una pobre inocente dejó su vida en «La Ciudad del Si», el slogan publicitario preferido por el elenco de Montenegro. No es la primera víctimas fatal en estas circunstancias y hay que animarse a sostener que lamentablemente tampoco será la última. El rédito electoral de la casta política construye una ciudad donde sólo avanzan peores condiciones de vida, reina la inseguridad pública y la desinversión urbana. Cuando actúa la justicia también mira para otro lado.
La tragedia ocurrida este miércoles en Barranca de los Lobos volvió a encender un reclamo que en el sur de Mar del Plata lleva años sin respuesta: las bajadas a las playas, desde Playa Serena hasta los balnearios más australes del distrito, muestran un deterioro creciente que se vuelve especialmente preocupante a las puertas de la temporada de verano.
Comentarios
Mientras tanto, en redes sociales abundan los comentarios sobre “bajadas públicas en ruinas”, “servicios abandonados” y estructuras que se derrumbaron y nunca se arreglaron. Organizaciones como la Asamblea por los Espacios Públicos vienen alertando desde hace años sobre la “desidia del Gobierno municipal” con respecto a estos temas.
Contrastes
La zona de Barranca de los Lobos, uno de los paisajes más bellos de la costa marplatense, también exhibe sus contrastes: la vista es imponente, pero algunos accesos están tan deteriorados que se vuelven una trampa.
Y, como si el riesgo estructural no alcanzara, el año pasado se registraron varios robos a autos estacionados en el sector mientras los usuarios descendían hacia la playa.
Reclamos
Los reclamos vecinales apuntan a dos cuestiones centrales: cercar los puntos más peligrosos, reforzar plataformas, instalar barandas y colocar señalización clara y visible, y también limitar las conductas imprudentes. Es decir, los casos de personas que se acercan al borde del acantilado para sacarse fotos, que descienden por escalones rotos o que estacionan demasiado cerca del precipicio.
Los carteles de advertencia solo aparecen en algunos puntos y, según los vecinos, son insuficientes.
En Playa Los Lobos, incluso, señalan la existencia de una escalera inconclusa de piedra y madera, sin barandas y con un largo historial de accidentes.




