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El peronismo no es un partido de la democracia ni de los trabajadores

Alfonsín                            237 días

Menem                          1.220 días

De La Rua                          76 días

Néstor Kirchner           1.415 días

Cristina Fernández      1.807 días

Mauricio Macri               483 días

Alberto Fernández        Sin paros

Javier Milei                       45 días

El cómputo es irrefutable. Cuántos días demoraron la GCT y y el PJ en hacer el primer paro nacional a un presidente no peronista.

Definitivamente. Ha traído a la rastra a los argentinos  desde 1983. La ventana que se abrió con elecciones históricas inauguraba un período que es difícil sostener. Una fuerza política que genera una dinámica desestabilizadora y golpista, es su ADN, la conspiración permanente.

Ya volvió inútil el proceso que nació con el doctor Raúl Alfonsín, con una propuesta de mínima como objetivo: entregarle el poder y la banda presidencial a otro hombre surgido de elecciones libres.

No fue una época fácil. La dictadura militar provocó el mayor estrago del enfrentamiento armado que costó la vida de miles de argentinos y personas desaparecidas.

Sólo 8 meses fueron suficientes para que el 3 de agosto de 1984, Saúl Ubaldini (luego diputado nacional del PJ) lanzara la primera medida de fuerza contra el gobierno que había llegado para restaurar la democracia.

Una lección que el mundo observó como ejemplo internacional, fue el juicio que arrojó las condenas para los responsables del uso de la fuerza del Estado, para combatir a fuerzas subversivas que alteraban el ordenamiento del poder político apelando a organizaciones  clandestinas.

Se dirimía en esa instancia, cómo resolvían en el peronismo la presencia de María Estela Martínez de Perón, que había asumido sucediendo a Juan Domingo Perón, el iniciador del PJ en la década de 1950 y que murió el 1º de Julio de 1974.

Los enfrentamientos armados desatados, se sucedieron hasta la instalación del gobierno militar en 1976, a través del derrocamiento de la viuda de Perón, y asume la junta que encabezó Jorge Rafael Videla e integraron Emilio Massera y Orlando Agosti.

Cómo se vive bajo gobiernos militares provoca el rompimiento de la institucionalidad. Fueron siete de años de excesos y pérdidas de libertades de todo tipo, hasta la de la libre circulación de los habitantes por las calles del país.

Alfonsín libró una verdadera epopeya civil y política, en una campaña en la cual sostuvo que irían a juicio los integrantes de todos los miembros de las juntas militares del denominado Proceso de Reorganización Nacional.

El peronismo con Italo Luder como candidato presidencial del PJ,  no contenía entre sus enunciados electorales  el juzgamiento de una represión, que hoy todavía lloran muchos argentinos.

Saúl Ubaldini líder de la CGT, encabezó 14 paros generales al gobierno de Alfonsín, quien no sólo debía restaurar el régimen democrático, sino que tuvo que sortear las consecuencias de la pérdida de la guerra del Atlántico Sur, en el intento de recuperar las Islas Malvinas.

Galtieri con los militares en retirada había declarado la guerra para no perder el poder y el control del país, la recuperación de Malvinas ofrecía reinvindicar un derecho histórico para el país.

Algo que transportado hasta nuestros días, fue el intento de Sergio Massa de acceder a la presidencia como ministro de Economía de la Nación, lo cual desembocó en una crisis económica que no tiene precedentes, bajo la presidencia de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.

Se cumplieron hoy sólo 45 días de la asunción de Javier Milei y la corporación conspirativa de la oposición ya comienza con el sistemático plan de obstaculización, con los mensajes terroríficos de expresiones como las de José Albistur, de Pablo y Facundo Moyano, quienes son parte de la conducción del PJ y otros dirigentes del mismo quienes también hablan desde el Club del Helicóptero.

Hubo varias CGT en los últimos 40 años, hay gremios en ATE en la CTA, organizaciones de izquierda que se organizan políticamente como la oposición, disintiendo con el oficialismo y haciendo sentir sus protestas, a través de piquetes que también son una alteración del orden público, con los cuales  canalizan indebidamente sus protestas.

Estas conductas van desabasteciendo el Estado en su conjunto, deforman las estructuras y una de las salidas son las financiaciones de la política que ingresan a los presupuestos públicos de gobierno y/o hacia las empresas públicas hasta con prácticas de nepotismo.

La casta política existe como dice Javier Milei y está enquistada en la Nación, provincias y municipalidades. No es fácil extirparla, ya que es parte del problema.

Ayer, prolijamente ocultado por los organizadores del acto de protesta, estaba el gobernador Axel Kicillof, el más expectante candidato presidencial del PJ, quien gobierna la provincia que tiene casi el 50 % del padrón electoral.

Kicillof fue reelegido por los bonaerenses pese a que padecen la inseguridad como es el reciente caso de la ejecución de Umma, una niña de 9 años en La Matanza.  La atención de la salud colapsada a través de IOMA, la obra social que administra el gobernador a través de una recaudación que mantiene de rehenes a los agentes oficiales. IOMA literalmente es una estafa.

Mientras tanto que sustenta su base electoral con la cuenta DNI, que instrumenta a través del Banco de la Provincia de Buenos Aires, y aporta fidelidad a través de un plan que asegura a una familia el acceso a la canasta de alimentación, con una suma que calma el hambre y genera la pobreza que creció hasta el 50 % de la mano de Sergio Massa.

La corrupción política no escapa a la carátula de la casta, que involucra a la motosierra que caracterizó Milei quien fue y es una incógnita, pero es la instancia que nos ofreció la debacle del peronismo en general. No han escapado la UCR, el PRO y muchos gobiernos provinciales que se han prendido de las frases fáciles como el salariazo y la revolución productiva, en tiempos de recordar.

El actual gobierno de LLA es la pobre opción, que llegó sin gobernadores, sin legisladores, sin intendentes. La CGT parapetada en la defensa de los derechos de los trabajadores aporta su cuota útil de obstrucción. Se convierte en el arma todo terreno que tiene el PJ, para mantener siempre sus pies metidos en el gobierno de turno, cuando lo pierden son operadores de la desestabilización. Viven de ello.

Ya son de manual sus instrumentos golpistas, que forman parte de la biblioteca de la política mal leída y peor entendida. El modelo también es extendido a gobiernos locales, en una práctica que articula la relación con quienes lo sostienen a través de impuestos, tasas y otras gabelas.

El manejo de ANSES, PAMI, IPS e IOMA, más empresas públicas con presupuestos propios son los objetivos para captar recursos que van hundiendo a empleados públicos activos y jubilados, son todos planes sociales en blanco. Como no alcanza existen los Pérsico, los Chino Navarro, los Belliboni de la vida, etc.

Asi se paga la ineficiencia, los precios cartelizados de las empresas del Clan Moyano, la corrupción de Insaurralde y el retiro a Madrid de Alberto Fernández, el ex presidente que nunca fue tal.

JEG

 

 

 

 

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