El año finalizará con un atraso de actualización de haberes del 75 % anual de diferencia, contemplando los índices inflacionarios hasta noviembre, más la estimación de diciembre calculada en el 30 %.
El ajuste que pergeñó el intendente Montenegro, y acordó con los Gilardi boys, obedece a su propia política, es su continuidad y se abren nuevos canales de diálogo de acuerdo al reformateo de áreas, que tiene por lo menos un sello curioso.
Gobierno y Hacienda bajo una sola firma hasta el 2027, es una decisión inédita, que no mueve la aguja, chamuyo o maquillaje nada que no sea más de lo mismo, que ha sido muy pobre, evidentemente.
Si se pretende como se espera, mantener la variable salarial de los municipales con los ajustes presupuestarios de la administración central y entes descentralizados, se mantendrá esta tendencia. Tanto Montenegro como la conducción del STM, acaban de ser ratificados políticamente en recientes elecciones.
La última puntada será aprobar un presupuesto 2024, que ponga en caja estos serios desequilibrios, que sufren los trabajadores municipales en sus bolsillos, mientras que los contribuyentes lo hacen en la calidad y cantidad de servicios que reciben ya no sólo precarios sino que en muchos casos inexistentes.
Habrá que estar atentos a cuál es la respuesta del oficialismo, que hará jugar el mágico número de la mayoría propia, lista a poner a prueba como la escribanía del reelecto intendente, la notaria también fue reelegida.





