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River, a Martín Demichelis también hay que contarle las buenas

River es tan enorme que vive muchas verdades en una: son días de fiesta propia pero también de un sexto sentido atento al rival de siempre. Pasó ayer, en esa fiesta recuperada de los domingos por la tarde, el momento de la semana histórico para el fútbol: tal vez el Monumental intimide más de noche pero es todavía más precioso con sol –y con ese toque vintage del cartel electrónico que recuperó la estética gráfica del Mundial 78, un guiño a la sub sede del Mundial 2030-.

A una semana del 2-0 en la Bombonera, el segundo triunfo consecutivo por torneos locales contra Boca en el año –una racha que no se conseguía desde 2004-, el 1-0 de ayer a Talleres en otro Monumental repleto significó el salto al primer puesto en el grupo A de la Copa de la Liga y una redención contra los cordobeses, el rival más difícil en el año para el equipo de Martín DemichelisPero también, lo que pocos reparan, una diferencia sideral en la tabla anual.

Y sin embargo, como debía ser, el Monumental ayer habló a favor de River y sólo de River. El partido comenzó con “Gracias por esta alegría, de ganarle a Boca, de salir campeón”, y terminó cantando que “Avellaneda, Boca y San Lorenzo”, dicho con otras palabras pero respetando el espíritu de la letra, no nos mueven el amperímetro. River es River.

Hay motivos también para pensar que la crisis interna entre el técnico y los jugadores –que existió, y no fue menor- puede quedar atrás. Tal vez por un tiempo todavía habrá jugadores que pongan cara de fastidio cuando les toque salir, pero a Demichelis –pese a su gravísimo error de comunicación y su insistencia táctica en tocar de más el equipo cuando funciona, como el extraño dibujo que terminó ayer el partido, con Paulo Díaz de lateral y Marcelo Herrera de volante- también hay que contarle las buenas, e incluso las muy buenas.

Estamos en octubre pero falta mucho para que termine el año: la definición de la Copa de la Liga, alguna de esas finales que la AFA provee y dispone y, teniendo en cuenta que todo lo que hace Boca repercute en River y viceversa, la final ajena en Brasil. Mientras tanto, el Monumental agradeció el segundo triunfo en el clásico: “Gracias por esta alegría, de ganarle a Boca, de salir campeón”. Aunque perfectible, gestión Demichelis.

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