
Desde 2009, o quizás antes, River ya no es sólo un objetivo deportivo, sino forma parte de emprendimientos políticos. Nada nuevo en el futbol nacional infectado de estos lamentablemente malos ejemplos.
En Núñez todo arrancó cuando Daniel Alberto Passarella desafió a toda la corporación política, que intentaba tomar el mando de la institución. Muy pocos ganan una elección por 4 votos como ocurrió en 2009. A Passarella debía irle mal, sino River Plate sería inalcanzable y una mala inversión para otros intereses en juego.
En eso andaba Rodolfo D´ Onofrio como escudero y el primero en tomar la posta en 2013, tras el descenso millonario (recordar luego la mesa del hambre y la reciente foto con el ingeniero Mauricio Macri). A Passarella había que sacarlo escupiendo sangre, un clásico en el léxico político. Tras el desastre de Aguilar, River perdió y recuperó la categoría de la mano de un inolvidable Matías Almeyda.
Pero además Passarella dejó un equipo campeón, del que todavía forman parte Jonatan Maidana y Leonardo Ponzio y los cracks formados en River que se vendieron, eran verdaderas joyas de las divisiones inferiores. Este es un balance que al marketing vendedor de River no le conviene hacer. Un típico coaching de la inteligencia artificial.
El heredero de ese vestuario fue Marcelo Gallardo, que alcanzó su momento culmine en Madrid el 9 de diciembre de 2018, cuando entró en la historia más venerada para los riverplatenses, por la épica deportiva que puso a sus pies a Boca Juniors.
D´Onofrio ya fue, cumplió su papel pero es ambicioso, siguen Jorge Brito (Banco Macro) y Matías Patanián (Aeropuerto 2000), que desarrollan un programa a varios años, para convertir a River en una moderna organización deportiva con parámetros que se han dado en grandes clubes del mundo. Colores nuevos, ampliación, remodelación, transformaciones etc, pero muchos socios ya no pueden mantener la cuota societaria y hablan que será para un élite.
Gallardo luego de haber heredado un equipo campeón e inferiores muy ricas, tuvo cuatro años iniciales muy buenos y otros 4 años alejado de las conquistas que merecieron una estatua en el propio Monumental. Es difícil administrar las pasiones.
Y en el caso de Jorge Brito propietario del banco nacional más grande de Argentina, es todo un desafío. Desde que sucedió a D`Onofrio su rostro aumentó la exposición pública de manera superlativa, en relación a su nivel de conocimiento. Proviene de una familia de banqueros muy poderosos, que no están acostumbrado a que sus socios lo silben en su propio estadio. Una condena como haberse ido al descenso.
El mismo participó en la conducción que le fue entregando las llaves del club a Marcelo Gallardo, que ha superado la calidad del ídolo para transformarse en intocable. Pero los banqueros son muy proclives a gratificar la eficiencia, el pago por resultados de acuerdo a los méritos.
¿Cómo es la salida de Gallardo de River? Tortuosa y arrastra a la flamante conducción directiva. La gestión de Brito pretenderá devolverle a los socios y a sus simpatizantes una borrachera que parecía no tener fin, hasta que Armani por fin atajó un penal y un jugador colombiano dejó seco una vez más a Racing, para servirle el campeonato a su rival más acérrimo rival, calificado también por sus parciales como los innombrables. Estamos hablando de juego limpio, nada para confundir.
Es un derrotero para Brito que debutó para atrás. Su situación no es cómoda y tiene los días contados para comenzar a revertir la historia. El impecable marketing de River deberá trabajar a destajo, ensobrar lo que haga falta, por una cuestión de imagen.
Pero yendo puntualmente al título de esta nota ¿Hay un dólar muñeco? Hay que preguntarle a Sergio Massa, muy amigo de Jorge Brito, cuánto podría cotizar en el mercado de cambio. Brito no es improvisado en la materia, muy posiblemente la conozca mejor que el manejo del futbol, un complicado combo que se ha comenzado a impregnar en las paredes del glorioso escenario del CARP.
Por las silbatinas y el rechazo Passarella no pudo volver al Monumental, el actual presidente debió sentir frío por su espalda cuando la rechifla lo tuvo como destinatario con Marcelo a su lado, sino podía haber sido peor. Los sentimientos no se compran con la billetera y los éxitos deportivos para los hinchas son una cuestión de honor.
Volviendo al “dólar muñeco”. ¿Gallardo se marcha al día con sus haberes, por qué es tan cerrado y hermético ese tema? La lógica indica que un banquero luego del peor de los 8 años que tuvo como entrenador a Napoleón, examine la posibilidad de renovarle el contrato pero no a los valores deportivos del 9 de diciembre de 2018. Hoy es distinto y todos son profesionales cada uno en su “metiere”.
Son altos los valores de una discusión en esta encrucijada, que puso a uno de los hombres más poderosos de Argentina a merced de un juicio popular que habita en los tablones, como se solía decir décadas atrás, ahora son butacas renovadas y flamantes.
La sensación es que hubo una paritaria que no cerró entre Brito y Gallardo, es lo que se intuye entre los que aman a la banda roja. “Mirá el quilombo que nos dejó” se escucha en el círculo más estrecho del máximo responsable del club. Muchos el 26 de junio de 2011, le propinaron a Passarella un golpe que no pudo superar.
Ese día se iniciaba el ciclo de la actual continuidad política del club, sabían que habían asestado un decisivo hecho que abría las puertas de Núñez.
A Jorge Brito no le debería resultar tan extraño lo que nunca imaginó vivir. Si sus reflejos no han sido afectados, las respuestas que esperan las tribunas, son para ayer.
Jorge Elías Gómez
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