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Una oportunidad para que el país se convierta en potencia pesquera

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El acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea abre una variedad de oportunidades destacables con relación a la pesca ante el sensible aumento del consumo comunitario y la creciente dependencia de pescado no europeo en virtud que sus caladeros, según la FAO, están sobreexplotados y un 20% en riesgo de colapso.

Según el Observatorio Europeo de Productos de Pesca y Acuicultura (EUMOFA), la UE es el mayor importador del mundo y la pesca representa el 20 por ciento del total de los productos alimentarios que compra al exterior. De acuerdo a Eurobarómetro, el consumo per cápita es de 26 kilos.

La Argentina, que exporta a la UE aproximadamente un 35% de las capturas en la zona económica exclusiva, sobe la base de Acuerdo Marco Pesquero de la década de los 90, enfrenta la posibilidad de multiplicar exponencialmente esa capacidad, libre de arancel y cuota, incluyendo el desarrollo industrial de la cadena de valor. También en lo que hace a la radicación de empresas, mejoramiento de la red portuaria e infraestructura marítima, asistencia técnica para intensificar el control de la pesca y la preservación y conservación de los recursos vivos marinos.

Otra cuestión interesante es respecto a Malvinas. Por primera vez, el sector pesquero argentino podrá estar equiparado a las mismas condiciones de competencia, con iguales ventajas arancelarias y de cuota, que ha gozado la colonia británica de Malvinas por la membrecía del Reino Unido a la UE y que ha llevado a que diversos países aprovecharan ese privilegio estableciendo empresas mixtas y comprando licencias de pesca.

El 75% de la extracción en las aguas circundantes al archipiélago, principalmente calamar illex y loligo, está destinada al mercado europeo y son explotados mayoritariamente por empresas de España.

Tras el Brexit y hasta tanto el Reino Unido acuerde un eventual TLC con Europa, el calamar illex, la merluza hubbsi o la merluza negra destinados a Europa con licencias de las autoridades ilegítimas de las Islas, serán más caros que las exportaciones de las mismas especies desde la zona económica exclusiva.

Los buques pesqueros registrados en el Reino Unido, incluyendo aquellos con bandera ilegal de Malvinas, ya no tendrán ventajas arancelarias ni derecho automático para desembarcar capturas en puertos de la Unión Europea.

Tampoco podrán pescar en aguas internacionales cubiertas por una organización regional de pesca (OROP) hasta ser admitido el Reino Unido, en su condición nacional y ya no como integrante de la UE, salvo la de Atún (ICCAT), que tiene alcance de administración hasta la milla 201, por ser preexistente a la UE.

Estas circunstancias, entre otras, plantean el desafío de fijar estrategias pesqueras renovadas incluyendo en materia de investigación. Eso surge no solo del TLC con Europa sino en virtud que el Atlántico sudoccidental es cada día más relevante en el negocio pesquero mundial, al ser de los pocos caladeros en condiciones de un desarrollo sustentable en gran escala.

En ese contexto, la Argentina debería aspirar a convertirse en las próximas décadas en la principal potencia pesquera regional.

Por Roberto García Moritán Ex vicecanciller

Clarín

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