El mercado de la música ha modificado algunos procesos que antes eran fundamentales. Si antes la grabación del primer disco estaba rodeada de cierto misticismo, la tecnología a la mano ha permitido que hoy cualquiera pueda hacerlo, más allá de las dificultades que se encuentren. Pero lo que cambian son los medios, los procesos son los mismos. Hoy, el gran paso es la grabación del primer dvd en vivo.
Eso mismo es lo que hará esta noche la banda local Séquito arrogante en el escenario de Abbey road. El grupo que recorre la discografía de los Rolling stones sabe que tiene un público, sabe que da un buen show, por eso se prestan a esta aventura que es la de captar una noche, y sólo una, de entre las muchas que una banda puede tener. Habrá que ver cómo sale la jugada, pero no deja de ser un aditivo más para los seguidores.
El espectáculo comenzará a las 22 en el escenario de Juan B. Justo 620, pero demás en esta noche de tributo se sumarán Latitud 38 con su recorrido por clásicos del rock and roll, de Beatles a -otra vez- los Stones, y Sucio y desprolijo repasará temas del mítico Pappo.
Séquito arrogante se formó en 2004 y poco tiempo después comenzó con las composiciones propias y a adquirir un sonido único y muy particular: la temática de la banda, junto con el sonido, aborda un rock sensual desesperado y desolado. La potencia de la banda en vivo se da a partir del conocimiento que tienen de cada uno de los recovecos de los temas de la banda británica.
Por su parte Latitud 38 está integrada por Mariano Furundarena, en guitarra y voz, Nacho Victorel, en armónica y voz, Mariano Palomeque, en guitarra y voz, Tomás Wieckzorek en bajo, Juan Rodríguez Cuberes en saxo y Fernando Furundarena en batería. Con un estilo basado en el rock and roll clásico, influenciados por bandas históricas como Beatles y Rolling stones.
Finalmente hay que mencionar a Sucio y desprolijo, conformada por Fernando Arseni, en bajo, Mario Pasculi en batería y Gastón Arrúa en guitarra y voz. Sobre el escenario plantean un recorrido por los sonidos de cada una de las etapas de Pappo, dueño de una prolífica carrera. Un poco de nostalgia, es cierto, en el recuerdo del vital guitarrista pero además la felicidad que aporta el rock clásico bien ejecutado.