-Boletín-, Política

Segunda ola de covid: ¿Dónde está Guillermo Montenegro?

En plena segunda ola de contagios por el nuevo coronavirus en el país, de la cual Mar del Plata no es ajena, llama la atención el estruendoso silencio del Intendente Montenegro ante la fuerte suba de casos, pero más que nada, ante el exponencial aumento de internaciones en la ciudad.

La ausencia de declaraciones del jefe comunal se acentuó desde que estalló el conflicto entre el Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta y el Gobierno Nacional por la suspensión para el AMBA de las clases presenciales que anunció el Presidente Alberto Fernández el pasado 14 de abril.

Los popes de la prensa local, siempre serviles al poder, no dudaron en afirmar que ello obedeció a una estrategia del ex juez federal debido a que la crisis no afectaba a su distrito.

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Cabe recordar que el pasado martes 20, en ocasión de la decisión de la provincia de bajar a mar del Plata a fase 3, las explicaciones posteriores estuvieron s cargo de la secretaria de salud Viviana Bernabei, del Coordinador de Gabinete Alejandro Rabinovich, y el secretario de producción Fernando Muro. Montenegro falto sin aviso

Sin embargo, no deja de haber en ese gesto, además de una peligrosa miopía, una falta de solidaridad con quien es hoy uno de sus pocos aliados: Rodríguez Larreta.

Si alguna vez el Gobernador Axel Kicillof decidiera la suspensión de clases en Mar del Plata, algo que podría suceder tranquilamente, ¿en quién se va a respaldar Montenegro para eventualmente oponerse a la medida?.

“Ocurre que a la ciudad la tienen amenazada desde Provincia con quitarle 1 punto de coparticipación, como sucedió en CABA: Para Mar del Plata sería terrible.

Pero de todos modos, este tipo de situaciones no dejan de mostrar la pusilanimidad de algunos.

A estos tipos (por el kirchnerismo) hay que enfrentarlos de una buena vez”, le dice a este medio una importante diputada nacional de Juntos por el Cambio.

Pero aquello no es ninguna excusa a la hora de evaluar el desempeño del Intendente frente al avance de los contagios y las internaciones.

Por supuesto que no es responsabilidad de él la pandemia, pero lo que se espera de un jefe del Ejecutivo es aunque sea ponerse al frente de la campaña de prevención, sugerirle a los marplatenses que se cuiden para evitar mayores restricciones que serían letales para el distrito.

En cambio de ello, asume una postura típica del kirchnerismo: no existe aquello que no se menciona.

En vez de ello, prefiere mostrarse con el actual Embajador en Brasil, el procesado Daniel Scioli, quien visitó nuevamente estas costas, como lo solía hacer cuando era gobernador.

 Para muchos marplatenses, una presencia poco grata. Y muy oportunista: el kirchnerismo quiere ganar la ciudad en 2023.

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Esta actitud quizá no sea casual. El Dr. Montenegro parece, de a ratos, más kirchnerista que cambiemita. Se comprende su difícil posición, pero como dijo la diputada mencionada, tal vez sea momento de intentar salir de la zona de confort. Y poner un poco más que un zoom en la cátedra de Derecho Penal, como AF, pero en la UNMDP.

Los datos son contundentes. Desde el 1 de abril, se acumularon en Mar del Plata hasta el sábado 24, 5793 casos de coronavirus, cuando en todo marzo fueron menos de 3.400.

 La proyección para fin de mes arroja un crecimiento respecto al mes anterior del 125%. Pero mucho peor es el avance de las internaciones en terapia intensiva: mientras el 4 de abril había 20 pacientes, apenas 20 días después hay 71, es decir, un 250% más.

También en aquella fecha había 2009 casos activos, mientras que hoy hay más de 3300. Y nada indica que estos números vaya a mejorar en los próximos días.

Ante esta situación, son los médicos y los efectores de salud quienes llenan el espacio dejado vacante por el poder político local, lo que lleva a veces a caer en exageradas y alarmistas predicciones.

Con apenas una mención del tema por parte del Intendente,- que vale decir siempre fue renuente a hablar del coronavirus-, aunque más no sea con declaraciones de rigor, no dejaría de ser un pequeño avance, aún cuando es la sociedad la que finalmente debe cuidarse por sí misma.

Una máxima de la política indica que cuando hay vacío de poder, de inmediato habrá alguien dispuesto para ocuparlo. Tal vez Montenegro, formado en los pasillos judiciales, debiera prestar más atención.

Pablo Portaluppi

pabloportaluppi01@gmail.com

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