Carta de Lectores

Scioli: “Voy a seguir trabajando para el país”

73FEn lo que es un título del diario La Nación, comenzamos nuestra ruta, equivocada o no, para tratar de analizar resultados recientes que hacen al futuro de nuestro país.

Ese titular decía, Daniel Scioli: “Voy a seguir trabajando para el país”. En todo caso comenzaría a hacerlo ahora si su partido se lo permite. Si la renovación no le cae encima, recordando que su lugar privilegiado se llama La Ñata, curiosamente en el distrito que comanda Massa, su quizás verdugo para que le quede hoy solo “la Ñata contra el vidrio en un azul de frío” para después cumplir con el inicio de ese Cafetín de Buenos Aires: “De chiquilín te miraba de afuera”. Mirar de afuera ese país en serio, democrático, institucionalizado, federal, no como la provincia que perjudicó durante 8 años y a la que permitió que la cachetearan cuando él agachaba la cabeza como un pobre chiquilín.

Por caso, como un símbolo de la gran deuda. Una educación nunca cumplida en tiempo y forma, con un 2014 que llegó al límite de tener un mes parado a alumnos y docentes por no saber cómo manejar un conflicto luego de años de incertidumbres y fracasos en la gestión. El único fracaso que no se le puede atribuir es el manejo de dos cajas que supo usufructuar para su propia campaña con su color, sus carteles, las cajas del IPS y el IOMA. La primera, comiéndose todo el superávit que siempre tuvo en gran medida, pero en papeles que todos deberemos pagar. De este déficit provincial, nadie habló.

La segunda, hoy tristemente denunciada por los profesionales de la salud que la ven vaciada, el IOMA. Fuera de las fuertes razones esgrimidas, lo cotidiano, lo que le toca a uno u otro. Mientras el común de la gente gestiona meses y meses lo que le pertenece por derecho propio, la madre de la presidente de la república recibiendo trato preferencial de parte de los funcionarios que Scioli eligió tanto para el IOMA como para el Instituto de Previsión Social de la provincia.

No es buscar hacer leña del árbol caído, es intentar justicia y marcar el recuerdo que sirva para un mañana que no le debe pertenecer. Que se sepa lo que dejó, sin hacerse cargo de las pérdidas, para mal de muchos. En Mar del Plata es bien sabido. Fue el fiel delfín del capitalismo salvaje y así perdió, gritando su fingido amor por la ciudad. En realidad quería hasta los límites impensados sólo una pequeña y mezquina parte y eso la gente lo supo. No hace falta repasar todas las falencias. Recordar simplemente el escape cuando gran cantidad de habitantes de su “querida” provincia estaban con el agua al cuello. Luego volvió y ¿para qué partió? El bonaerense lo evaluó todo, por eso la sorpresa de una mujer que ganó sin que casi nadie lo esperara.

Eso en el territorio que nos pertenece, pero en general, a nivel país, las cosas no son menores y ese será el gran compromiso de las nuevas autoridades. Saben que tendrán un corto crédito. La campaña del miedo prendió y curiosamente quienes supuestamente iban a votar en blanco se volcaron hacia ese lado, ya que si no existiría la izquierda que no iba precisamente por el color naranja. No concordamos con muchos análisis que dicen que el voto de tal o cual dirigente. No son de nadie. Hay que aprender de una vez por todas, los gobernantes y los gobernados. En especial los gobernados no tan gobernados y más exigentes, quienes debemos afirmar este poder, el de las urnas, el que se debe hacer pesar en cada ocasión y hasta sin que llegue el momento electoral. No es que “ya está”. Es recomenzar otra vez la función ciudadana luego del 22.

Este es un país donde unos ganaron y otros perdieron durante mucho tiempo y esa es la grieta mayor. Es imperioso igualar hacia arriba pero descubriendo qué somos, pobres, clase media, ricos y que es lo que queremos y debemos ser con nuestro esfuerzo. Sin regalos. Sin utilizar el concepto de la frazada corta, donde siempre gana el que manda ya que se ubica en el medio, bien cubierto. Así ha sido. No hay pobres entre los gobernantes. Se enriquecieron con el trabajo de un pedazo del pueblo que cumplió con el mandato natural, ser laburantes. En cada organización social este debería ser el mandato de todos. No lo fue. Era preferible el militante de a ratos, que el trabajador de todos los días. Pero todo se debía pagar. Con el vaciamiento del Banco Central, con las economías regionales colapsadas, con las estadísticas destrozadas para no saber que hay pobres y marcando punta, no desde los inexistente números pero sí desde el mercado, en la inflación mundial. Sin estructura pública pero si grandes y rimbombantes monumentos. Sin energía suficiente. Volando por los aires a costos siderales. Con propaganda oficial disfrazada de fútbol para todos. Una gran fiesta. Pero los argentinos estamos acostumbrados a pagarlas. Habrá llegado el momento de exigir que no tengamos más fiestas de chorizo y baile como prioritarios. Que tengamos más salud, más seguridad, mejor educación, menos droga repartida a troche y moche y por supuesto, ni siquiera sospecha de corrupción, el mal más terrible de una sociedad.

Es función de todos. Ese relato de que no hay vencedores ni vencidos hay que hacerlo propio, no de los candidatos. Tomarlo como bandera. Decirle al que llegó que no ganó nada y el lugar que ocupa por convicción, mientras que no sea por conveniencia y ambición personal, se lo tiene que acreditar todos los días, ¿sabés por qué? Te estoy mirando y exigiendo. No ser complaciente y nunca más buenudo. Darle a cada uno lo que le pertenece. Llevándose solamente lo que se merece el que te cuida. Nunca más quedarse con el vuelto grande del mandado.

Y volviendo a Scioli y los mandados. Es buena la ocasión para mandarle a guardar los insoportables y mentirosos carteles, allá en La Ñata, para que los vea solamente él, cosa de no tener que recordar cada uno de nosotros que esta fue la aventura de alguien que no se preparó toda la vida para ser presidente, pero que casi llega.

Es momento de Justicia en todo el sentido del concepto y buscar que la fiesta la pague el que se fue festejando la lágrima del otro.

Es tiempo de recomenzar con el cumplimiento de las leyes, con la Constitución, con la República.

 

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