Carta de Lectores

Scioli, “El Rey Naranja”

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Puede parecer o alguien puede llegar a señalar que hay una obsesión negativa de parte del que piensa y escribe sobre la figura de Daniel Scioli. En realidad existe una obsesión por parte de este habitante tardío de la provincia por llegar a ser presidente de los argentinos.

Los marplatenses deberíamos saber que esta obsesión podría llegar a ser absolutamente desfavorable para equilibrar y armonizar un país que necesita política en serio. En nuestra ciudad bien podemos observar cuáles son sus amistades y los privilegios que reciben. Uno habla con remiseros, taxistas, gente de la calle y todos son conscientes de que Mar del Plata se debe otro destino y las autoridades locales y provinciales no dejan de ser absolutamente responsables de lo que nos ocurre. La avidez de alguien se puede comprender. Lo que no se puede entender es el dejar hacer para satisfacer objetivos personales.

Y el gobernador naranja sigue sumando a sus deudas sociales, con sus propios dichos. Sobre la policía municipal señaló: “Hice lo que tenía que hacer de acuerdo a lo que coherentemente venía sosteniendo. Yo quiero despolitizar este tema, porque si no perdemos objetividad y se mezclan otras cuestiones”. Según se puede inferir en cualquier análisis acerca de lo que es política, el término proviene “del latín politicus y ésta del griego antiguo ????????? ‘civil, relativo al ordenamiento de la ciudad o los asuntos del ciudadano. Es una rama de la moral que se ocupa de la actividad, en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva. Es un quehacer ordenado al bien común”.

En consecuencia, despolitizar un tema es, para una sociedad, tirarlo a la basura. O Scioli no sabe, o se guía de prácticas deleznables que han bastardeado permanente a la función pública. Creo que no sabe y eso es malo. En definitiva, lo que hace es otra cosa, no política.

Dijo también, en estos días, inaugurando la Semana Social en Mar del Plata, que “necesitamos ponernos la Patria al hombro”. Esto fue título de muchos medios. También dijo que el actual es “un momento de revolución moral que encarna el Papa Francisco”. Le recordamos al rey naranja (ya que no hace política y en consecuencia le gustará reinar a la antigua), que la definición que tomamos habla asimismo de moral.

Es cierto, los habitantes de este suelo nos debemos poner la patria al hombro, con una excepción. Luego de analizar sus campañas publicitarias no intentemos ponernos al hombro la provincia. Él ya se la puso en los bolsillos, al menos las cajas que se van vaciando y perdiendo autonomía en mérito a una campaña presidencial que agrede a quienes creemos que el Papa se merece una lectura diferente para actuar con mayor generosidad. El excesivo gasto que pagamos todos, nunca visto, excede sobradamente lo solicitado por Francisco. Scioli es la otra cara de la moneda de una actitud ética y moral que surge de alguien, el Papa, que no sólo dice, hace en la misma sintonía de sus palabras. Por eso, sería necesario que Scioli se prive de hablar del Sumo Pontífice. Que tenga en cuenta que él se entera de todo lo que se dice y se hace en la Argentina.

Además, ya que se gasta tanto en encuestas, sería bueno que se encarara una para que los bonaerenses nos manifestemos en cuanto a estos abusos que se contradicen con la actualidad de una provincia que necesita cada uno de los pesos para las muchas deudas sociales que existen. Al momento no sé qué ciudadano de la provincia fue consultado sobre esto. A mí no me tocó el llamado.

En definitiva, si es elegido, se pondrá las cajas de la “patria” en el bolsillo. Ese es el auténtico significado del conocido “vamos por todo”.

Por lo único que no fue por todos es por los muertos del año pasado en La Plata. Él en su momento se jugó por una cantidad que estaba en poco más de 50 personas fallecidas por el lamentable fenómeno que sufrió. Ahora la Justicia le ratifica al gobernador que son casi 90. La verdad, avergüenza este tipo de discusión que pretende cuidar la estadística y no la gente.

Final. Recuerdo que nuestro título, “dale que va” sale de un pedacito del Cambalache de Discepolín, que se sigue manifestando en el siglo XXI, donde para él “lo mismo Scioli que el Papa Francisco…”. ¡Qué pobreza de espíritu!

MIGUEL TOSCANO

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