Ciudad

¡¡¡Que raro que nadie pueda ganar los millones del Loto…!!!

0010526116¿Es cierto que la historia se repite? ¿Y está confirmado que  empieza como “tragedia, y termina como farsa?

Si es verdad, no debieran sorprender las similitudes existentes entre “la década infame”, iniciada en 1930, con el derrocamiento del presidente constitucional Hipólito Yrigoyen y la “década ganada”, el ciclo presidido por Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, próximo a extinguirse.

¿Cuáles son las principales coincidencias?

Las más relevantes son corrupción, latrocinio, avasallamiento de la Constitución, y  elecciones fraudulentas.

Quizás, una de las pocas diferencias sea el comportamiento de los políticos, de entonces y los actuales: en aquella época se descubrió un negociado multimillonario en la venta de terrenos contiguos al aeropuerto de El Palomar y uno de los implicados, avergonzado, se suicidó.

Tras la destitución de Yrigoyen, el gobierno encabezado por José Félix Uriburu dio comienzo a un auténtico festival de fechorías: los escándalos de la CADE, los negociados de los frigoríficos con la carne y entre otro gran número de ilícitos, el atentado contra Lisandro de la Torre en el recinto de la Cámara de Diputados y el asesinato del legislador Enzo Bordabehere.

Ya próximo a fenecer aquella etapa, al iniciarse la década del cuarenta, hubo un broche de oro: El escándalo de los Niños Cantores (los boys scouts) de la Lotería Nacional.

Hace semanas se cumplieron 70 y pico de años de aquella memorable estafa  protagonizada por un grupo de adolescentes y sus padres, cansados de trabajar y ver qué, los únicos que progresaban, eran los funcionarios coimeros y corruptos. (Algo así como “la plata no se hace trabajando” la frase dicha por Luis Barrionuevo, el mandamás de los gastronómicos, al periodista Oscar Gastiarena).

La estafa consistió en cambiar dos bolillas del “gordo de fin de año” con 300 mil pesos de premio (un obrero ganaba menos de 200 pesos por mes).

El grupo constituido para estafar había tomado contacto con un reconocido tornero para falsificar dos bolillas de las empleadas en los sorteos de Lotería: uno escondía en su mano “el número del premio mayor y el otro el correspondiente al monto del premio:

“31.025”…

“Con trescientos mil pesos…”

El auditórium de la Lotería Nacional estaba lleno y todos asistieron a la estafa sin percatarse del ardid: fue tan verosímil la escena que, la repetición ordenada por la Justicia, tuvo que realizarse varias veces a pedido del juez que no alcanzaba a descubrir el fraude…

¿Y quién destapó la olla? Como en la actualidad, el periodismo.

En ese entonces fue el diario Crítica, la fastuosa obra de Natalio Botana, que el día del sorteo publicó una fija: para salvarse hay que jugarle a la gallina… el 25” y al día siguiente, con un título catástrofe, comunicó: como lo anticipáramos salió el 25…

La estafa había sido descubierta y un legendario legislador, el santafesino Agustín Rodríguez Araya, encabezó la investigación ordenando la detención de todos los protagonistas; la pesquisa permitió poner coto a la corrupción generalizada que imperaba en el seno de la, hasta entonces, prestigiosa Lotería de Beneficencia Nacional, que era dirigida por funcionarios y damas de alta alcurnia que en definitiva ni eran vulgares tramposas que repartían los premios que no eran reclamados entre familiares y amigos…

El sorteo fue declarado nulo.

¿Qué tiene que ver ese relato con la actualidad?

Sólo la extrañeza por el tiempo que lleva el Loto sin que haya ganadores. Creemos que ya batió el récord de sorteos sin que nadie acierte los 6 o 8 números para llevarse el premio estimado en más de ¡TRESCIENTOS MILLONES DE PESOS!…

(Por más inflación que haya 30 millones de dólares son una fortuna aquí y en cualquier lugar del planeta)

Raro que, con tantos “denunciadores seriales” nadie haya reparado en este hecho inédito que no haya ganadores durante tantos sorteos…

En la década infame, también en la Lotería, se descubrió que se alteraban los sorteos poniendo bolillas más pesadas con los números marcados para acertar los premios… Todo se silenciaba porque tanto Lotería,  como los frigoríficos de las carnes, y las empresas, entre ellas, la  de electricidad CADE, repartían sobrecitos con algunos dinerillos para que ciertos periodistas, miraran para otro lado…

¡Ay! Qué falta que nos hace un diario como Crítica…

¿Tendrá razón Engels con aquello de “la historia se repite…”?

O son cosas del azar…

F.A.I.

Un comentario

  1. es una estafa el loto como puede ser que el premio mayor sean $2500. es mas que raro.

Deja un comentario