El intendente Gustavo Pulti participó del último adiós al quien fuera intendente de la ciudad entre 1983 y 1991, Don Ángel Roig. Además, entre otros, estaban el secretario de Gobierno, Ariel Ciano, el subsecretario de Control, Adrián Alveolite, el presidente del Concejo Deliberante, Marcelo Artime, los concejales Héctor Rosso, Marcela Amenábar, el bloque de concejales de la UCR, el presidente de la UCR, Luis Rech, el titular del comité provincial de ese partido, Miguel Bazze, Néstor Saggese, la esposa de Ángel Roig, Mercedes, sus hijos, nietos, amigos, y otros familiares.
En este marco, el intendente expresó que “hay algo de este momento y de estas palabras que se han dado que es producto de la obra de este amigo al que despedimos. La emoción, el cariño y la admiración que ha sembrado en sus hijos, sus nietos, el acompañamiento amoroso de su esposa, de sus amigos es indudablemente el resultado de la obra de un hombre que supo hacerse ver con su presencia, sus hechos, su testimonio, y con su cariño”.
“Pero también hay otra parte menos explícita de la obra de este militante inclaudicable del radicalismo que es la que acometieron esos titanes de la democracia en 1983, entre los que él estaba junto al ex presidente Alfonsín, que fue la capacidad de la convivencia democrática; la recuperación del reconocimiento del valor del otro, del valor del que no piensa igual, del que no está en lo mismo, del que quizá incluso tiene otro proyecto pero es valioso y es querible, reconocible, elogiable y homenajeable”, dijo.
En este sentido, el jefe comunal sostuvo que “en otras épocas donde estas enseñanzas democráticas no estaban, habría sido muy difícil que personas de distintos partidos pudieran prodigar los elogios que la democracia le permite a las personas de los más diversos pensamientos. Nosotros no hemos compartido la militancia con Ángel Roig pero hemos compartido la ciudadanía, las calles, las preocupaciones, los desvelos, y este amigo al que estamos despidiendo ha dejado un testimonio envidiable”.
“Yo quisiera saber qué persona que atraviese la vida pública no quisiera ser despedido de esta manera, qué persona que haya tenido responsabilidades públicas no quisiera el cariño de los propios y de los otros, el reconocimiento amigo de todos y cada uno de los que pudieron y supieron verlo”, señaló.
Luego, apuntó: “Imagino a los viejos italianos que tejen redes, a las amas de casa, a las docentes de Mar del Plata, a los alumnos que escucharon hablar a sus padres o sus abuelos, a los taxistas que llevan unos años recorriendo las calles, a los colectiveros, a la gente del arte de la ciudad y estoy seguro que si pudiéramos consultarlos a cada uno de ellos, le pedirían al intendente de su ciudad que no deje de decir hoy que le agradecen la decencia a Ángel Roig. Que le agradecen la coherencia y la militancia, el don de gente, la actitud democrática, que le agradecen mucho la palabra serena, el equilibrio, su educación, su bonhomía”.
“Podría seguir mencionando entre los oficios y las actividades de esos personajes sociales tan típicos, tan entrañables, tan singulares de nuestra ciudad; podría seguir imaginándolos a todos y cada uno de ellos y estoy seguro que todos le pedirían al intendente de Mar del Plata que no deje de despedir a este amigo con las palabras que merece”.
“No sé si las encuentro –continuó- pero si sé que se merece los homenajes que le hicimos en vida de lo cual hoy podemos felicitarnos porque creo que se fue sabiendo que estaba reconocido, se lo pudimos dejar claro”.
“Se ha ido y las despedidas tienen, como sabemos, un aspecto triste y doloroso pero también sabemos que la vida empieza y se termina y no sé si hay muchas formas mejores de aspirar a despedirnos de todos que no sea de esta manera: con cariño, amor, reconocimiento, con la esposa, los hijos, los nietos, los conmilitantes y con todos aquellos que no militamos juntos pero no podemos sentir otra cosa que gratitud y alegría por haber podido conocer y despedir a un hombre cabal. Lo saludamos a don Ángel y su familia en nombre de todos los marplatenses”, concluyó.
