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Pulti, “El gran simulador”, lanzó un candidato con el 83 % de los votos en contra

Le dicen la gran encuesta, y otros, las PASO. Como los votos en la Antártida o en la comunidad QUOM, había que dar señales de triunfo a como dé lugar. René Lavand es un triunfador mundial, con inigualable habilidad para causar asombro con sus trucos. Pero el intendente Pulti es un simulador que ha agotado su falso ilusionismo, una especie de farsante e impostor.

Sólo en un pase de ilusionismo, se puede lanzar a un candidato que reunió poco más del 15 % de los votos. Pulti se ha tomado una licencia monstruosa, propia del manual de un desubicado político, Hay que tener en cuenta que tuvo el apoyo del oficialismo, incluida CFK.
Sólo en un pase de ilusionismo, se puede lanzar a un candidato que reunió poco más del 15 % de los votos. Pulti se ha tomado una licencia monstruosa, propia del manual de un desubicado político, Hay que tener en cuenta que tuvo el apoyo del oficialismo, incluida CFK.

Ahora, en esta versión remixeada del Hotel República, con la banda y los trapos de La Cámpora, buscó una bocanada de aire fresco. “Acaba de nacer un nuevo referente de la política local” dijo en un discurso difícil de mantener, que orillaba en lo grotesco y bochornoso.

El 83 % de 380.000 votantes, votaron en contra de su pollo político. Algo así como 320.000 ciudadanos eligieron en este apronte a Vilma Baragiola o a Fernando Arroyo, como sus adversarios más directos, entre otros. A nadie con sentido común y sensibilidad política, se le ocurriría anunciar la llegada de un Salvador, con un magro 16, 5 % de votos. Pero Pulti ha entrado en una mimetización con el relato oficial de los K, y tiene hasta casi la misma presteza, en algunas casos parece que la sobrepasa. En algún momento y hace tiempo desde esta columna sostuvimos lo del boleto picado.

El domingo a la hora de los bifes, cuando se cuentan los votos, el intendente encontró en el doctor Ariel Ciano, a quien hiciera de vocero, a quien ponga la cara en el momento más temido de un político, fotos que pasan a la historia de jornadas que marcan hitos. Siempre hay un antes y un después, de un acto electoral de esta envergadura, algunos son bisagras, y este parece ser uno de los casos.

Ciano, como casi siempre, puso la mejor cara de “Yo no fui”, salió al lobby con información pobre, deshilachada. Planillas con datos de barrios donde ahora corre una suerte distinta,  empata y no pierde por ejemplo. En los circuitos del centro perdía por 30 y hasta por 40 votos a manos de Vilma, era una paliza ya que en el mano a mano, la pre candidata radical estuvo en el final abajo por sólo por 2 décimas. Baragiola gastó el 10 % en propaganda en relación a Ferro, y el doctor Arroyo estuvo todavía más abajo, sin fiscales, sin boletas y sin atención logística.

El doctor Alejandro Ferro, ensayó su mejor estado de voz y simuló vivir la euforia de una Victoria a lo Pirro, mientras desde el coro salía el clásico “Soy un soldado del Pingüino”. No se sabe bien a qué datos se refirió Pulti, con aquello de la sexta vez de una elección legislativa, que lo posicionaba en una condición única desde el retorno a la democracia. El 27 de octubre muy posiblemente el referente que según él acaba de nacer, eche el resto y quede muy lejos de los ocho concejales que debe renovar la versión K que acabó con Acción Marplatense.

René Lavand hace todos sus pases con una sola mano. A Pulti se le esfumó la credibilidad, el don más valioso de un político que encontró su techo en la interna peronista, y ya sabemos cuál es el final de la trituradora de esta clase de justas en el P.J.

Ya hubo un entremés cuando sofocó la consulta popular sobre la policía municipal. Se le venía la noche, en un anticipo que abortó en el tiempo de descuento. El negocio político de ser el socio del Frente Para la Victoria, se acerca a su fin así lo expresaron en La Rioja, en Avellaneda, en Santa Cruz, en José C Paz, cuando caen esos bastiones inexpugnables, el reaprovisionamiento de votos tiene cortada la línea de suministros.

Nadie está para tirar manteca al techo. Pero de la manera que se tiñó el mapa electoral, nadie puede adjudicarse un triunfo cuando ha perdido en sólo dos años más de 50.000 votos. Es casi hasta falta de buen gusto hacia sus propios votantes. Pero hay un dato que resulta todavía más apabullante, no ganó en los tradicionales circuitos desde donde los marplatenses lo convirtieron en intendente en 2007 y 2011.

Pulti no era candidato, tampoco CFK ni Daniel Scioli, puede ser un atenuante, pero tuvo el hándicap de Insaurralde y Curuchet, pero ni ahí, con lo cual el balance tiene el color del rojo subido, como las cuentas municipales, aunque ese tema crucial para su futuro, ya tendrá un tratamiento cuando la mayoría propia se haya esfumado, en esta ocasión despilfarrada.

 

 

Jorge Elías Gómez

jgomez@mdphoy.com

 

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