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Obelisco de Stella Maris: arquitectos toman distancia; la municipalidad no los consultó

thumbnail_1a_torresombras“Las excepciones constituyen antecedentes que luego se transforman en tendencias”. El Colegio de Arquitectos se sumó al debate abierto por la polémica ordenanza  que autoriza a la construcción de una torre de 22 pisos en el tradicional barrio de Stella Maris, a través de un comunicado en el cual sostiene que “independientemente de que el proyecto en cuestión no implica desafectación de un bien declarado patrimonio de la ciudad, es evidente que la definición de un área de preservación patrimonial  para la zona habría resguardado el entorno”.

En tal sentido, resaltaron que “las excepciones en las construcciones no reemplazan la modificación del Código de Ordenamiento Territorial” y que  “resulta inoportuno continuar con el tratamiento y concesión” de las mismas porque “constituyen antecedentes que luego se transforman en tendencias”.

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Acto seguido, dicho colegio profesional trajo a colación que “a fines del año 2015, por unanimidad del HCD, se sancionó la Ordenanza registrada bajo el Nº O-16747, del 13-11 -impulsada por el entonces Concejal Fernando Maraude- la cual se encontraría promulgada y en plena vigencia”. Indicando que “en ella se preveía la suspensión por 180 días del artículo 5º del Código de Preservación Patrimonial a los efectos de una revisión del listado de obras así como perfeccionamiento de herramientas de protección, entre otros aspectos”.

Sin embargo, hasta la fecha no ha sido creada la Comisión Evaluadora, prevista en el texto de la ordenanza, que “podría haber sido la oportunidad para proponer la definición de Áreas de Protección Patrimonial (APP) ya previstas en el Plan de Gestión Territorial (PGT) del año 2010 y nunca instrumentadas”.

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Por ende, la entidad, que preside la Arq. Julia Romero pontificó que “la aprobación nuevamente de una excepción a las normas urbanísticas para el proyecto de construcción de un edificio en el predio lindero y en el propio parque del Chalet Ave María -ex residencia del reconocido músico Mariano Mores- expone nuevamente aspectos de un debate de larga data y a la fecha irresoluto: la actualización y modificación de nuestro Código de Ordenamiento Territorial sancionado hace más de 30 años y la creación, entre otras herramientas urbanísticas, de áreas de preservación patrimonial”.

Y concluyeron  reclamando: “parámetros equilibrados y equitativos que protejan áreas consolidadas de valor arquitectónico, urbano y ambiental, por un lado, y por el otro que incentiven la reconversión y mejoramiento de áreas degradadas y deprimidas.

2 Comentarios

  1. LAS TORRES Y EL PATRIMONIO
    Algunas reflexiones sobre el difícil arte de congeniar inversiones, proyecto y construcción con memoria, ambiente y paisaje.
    Hablar de patrimonio, cultural, arquitectónico, urbanístico o ambiental parece haber sido un discurso solo reivindicado por la burguesía, más frecuente de escuchar en un té canasta que en un colegio profesional. Hoy ese preconcepto ha cambiado, ha mutado y debería ser parte del discurso profesional a diario, donde además de hablar de vivienda digna, infraestructura, salud, educación, etc. (de lo que no deberíamos dejar de hablar y hacer nunca) tendremos que estar defendiendo la arquitectura de la belle epoque, los chalets de Chauvin o Los Troncos, el Hotel Alfar, el Aristón, el complejo Playa Grande o esa buena arquitectura domestica, italianizante, art deco o chaletera que nos queda por toda la ciudad.
    Hoy en Mar del Plata estamos siendo testigos, bastante mudos, por lo menos desde los ámbitos arquitectónicos, de otra fuerte etapa de cambio sobre el tejido construido y parte de su patrimonio. El primer gran cambio sucedió entre los 50 y 70 y se debió al para nada criticable cambio de modelo turístico, ese pasar de ser una ciudad con turismo de elite a una de turismo masivo, donde entre la ley de propiedad horizontal, la nueva hotelería y la infraestructura de servicios que necesitaban los nuevos veraneantes nos olvidamos de gran parte del patrimonio urbano y arquitectónico de calidad de la ciudad y lo hicimos desaparecer de áreas enteras.
    Esta segunda etapa de la que hablamos hoy es mas intersticial, no esta haciendo tabula rasa como fue con el centro, el frente marítimo o la avenida Colon de otras épocas, es un avance sobre los barrios de manera puntual, casi un trabajo de hormiga sobre el tejido, minándolo y sentando precedentes. Esta vez no es solo sobre las grandes mansiones de un pasado prospero para pocos, es sobre el solido, armonioso y turísticamente explotable (por su eminente carácter marplatense) tejido de casitas, chalets de piedra, ladrillo y teja que realizaban los constructores locales e inmigrantes para sí mismos o para esa clase media en formación que llegaba a la ciudad. Pequeños ejemplos de artesanía arquitectónica que en conjunto dan una imagen urbana propia e identitaria a la ciudad.
    Hoy está en debate otra excepción al COT, un edificio de más de 22 pisos en Alem y Gascón, y no es intención de este relator poner en duda los valores arquitectónicos de esta obra, eso quedara para los críticos si es que se concreta, pero si poner en discusión su impacto urbanístico, como lo hicimos también con la Loma Santa Cecilia y el Chalet Plus Ultra, el Chateau Frontenac o con las torres de Pelli de playa chica (paradójicamente aprobadas por la misma gestión que declaro al sector de la costa marplatense como paisaje cultural). Esta nueva forma de preservar el patrimonio como el que aquí contamos es un nuevo simulacro donde se pierden los valores del entorno, el contexto, las alturas y por supuesto sombras, vientos y nuevas densidades que afectan lo que en teoría del patrimonio se llama área de amortiguación del bien preservado.
    Nuestro recordado colega, militante del patrimonio, Cristian Andreoli llamaba a estas operaciones de rodear un edificio patrimonial con una torre o convirtiéndola en acceso, SUM o lo que fuera de las nuevas comodidades del edificio de lujo, Taxidermia patrimonial
    El chalet “Ave María”, se declaró “bien de interés histórico” en 2015 por el decreto 714/2015 del Estado Nacional y fue propiedad del músico Mariano Mores durante 30 años. El chalet “Ave María” ya había sido categorizado por la Municipalidad de General Pueyrredón como “bien de interés patrimonial protegido” y ostenta asimismo una declaratoria provincial como “bien de interés turístico”. Muchos pergaminos pero parecen ser olvidables a la hora de los números de una nueva y onerosa inversión de especulación inmobiliaria en un sector privilegiado de la ciudad.
    “el Municipio tiene herramientas a las que recurrir para favorecer la adecuada preservación de los bienes patrimoniales y no lo hace, lo cual no deja otra opción que pensar que se está claramente beneficiando el interés privado por sobre el interés colectivo”. “Ni siquiera pueden esgrimir que es por la necesidad de general empleo, en principio porque es un argumento falaz, ya que las fuentes de trabajo que se generan son temporales y en cambio se daña un recurso turístico que significa trabajo permanente, y además porque aplicar medidas proteccionistas no invalida el otorgamiento de facilidades para que se mantenga una dinámica aceptable en la industria de la construcción”. Cristian Andreoli. En http://www.0223.com.ar/k/2013-10-15-cuando-los-negocios-inmobiliarios-aplastan-los-bienes-patrimoniales
    Por esto pensamos que nuestra ciudad en su faceta de receptora del turismo nacional masivo no puede perder sus atractivos más singulares, lo que queda de su paisaje costero pintoresquista, algunos de sus edificios emblemáticos, Rambla, Unzue, Casa del Puente, Terraza Palace, etc. y la calidad ambiental y arquitectónica de sus barrios que sin duda están conformados por unidades de vivienda que por sí solas quizás no contarían con los valores que destacamos en las obras singulares, pero que sumadas y en conjunto adquieren un valor superlativo y de carácter de identidad.
    Es difícil hacer una crítica liviana sobre el tema desde nuestro gremio, es decir nuestro Colegio, y es por eso mismo que debemos tomar la cuestión seriamente, creemos firmemente en que la construcción es un polo de desarrollo fundamental para la ciudad y la zona, que moviliza muchos factores y no podemos oponernos a esto, si creemos que es función del Estado el regular, dirigir, proteger y ordenar donde, para que y qué tipo de desarrollo urbano se realiza y legislar sobre estas cuestiones. Las herramientas existen, una esta anquilosada y vieja, el COT (Código de Ordenamiento Territorial) y otra con no termina nunca de despegar, El Plan Estratégico.
    Creemos firmemente que esto es solucionable con una fuerte gestión, con un acuerdo entre partes interesadas, Municipio, Colegios, Cámaras, Constructores, Gremios y todos aquellos que forman parte de este complejo engranaje que es la construcción material de la ciudad, pero siempre dando un peso mayor a la gestión de gobierno, no dejándose superar por intereses económicos, inmobiliarios o simplemente especulativos que ya pudimos ver en otras épocas como destruyeron parte de la ciudad y hoy están con graves problemas de sustentabilidad y mantenimiento (calle Colon y la construcción de baja calidad de mucha arquitectura especulativa) y que se deberán afrontar con mucho costo en los próximos años.
    Esta gestión del Estado debe dar las posibilidades y las herramientas para que los propietarios y/o inversores puedan encontrar la manera de salvaguardar las obras de valor patrimonial. Existen mecanismos probados en otras ciudades y países que debemos estudiar y adaptar a nuestras realidades. Hay ejemplos donde mediante políticas de exención impositiva, canjes de los indicadores urbanísticos, flexibilidad de usos y modificaciones internas, entre otras o combinadas darán pistas para encontrar la forma que lo existente tenga presencia y permanezca sin impedir la rentabilidad en sectores planificados y promover el mantenimiento con calidad del patrimonio.
    No debemos olvidar la función educativa del patrimonio, la historia de la ciudad se cuenta con sus testigos y sus testimonios, es por eso importante este salvaguardar, identificar y reconstruir esa historia de presencias y ausencias en la ciudad con políticas que realicen la difusión de estas cuestiones, trabajando con las instituciones educativas de la región y con los alumnos en todos sus niveles para la generación de conciencia y para conocimiento de lo propio y más cercano.
    En un momento hablamos de cátedras de historia local en los niveles primarios y secundarios como forma de conocer para cuidar y como forma de reafirmar una identidad regional que muchas veces esta débil o ausente.
    No todo está perdido, la polémica está latente y hasta dividió la votación de algunas agrupaciones políticas en el Concejo Deliberante, en el bando de los que votaron a favor, lamentablemente hay personajes de la política local que se llenan la boca de la palabra patrimonio en foros y hasta en nuestro propio colegio que si tuvieran pudor, deberían pasar al silencio en estos temas.
    Sabemos que cuidar un barrio por sus obras de arquitectura, fomentar los espacios públicos y su calidad de uso, plantar un árbol en la vereda, educar en su cuidado y valoración no son de las grandes obras de gobierno, pero sabemos que estas grandes obras se construyen muchas veces de la suma de pequeñas realizaciones, así es como cada grano de arena construye nuestras playas.

    Dr. Arq. Pablo Mastropasqua
    INTEGRANTE DEL ESPACIO NARANJA CAPBA IX

  2. Excelente nota, imperdible el comentario del Arquitecto Pablo Mastropascua, representa fielmente el pensar y el sentir de los ciudadanos maplatenses. Gracias

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