Política

No ser el espejo de Venezuela, sólo para festejar el 2018

En los países limítrofes no nos cierran las fronteras. No tenemos la inflación más alta del mundo, no faltan ni escasean medicamentos de alta complejidad, no tenemos 2 linchamientos por semana, no hay políticos presos sino delincuentes que lo están con causas judiciales abiertas, no se ha limitado el uso de combustible a razón de medio tanque por automóvil,  el pernil de cerdo lejos de ser inalcanzable o provocar la muerte de una joven embarazada para obtenerlo, aumentó su consumo en Navidad y Año Nuevo, funcionan el Congreso Nacional (pese a los picapiedras) y las instituciones de la República, la justicia retoma su sesgo independiente. Argentina 2018 no está atravesada por estos factores de riesgo.

Demasiados motivos para festejar y recibir el Año Nuevo. De la única mano de Scioli, íbamos conducidos a la actual realidad de Venezuela. A vivir el “Madurismo” en modo expresión de cabotaje, que se manifestaba y aún  lo hace, en episodios en los cuales se exhiben los rasgos de la violencia pública, acicateada desde las trincheras políticas.

Cuesta, todo cuesta. Pero estuvimos ahí, no nos faltó casi nada, para caer en las redes de la toma del Estado, como instrumento de acceder al poder y volver discrecional el uso de la violencia, que no obstante se mantiene latente. Anida en un sector social y político que apuesta a la metodología de actos propios del vandalismo, con inclinaciones que deberían ser contenidas con mayor eficiencia.

Habernos alejado del extremo de Venezuela, deja lugar al optimismo, cauto, recortado, pero con las correcciones que permiten la democracia, las instituciones que se fomentan y se  integran con la decisión  en las urnas. Haber escapado de un régimen dictatorial, valen todos los esfuerzos a que somos sometidos. De allí surge la exigencia, que muchas veces tiene directa relación con las urgencias, de quienes todavía no consideran sus demandas satisfechas ni sus expectativas mínimas de cambio, por añadidura CAMBIEMOS.

Estamos muy lejos del ideal del confort social, es más aún, no hay precisiones sobre cuál es su real mensura. Con un 30 % de pobreza y 5 % de indigencia, el margen de acción para revertir el cuadro de situación, se torna infinitamente estrecho. Las pulsaciones se elevan, el malhumor se potencia, cuando se aprecia que hay una tendencia al error, a la lentitud de la reparación cuyos objetivos adquieren una dirección pendular.

Con la falsificación de las estadísticas vividas en el INDEC hasta 2015, cada punto de inflación que se escondía o se dibujaba, automáticamente generaba que 100.000 argentinos pasaran a militar en el rango de la pobreza. Estamos lejos del paraíso, es elocuente. Y encima “Ellos son yo” se tomaron el colectivo equivocado. No llegaron ni los eligieron para tomarse licencias, a costa del sacrificio de una mayoría que aceptó el desafío, que tomó la apuesta y la ha sostenido contundentemente, hace sólo 70 días.

El costo político de equivocarse, sería volver al garete, un precio tan elevado que espanta. No ha sido prolija la metodología, no fue adecuada la comunicación y ni hablar de los resultados. No es elástica la contención de la inflación, va limando desde centésimas que se acumulan y fulminan el voluntarismo y el amateurismo. El discurso oficial tiene una tendencia a la excelencia, que hace más ostensible la sensación que debe ajustarse el mecanismo.

Se cedió luego de chocar la calesita, después de haber leído varias veces el diario del lunes, están lejos de ser Gardel, es decir no la pegaron ni con el diario del lunes. No han sido precisamente advertencias, las que han faltado de los máximos referentes de la economía. Los números de diciembre no serán buenos, y los de enero tampoco. ¿Barajar y dar de nuevo? Sólo horas hubo entre el anuncio y un presupuesto 2018 aprobado en el Congreso de la Nación.

 Las metas se estiran más allá de lo aconsejable. No es bueno el producto logrado, el estancamiento es un retroceso, volver atrás tiene la sensación de “esta película ya la vimos” y huimos del cine que la proyectó. Para el 2019 falta un año.

Jorge Elías Gómez

jgomez@mdphoy.com

3 Comentarios

  1. No ser el espejo de Zambia

  2. VIVA VENEZUELA VIVA CHAVEZ MADURO HIJOS DE PUTA EN VENEZUELA EN EL 2017 SE ENTREGARON MAS VIVIENDAS QUE EN ESTOS DOS AÑOS DE CALVARIO DEL PROCESADO PERO LA NAFTA QUE TIENE SE LE ACABA ACUERDENSE DE LO QUE DIGO

  3. creo que no hay mas pasajes para ir a vivir por aquellos rumbos…
    en buenos aires las embajadas de venezuela,cuba y corea del norte sobre todo no dan a vasto para otorgar salvoconductos para ir para vivir en esos paises…que lastima llegue tarde…

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