Política

Ni pelotón de fusilamiento mediático ni la corporación política

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La postal de Mar del Plata, con sus playas céntricas sin las carpas que ocupaban dos de sus balnearios, fueron la pública y firme demostración del intendente municipal Carlos Arroyo, de dar efectivo cumplimiento a lo acordado entre la MGP y la concesionaria del Paseo Hermitage y Las Toscas, a cuyo frente se encuentra el empresario Florencio Aldrey Iglesias, propietario del monopólico multimedios de la ciudad, cuyo emblema es el tradicional diario La Capital.

La voracidad del empresario español, también lo ha llevado a regir los destinos del residual diario El Atlántico de Mar del Plata, luego de haber sido transferido por el Grupo Olmos que gira hoy bajo Editorial Aconcagua, y es licenciataria del diario Crónica y Crónica TV. El traspaso ocurrió durante el gobierno kirchnerista, con la intervención de la UOM tutelada por Antonio Caló y con la anuencia de Hugo Moyano, tras el guiño político del entonces presidente de la Nación, Néstor Kirchner.

Tras su asunción, el intendente Carlos Arroyo puso en foco las diversas irregularidades e incumplimientos, prebendas, excepciones y exenciones otorgadas de manera discrecional durante décadas por autoridades políticas nacionales, provinciales y municipales.

Constituyendo un verdadero escándalo la relación entre el gobierno de Daniel Scioli y el Grupo Aldrey, a tal punto que hubo sanciones del Tribunal de Cuentas en relación a la pauta oficial cobrada con tarifa de Clarín, cuando la tirada del matutino marplatense no superaba los 10.000 ejemplares. Una estafa detectada por el organismo de control provincial.

También la UIF (Unidad de Información Financiera) a través de una resolución de su titular, Mariano Federici dejó al descubierto una maniobra de lavado de activos y blanqueo de los mismos, que fueron aportados a la campaña presidencial Scioli 2015, en el que también resultó involucrado el ex titular del Instituto de Loterías y Casino, Luis Alberto Peluso, en una operación de US$ 750.000.-

Según la información en fuentes muy bien informadas,  a las que accedió mdphoy.com , la situación de Florencio Aldrey Iglesias ante la Administración Federal de Ingresos Públicos, resulta extremadamente delicada por su magnitud y por sus alcances. El emporio de negocios de Aldrey Iglesias, se derrumbaría si existiera una firme decisión política y del organismo de control, de someter a las empresas del Grupo Aldrey a los rigores de los contribuyentes comunes. La misma matriz que OCA, Electroingeniería, Indalo, etc.

Hay un claro encubrimiento de la corporación política marplatense, que curiosamente no se ha expresado, sobre la que ha sido quizás, la medida de gobierno más trascendente por lo menos de la gestión Arroyo. Que puede ser hasta cuestionable, en función del verdadero perjuicio causado a las arcas públicas, tal cual lo había anunciado el propio Departamento Ejecutivo. Ni a eso se atrevieron.

Es la continuidad de la protección que ha recibido el empresario, compensado con favores que soportan los contribuyentes nacionales, provinciales y municipales. Es decir en las antípodas de lo que pregonan Macri en la Nación y Vidal en la Provincia.

Nadie se movió ni siquiera para empiojar el acuerdo celebrado entre la MGP y la concesionaria de las unidades turísticas fiscales. El mismo ha pasado a resultar tan intrascendente, que cobra mayor titulo por ejemplo, que los concejales en lugar de aumentar la tarifa del agua de OSSE un 38 %, aprobaron el 37 %, en el colmo del cinismo y la hipocresía.

Previamente al desmonte de las carpas en dos de los balnearios, el retiro del cartel del Paseo Aldrey (como indebidamente se denomina al shopping) y la clausura del edificio del Casino del Mar que funcionaba en el Hotel Hermitage, hubo una literal disputa entre Arroyo y Aldrey Iglesias, en la cual el intendente apeló a sus inalterables convicciones en ese sentido, que hizo valer desde la política a través de sus funciones, conferidas por el mandato popular que le otorgaron los votos.

El multimedios La Capital utilizó todas las vías posibles para desgastar y someter al intendente, quien enfrentó un verdadero pelotón de fusilamiento mediático, llegándose a contabilizar 59 tapas adversas sólo durante su campaña electoral 2015. Arroyo nunca hizo propaganda política.

Es necesario destacar, por si hiciera falta en demérito del jefe comunal, que se cargó al personaje público de la ciudad que tiene el mayor índice de rechazo hacia su persona y la imagen negativa más alta en la sociedad marplatense. Arroyo también lo midió y no gastó toda la pólvora. Esta historia continuará despejado el horizonte electoral hoy en plena ebullición.

Jorge Elías Gómez

jgomez@mdphoy.com


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