Por Virginia Ceratto
(especial para mdphoy.com)
La mamá de Lucía Pérez -VÍCTIMA ELLA, VÍCTIMA LA MAMÁ- recibe con entereza y dolor, y ayuda con el alcohol, al que ingresa a la instalación que hasta el 23 estará abierta al que quiera saber, SABER, no pasear gratis, en el ingreso al Auditórium. Marta se llama la mamá.
La mamá de una chica asesinada. De una adolescente asesinada.
El papá se llama Guillermo. Y también está. Custodiando ese lugar que cuenta historia. Historia que, aparentemente, ya para muchos, se ha naturalizado. Pero no. Se trataba de una hija. De una hija. Impensablemente… están. Con el alma en carne viva.
La instalación es impecable. Y es una llaga.
Para los padres.
Para todos los que tengan alma.
El ingreso a su cuarto… su cama, sus ilustraciones, su tabla de surf… y como fondo, la proyección de los acusados y de los jueces cómplices que deben ser castigados.
Aclaro, por si el lector no lo ha advertido, esta no es una crítica de arte. Más allá de lo impecable de la instalación. Porque ingresar en “El cuarto de Lucía” implica hacernos cargo, como individuos, como sociedad, de que las cosas están mal. Muy mal. Porque a años del femicidio tendría que poner, espantoso no, no hace falta, creo porque fue un femicidio, huelgan los calificativos… NO HUBO JUSTICIA.
Pero intentaré.
El cuarto. Como el dormitorio de una de mis hijas. Como el dormitorio de uno de los tuyos. Un cuarto sencillo, que cantaba proyectos y vibraba vida. Y ya no. Desde hace años no.
Hoy… es una instalación.
Te imaginás, lector, entrando al cuarto de tu hija, no por la puerta, sino por un ingreso a un centro de arte… Te imaginás.
Sigo, intento. Luego te dan información, en gráfica, cada tanto una performance… Salís, y la gigantografía del retrato de Lucía te conmueve, insisto, tu hija, tu hijo, en un panel exterior. No en un marco posado en una repisa en tu casa.
Y esto, impecable, más que digno o decoroso, impecable, con la pulsión de lo parcial, con la estricta prolijidad de lo minimalista… porque una cama y unas fotos y una proyección que cuenta la verdad resultan en prolijidad sin estridencias, en sencillez cuidada amorosamente. Y también, en grito.
Hoy, que todo se expone en redes por gusto, hubo que hacer, que parir después de la muerte este cuarto de Lucía, porque hubo complicidades y silencio. Y una secretaria que tomó una carta y de eso también hablaré.
Hoy, el ARTE se hizo cargo de lo que aplastó en su momento la Justicia y de lo que es Estado no pudo responder.
Y, si quieren volvemos a lo estético. Impecable, lo he escrito. Y NO ABYECTO. Abyecto, para quien no esté familiarizado, es un término que se acuñó en el cine hace muchos años a propósito de una judía que estaba en una toma como danzando mientras la acribillaban. Es poner como bello algo que es atroz. Eso parece que calma. Y esta instalación no es abyecta. Ni es estridente. Y no tiene golpes bajos. Cuenta cómo era el cuarto de Lucía, quiénes fueron los culpables y quiénes los cómplices. Escribo criminales y jueces. La misma porquería.
Y cuento, para quién no lo sabe, sin metáforas, sin edulcorantes, sin adornos.
La lucha de Marta y Guillermo, los padres de Lucía Pérez, víctima de femicidio, que fue apoyada en las calles, me consta, tuvo eco en el buen criterio de Marcelo Marán, director del Auditórium, de Héctor Martiarena (actor, director, y trabajador de Almacenes Culturales), al que se sumaron Juan Ignacio Echeverría, Alejandra Vilar, también escenógrafa del Auditórium, Natalia Beresiarte (muralista), Claudia Acuña (escritora y periodista) y Sebastián Smok (revista MU). Y perdón, porque tal vez el orden no sea el correcto. Seguro que no es el correcto. Primero fue la tremenda desgracia, el dolor, la lucha.
Primero fue esa gesta de la mamá y el papá. Como vos, como yo. Mamá y papá.
Las calles ya se transitaban, con marchas, con pancartas, el Estado estaba ausente.
Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale fueron los jueces abominables. Encubrieron el femicidio. Esos nombres no hay que olvidarlos. Para saber…
Y recorramos el derrotero, derrotero por camino y, si no fuera por esta buena gente que apoyó el clamor, por derrota, porque hubo una muerte y casi queda en derrota.
LOS HECHOS CRUDOS ANTES DEL ARTE
Diciembre de 2019 los padres de Lucía entregaron la primera carta en Balcarce 50.
Balcarce 50, no tendría que aclarar. Hemos visto velorios de ponele, ilustres personajes ahí. NADIE LOS RECIBIÓ. Salió una empleada hasta la reja, tomó la carta, dio apenas un informe de RECIBIDO. No había DISPO, no se sabía de la pandemia… aclaro… para que no pongan excusas. Y NUNCA HUBO RESPUESTA.
Familiares de otras víctimas mujeres de la Provincia, se fueron uniendo, se fueron dando cuenta de que se enfrentaban a una aberración judicial, porque todos recibían silencio. En digno criollo… blableta.
Así, los familiares de femicidas comenzaron a juntarse. Viajaron, se contaron sus experiencias espantosas.
Ninguno tiene un JUICIO JUSTO. Piden ayuda, porque los femicidas tienen abogados y los parientes no. Los tienen que pagar, y en la mayoría de los casos no tienen recursos. Y tiene que pagar, como fue y es en el caso de Lucía, cuando tuvieron que viajar a Casación para que se anulara el fallo aberrante, QUE SE ANULÓ POR LUCHA, por ORGANIZACIÓN DE LAS FUERZAS VIVAS, no de ningún partido. Que esa anulación no se la arrogue ningún partido. Porque arde Troya.
En las cartas piden UN PROYECTO DE POLÍTICAS PÚBLICAS que contemple la contención para las familias sobrevivientes de FEMICIDIO, es decir QUE EL ESTADO HAGA ALGO EN CONCRETO, NO FOTOS CON ALGUNOS: ASISTENCIA PSICOLÓGICA, EL CUMPLIMIENTO ESTRICTO DE LA LEY BRISA, que implicaría que el Estado se haga cargo, porque son los sobrevivientes los que tienen que hacer frente a todo. Y NO TIENEN RESGUARDO, NO TIENEN CONTENCIÓN ECONÓMICA…
Lo sé, soy reiterativa, porque son las familias las que cargan con todo. En Mar del Plata, por ejemplo Blanca, la madre de Agustina se hace cargo de su nieta, la tía de Nancy, se ocupa de sus sobrinos, con mucho amor, pero sin dinero.
Son las familias las que lidian con el dolor extremo y con los gastos. Y todo se solventa con dinero. Vamos a hablar en criollo, en un país con tantos cambios del dólar que ya perdí la cuenta, conseguir un buen abogado sale caro. Carísimo. Me consta.
Como me cuenta Marta, la mamá de Lucía… EL ESTADO PRESENTE PERO DEL LADO DEL PATRIARCADO. Me lo dijo, me autorizó a contarlo. Y estoy de acuerdo, por experiencias personales que no vienen al caso. Y lo digo. Como le escribí en su momento al presidente Alberto Fernández que no, que él no estaba terminando con el patriarcado, que había tocado, felizmente, en su gestión, la Ley de IVE, pero que la lucha venía desde hacía décadas, y no terminó, y el patriarcado sigue. Le tengo malas noticias al mandatario. Lo puse en redes.
Los padres de Lucía entregaron seis cartas, seis cartas, SEIS CARTAS, y no recibieron respuesta.
A Guillermo, el papá, lo conocí hace años, luego de una marcha. Tenemos una gran amiga en común. En esa ocasión, nos quedamos más de una hora después de la concentración, en conversación casi íntima. Y recuerdo que yendo a mi casa pensé que no sabía cómo ese hombre (Marta, la mamá, estaba en La Plata en otra marcha) no se pegaba un corchazo luego de cargarse a un par. Lo confieso. Lo pensé y si me lo hubiera pedido, lo hubiera ayudado, hasta creo eso. No en un suicidio, sino en eso de cargarse a un par. Lo confieso. Y que agradezcan que pedimos JUSTICIA y no venganza.
A Marta la conocí en otra marcha. Y estoy hablando de OTRA MARCHA PIDIENDO JUSTICIA POR UNA HIJA ASESINADA.
Hoy con Marta nos quedamos hablando unas dos horas. Ella me dijo que quieren que la Instalación sea itinerante. Yo le ofrecí ayuda, dentro de lo que puedo. Ya hablé con alguien cercano al CCK y el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades de la Nación, y no soy su nombre para no comprometer. Le aconsejé que esto tenía que llevarse al Municipio de la Costa, donde la podredumbre arrecia, para poner un espejo en ciudades que son hervideros, y lo sabemos. Pedí contacto con actriz que tiene llegada a Crónica y voy a seguir. Como tenemos que seguir todos. No solamente en las calles, sino viralizando. Ya lo hice en mis redes, con amigos de Alemania y de España. Y voy a seguir. Como tenemos que seguir todos. Porque EL CUARTO DE LUCÍA es el cuarto de todo hijo que por acción de criminales y por omisión del Estado, ya no tiene que ser.
Y hay personas del mundo de la actuación que han prestado su apoyo, como el chico Fonzi, y hay otros que mandaron fruta. Y sé sus nombres.
Excelente que el Presidente haya recibido a la familia de Ursula. Excelente. Pero hay seis, SEIS pedidos de los padres de Lucía. Y no sabe, no contesta.
No soy políticamente correcta. No suelo caer bien. Sé de compromiso, sé de arte. Y sé de dolor.
Y este cuarto duele. Ayuden a que no pase más.
Conmovedor y estremecedor relato de un cuarto sin Lucía en palabras de Virginia Cerato.