Guillermo Montenegro un candidato puro del PRO e integrante de Juntos Por el Cambio, refleja una escena que prácticamente no se repite en el resto del país. Ganó territorialidad en General Pueyrredon, un ícono del interior del país pasa a manos del partido que fundó el ingeniero Mauricio Macri. Montenegro fue una apuesta que llegó ante la ausencia de otros precandidatos, en un espacio que condujeron nada menos Mauricio Macri y María Eugenia Vidal.
Fueron varias las frustraciones que el PRO debió sortear en la ciudad. Sus candidatos no lograban emerger. Lalo Ramos no arrancó nunca, volcó rápido, era un hombre que hizo punta en la madrugada del PRO. Juan Aicega resultó deslucido, no tuvo gestos de prosperar ni de ocupar un lugar clave para el PRO, ha transcurrido sin pena ni gloria, y Franco Bagnato que había despertado expectativas tanto de Macri como de Vidal, tampoco llegó al casillero esperado.
Hubo más episodios de desventuras políticas, que volvió esquiva a Mar del Plata que vivía entre escándalos, disputas y enfrentamientos en el propio bloque. CAMBIEMOS fue un montaje político que permitió que Carlos Arroyo no desaprovechará su oportunidad. Pero fue un tren fantasma, una familia ensamblada. Macri y Vidal recibieron en Mar del Plata por primera vez un ataque vandálico. Y no pudieron bajar con el Metrobus, un símbolo del macrismo en CABA y en GBA.
Para el intendente Arroyo la grieta se convirtió en un foso. Irreconciliables desde el primer tramo de la gestión, la trama de destrato y maltratos, fue de unos y otros, hasta que el intendente quedó aislado, sin capacidad de enfrentar a casi toda la corporación política (sin concejales propios, sólo 3 sobre 24) a un multimedios monopólico en un claro alineamiento con la gobernación, que devastaron a un gobierno, excesivamente castigado.
Paralelamente subían a la carrera del 2019 a Guillermo Montenegro, con un perfil muy distinto a todos los intendentes anteriores de Mar del Plata. Una etapa que deberá ser muy exigente en la gestión, debido a las complicaciones que invaden todas las administraciones públicas, que no escapan a las hogareñas, comerciales e industriales.
Resultados en Gral Pueyrredon
La llegada de Montenegro a la intendencia se visibiliza a través de un profundo corte que sufrió Fernanda Raverta, aunque el mismo disminuyó en relación a los votos que consiguieron Axel Kicillof y Alberto Fernández. El ex intendente Pulti, con su histórica Acción Marplatense se quedó con 10 de los puntos que permitieron al PRO quedarse con uno de los municipios más codiciados del país.
Raverta no integró al ex intendente a las PASO, dentro del Frente de Todos y lo desconoció. Es un dato que no debe soslayarse con todas las probetas cargadas. El festejo de Juntos Por el Cambio se debió a una polarización extrema, de la cual tampoco escapó Pulti que cayó a la mitad de lo que obtuvo en las PASO. Montenegro amortiguó con votos en una menor medida, la caída desproporcionada del actual intendente Arroyo, quien se llevó la peor parte de la polarización.
Arroyo sufrió una campaña de ataques desmedidos, colosales, en una dimensión desconocida para una gestión que entrega un municipio mucho más viable y posible de conducir. Esta es la ciudad donde la pobreza y el desempleo han resultado durísimos para la competencia municipal. La intendencia no es el mostrador que maneja la macroeconomía, con índices que castigan a los marplatenses en niveles que comprometen la calidad de vida y los costos sociales que no ceden.
Hubo actores invisibles, pero no exentos de intervención. Los resultados de General Pueyrredon, le abren una nueva instancia de administración a Mar del Plata y Batán. En la Casa Rosada estará Alberto Fernández y en La Plata Axel Kicillof. No serán ni Mauricio ni María Eugenia, y sólo Rodríguez Larreta desde CABA articulará el mismo idioma con Guillermo Montenegro.
El diputado nacional enfrentará como intendente municipal de General Pueyrredon, un capítulo que resulta interesante como gestión, un despegue con otro horizonte. Las expectativas deben estar moderadas por un contexto desfavorable a todas luces, pero con recursos que pueden facilitar un tránsito, Mar del Plata debe quedar aislada de organismos provinciales, una mayor autonomía que implique mejor disposición de recursos y aplicación de los mismos.
Jorge Elías Gómez