Política

“Montenegro es una buena persona, pero Mauricio no lo quiere”

Durante el día un bochornoso calor que hizo elevar la sensación térmica a 40° en la Capital Federal. A la 01.00 del jueves último y quemando los cartuchos de energía que le restaban, Don Julio Bárbaro,  rumbo a su descaso descontaba sus pasos sintiendo el rigor de la jornada sofocante.

Un cronista verano intentaba achicar esa calamidad climática, sentado en una mesa ubicada en la vereda del tradicional “café y restó” de Santa Fe 1234. La ocasión de saludarlo y tenderle la mano fue propicia, pese a su cansancio gentilmente Don Julio, accedió a la presentación ya puestos en tema algo que despertó curiosidad en su momento “Yo me reconcilié con la inteligencia de Cristina”, thabía sostenido Bárbaro, una frase que podía tener varias interpretaciones. Y el autor aclaró “cómo no me voy a reconciliar con la inteligencia de Cristina después de reducirlo a Macri como lo  hizo.”

“Si pero el 41 % es un porcentaje para ganar elecciones, no para perderlas” devolvió el cornista, “si pero eran votos contra Cristina”, afirmó Bárbaro devaluándolo al ex presidente.

Todavía los bomberos seguían la guardia de cenizas en Torres y Liva, pero Don Julio no estaba ni enterado de lo que había pasado en Mar del Plata. No obstante porque la política brota por sus poros, sabía que Guillermo Montenegro era intendente de General Pueyrredon y se despachó “Montenegro es una buena persona, pero Mauricio no lo quiere, como no quiere a todas las buenas personas que se acercaron a él” fue el lapidario comentario, y recordó que estuvo con Montenegro cuando acompañó a Luis Barrionuevo al Congreso de IDEA que se celebró en nuestra ciudad.

(NdR) Otra interpretación hacen del tratamiento de Mauricio Macri hacia Montenegro. El ex presidente lo desconsideró como potencial candidato, al haber caído sin obtener ni siquiera la minoría en representación del PRO, en las PASO de 2015 en San Isidro, donde quería seguir su carrera política. El radical Gustavo Posse lo arrasó en ese momento al nativo de Mar del Plata, que 4 años más tarde fue elegido como intendente en su ciudad de origen.

Casi desfalleciente por la tórrida jornada el dirigente del PJ siguió su marcha, no sin antes haberse prendido en una charla al paso, en la que demostró su laya política cargada de estocadas propias de un esgrimista por excelencia del peronismo en cualquiera de sus versiones, un todo terreno para respetar en ese sentido.

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