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Monseñor Marino ordenará a dos nuevos sacerdotes para la Iglesia de Mar del Plata

Diáonos junto al obispoEste viernes a partir de las 19, la Iglesia Catedral, estará colmada de fieles que acompañarán a dos jóvenes diáconos que serán ordenados sacerdotes para la diócesis de Mar del Plata. Monseñor Antonio Marino, presidirá la celebración eucarística en la que consagrará a Gastón Buono, de 26 años, y a Juan Cruz Menilli Caldararo, de 25 años, como presbíteros. Ambos son marplatenses y su comunidad de origen es la parroquia Asunción de la Santísima Virgen, ubicada en el predio del Hospital Materno Infantil.

Consultados sobre esta decisión de consagrarse para siempre a Dios en un mundo relativista, Gastón expresó, “aunque parezca algo difícil, en realidad, la diferencia es que esta decisión la vivimos con Dios y por Dios. Y donde está Él, que nos ama para siempre, nos acompaña  para siempre y nos promete ayudarnos siempre, no es tan difícil darle un sí para siempre. Es cierto que desconcierta en varios lugares en los que nos movemos, y aunque las personas con las que hablamos, a veces, no comparten nuestra fe; muchas de ellas nos manifiestan algo de admiración por este ‘para siempre’, por este jugárnosla el todo por todo por lo que creemos. Eso me da la pauta de que en el fondo todos desean conocer, amar y decirle sí a alguien para siempre. Y a ese ‘alguien’ es al que me siento llamado a anunciar”.

Por su parte, Juan Cruz, manifestó ante la misma pregunta, “viendo mi historia personal, si bien ingresé al Seminario después del secundario, mi panorama era bastante bueno: iba a poder estudiar, participaba en política, hacía lo que me gustaba. Pero lo que ví de atractivo en esta vocación a la que veía que Dios me llamaba era precisamente esto de entregarse por completo y para siempre. Es que estamos hechos para amar, y nadie ama a medias. Yo por lo menos no”.

Durante la celebración eucarística, el obispo realizará el rito propio de la ordenación sacerdotal, que es muy intenso y significativo: presentación de los que se van a ordenar, promesa de obediencia al obispo y sucesores, letanía de los santos y postración en el piso, imposición del manos por parte de monseñor Marino sobre la cabeza de los candidatos, gesto que también hacen los presbíteros que participan en el rito. Luego se  coloca los ornamentos propios a los nuevos sacerdotes; se ungen las manos de los ordenados con el santo crisma y después se les entrega la patena y el cáliz. Finalmente el obispo les da la paz y continúa la celebración de la eucaristía con los nuevos sacerdotes.

 

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