Las Hermanas del Huerto junto a las comunidades educativas del Colegio Santa Cecilia y Gianelli se reunieron, días atrás, para dar gracias por la beatificación de la Hermana María Crescencia Pérez, perteneciente a la congregación religiosa. Lo hicieron a través de una misa que presidió el nuncio apostólico de su Santidad, Monseñor Emil Paul Tscherrig junto al obispo de Mar del Plata, Monseñor Antonio Marino en la Catedral de los Santos Pedro y Cecilia.
Ante un templo colmado de alumnos, docentes, familias, adultos mayores; Monseñor Tscherrig expresó “estoy muy contento de celebrar con ustedes esta misa de acción de gracias por la beatificación de Sor María Crescencia Pérez, de la congregación de las hijas de María Santísima del Huerto. El Santo Padre está especialmente presente esta mañana, entre nosotros, porque es él quien ha ordenado la beatificación de la Hermana”.
Haciendo alusión a la beata Crescencia, el nuncio señaló “mirando su vida desde afuera, parecería que no hay nada de extraordinario que merezca especial atención; ella ha vivido una vida religiosa normal desde todos los puntos de vista. Entonces, ¿por qué hacerla santa y ponerla como ejemplo a imitar por todos los fieles de la Iglesia? Es necesario responder que cuando hablamos de santos y de santidad nos quedamos perplejos como si la santidad no fuese nada que nos concierne. Se dice de una persona que es santa, y enseguida se piensa que es un poco extraña porque ha perdido el sentido real de la vida. Pero afirmando eso, negamos la parte esencial de los cristianos, porque cada uno de nosotros está llamado a la santidad, porque nuestro Dios es santo”.
“Pero qué significa ser santo, el Papa Benedicto XVI lo define así: el santo es aquel que está tan fascinado por la belleza de Dios y por su perfecta verdad, que ésta lo irá progresivamente transformando. Por esta belleza y verdad está dispuesto a renunciar a todos, le es suficiente el amor de Dios, que se experimenta y transmite en el servicio humilde y desinteresado del prójimo”, detalló el enviado de Su Santidad.
Finalmente Tscherrig se refirió a la importancia que Crescencia Pérez le dio a sus padres en la santificación de la fe, “los recordaba con gran afecto en la oración expresando su profunda gratitud por sus consejos, su ejemplo de vida y por la enseñanza recibida”.
“Como la beata que celebramos hoy, también nosotros debemos llegar a ser caridad, consuelo y alegría para con nuestros hermanos para poder pasar el juicio del Señor. Que la Beata María Crescencia nos asista desde el cielo, sobre todo en este año de la fe, a fin de que la lámpara de nuestra fe brille en el mundo y sea un signo de esperanza para nuestros contemporáneos” concluyó.