Política

Mar del Plata vivirá la Navidad de los pobres

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Quizás el lamento de haberse convertido en intendente, refleje la intensidad del momento que vive el doctor Carlos Arroyo. Dos años conviviendo con la adversidad y su costosa adaptación. Ni la política ni la economía brindan buenas noticias. El día a día exhibe una dureza, que no sabe de contemplaciones. Íntimamente sabe que está aislado, pero extrañamente no lo han quebrado,  está convencido que tiene batallas por librar, eso es lo que demuestra desafiante.

Cuando mdphoy.com , en soledad,  ya advertía en 2016 que en la Casa Rosada y La Plata, predominaba un clima de inquietud y preocupación sobre lo que sucedía en Mar del Plata. Las necesidades políticas y obligaciones institucionales, permitieron que sólo la inercia aportara lo suyo, sólo el esfuerzo que se requiere para un mínimo funcionamiento. En eso estamos.

CAMBIEMOS a sólo 60 días de una implacable ratificación electoral, celebra en las urnas, pero sufre en el gobierno y en la gestión. Arroyo es la expresión del armado del PRO (regido por las encuestas y los focus group) que tuvo el correlato del alto rechazo que en 2015, padecieron todas las versiones K, que incluyó el híbrido colectivo político con Gustavo Pulti.

El problema es que a un híbrido lo sucedió otro híbrido. La ciudad más amada por los argentinos, la capital del interior del país, se debate sin conducción política ni planificación, y fundamentalmente, a contramano del momento económico. Déficit que se acumula, la cobrabilidad con permanente viento en contra, las demandas que no ceden y los privilegios que no se han atacado.

No hay Plan B, sólo el manejo que permita aspirar que dentro de 18 meses, definido un candidato, General Pueyrredon siga aportando a la causa de la reelección presidencial y de la gobernadora, dentro de CAMBIEMOS, definitivamente,  la fórmula a vencer. Hay una pesadumbre social y colectiva, que transmite el egocentrismo político, muy predispuesto a alentar expectativas en las cuales no se contemplan los errores y la autocrítica.

Mar del Plata inauguró los vandálicos ataques a Macri y Vidal, también donde no fue posible ensayar el METROBUS, un sello del oficialismo, que no pasó la etapa de la evaluación. El amarillo es opaco, porque no hay candidatos propios, la asociación con Agrupación Atlántica sirvió en el 2015, pero hoy y en el futuro inmediato, la implosión es casi irreversible, es una cuenta regresiva, lenta para el gusto de muchos, que quieren detonar el producto. Su valor electoral, es un bastión en el cual no habrá ahorros para conservarlo.

El mayor crédito del oficialismo es sin dudas, paradojalmente, la oposición. Chata, repetida, sin puch, sospechada,  desordenada, sin referentes que quiten el sueño, todo se reduce a saber cómo se definirán los tantos, ya en el próximo año, dentro de CAMBIEMOS.

¿Con interna o con lista única? Esta última experiencia, aunque legislativa, no fue fallida, no destiñó el color, salió indemne ese capital político. Allí reside de manera excluyente,  el enclave del objetivo que atesoran la gobernadora y el presidente. A esta altura todo es negociable y hasta el cierre de listas, persistirá la incógnita. El poder de María Eugenia, se mantiene como un diamante, explora favoritos y despliega “in situ” su estrategia de información. No quiere más sorpresas que la sobresalten tan a menudo.

Jorge Elías Gómez

jgomez@mdphoy.com

Un comentario

  1. La Argentina del hambre y el ajuste . La Argentina de “C A M B I E M O S”.

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