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Mar del Plata: Investigan una red narco que operaba dentro de una comisaría

Investigan una red narco dentro de la comisaría distrital 12, en Mar del Plata

 Un delito mínimo y falso se utilizó para cometer uno mayor. Más grave aún porque fue cometido por policías, que utilizaron el supuesto robo de un teléfono celular para lograr una orden de allanamiento de una vivienda en la que sabían que el propietario guardaba un cargamento de marihuana. Y la investigación determinó que en ese procedimiento fueorn robados 12 de los 20 kilos de esa droga que estaban almacenados en esa casa.

Las inconsistencias que aparecían en la causa original despertaron las sospechas. Entre ellas situaciones absurdas, ya que los uniformados dejaron constancia de una captura de pantalla con la ubicación del celular robado, imagen obtenida varias horas antes de presentarse la denuncia.

Ese fue uno de los indicios tomados por los investigadores para sospechar del desempeño de los oficiales de la Comisaría 12ª, en la zona oeste de esta ciudad. Quien entonces era su titular, comisario Gustavo Ruiz, quedó ahora imputado por incumplimiento de deberes de funcionario público, falsedad ideológica de instrumento público y falsa denuncia. Otras diez personas, cuatro policías y seis civiles, también quedaron vinculados a la causa.

El acopio de material probatorio permitió llegar, casi un año después, a los allanamientos que se ordenaron esta semana y que alcanzaron la sede de la Comisaría 12ª en busca de documentación de interés para la pesquisa.

“Estamos interviniendo a pedido de la fiscalía a cargo de la investigación. Seguramente se tomarán medidas disciplinarias con el personal investigado”, dijeron a LA NACION fuentes de la Auditoría General de Asuntos Internos (AGAI) del Ministerio de Seguridad bonaerense. Los funcionarios esperan acceder a una copia del expediente para resolver la situación de los oficiales involucrados.

Nunca existió aquel robo de un teléfono celular y mintieron los testigos que avalaron esa denuncia, que en principio había resultado tan creíble que logró que un juez de Garantía Saúl Errandonea, a pedido del fiscal Alejandro Pellegrineli, autorizara medidas para recuperar el teléfono supuestamente sustraído y detener al responsable.

El titular del celular en cuestión aseguró que dos hombres se lo sustrajeron. Envió una captura de pantalla donde, mediante rastreo satelital del equipo, indicaba su ubicación. Allí pidieron ir los policías y recibieron el visto bueno de la justicia. Al fiscal lo sorprendieron con un dato adicional: le mostraron que dentro de un lavarropas había casi ocho kilos de marihuana. Y un detalle: no encontraron el teléfono que buscaban, pero sí se secuestró el celular del dueño de casa, acusado por infracción a la ley de drogas.

En el caso tomó intervención la justicia federal, que se enfocó en el decomiso de la droga. En ese teléfono secuestrado aparecían datos que no correspondían con los resultados del allanamiento: había mensajes que consignaban la existencia en la vivienda allanada de casi 20 kilos de marihuana, cuando la policía solo dijo haber encontrado menos de la mitad de esa cantidad.

De la investigación en el fuero federal surgió que los policías tenían conocimiento de la presencia de ese cargamento de marihuana. Y por eso inventaron esta falsa denuncia de robo del teléfono celular y su ubicación para llegar hasta ese domicilio y hacerse de la marihuana allí acopiada.

Un minucioso detalle de llamadas telefónicas que había realizado el hombre atrapado con la droga permitió determinar la existencia de un nexo con el jefe policial de la Comisaría 12ª, sobre el que se enfocaron las sospechas.

La causa que tramita el fiscal Favaro tiene algunas particularidades que expusieron la precaria preparación que tuvo el armado de este robo. En el operativo los policías tomaron fotos y mostraron como secuestrada una balanza de precisión que nunca llegó a la Justicia. Se la ubicó durante el allanamiento de ayer, en la Comisaría 12ª. Quizás lo más insólito tiene que ver con la actitud el denunciante del robo del teléfono celular: en aquella oportunidad dio una dirección de mail cargada en el equipo y que permitía su seguimiento satelital, pero nunca supo decir cuál era el número de la línea que usaba en ese teléfono.

Diario LA NACIÓN

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