Ciudad, Información General

Malvinas, 37 años: La Deuda Histórica

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A pocas horas de cumplirse 37 años del desembarco argentino en las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, ordenado por la Junta Militar que gobernaba el país integrada por Leopoldo Galtieri, Basilio Lami Dozo, y Jorge Anaya, aún no se ha escrito la historia completa del enfrentamiento bélico con Gran Bretaña. Recientes documentos y diarios de guerra desclasificados, tanto en la Argentina como en Inglaterra, así como confesiones de soldados británicos, comienzan a echar luz sobre algunas zonas oscuras del conflicto ocurrido entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982.

En la actualidad, existen miles de veteranos no reconocidos que reclaman su lugar en la historia. Soldados, en su mayoría conscriptos, que fueron destinados a las distintas bases militares apostadas en el continente. “Nosotros también tuvimos acciones de combate. Además, no fuimos a un picnic”, repiten casi al unísono. Pero más allá de las comprobadas incursiones británicas en el continente, su reclamo se torna justo desde el mismo momento en que fueron desplegados a diferentes destinos del sur argentino durante la guerra para realizar tareas de logística, vigilancia y defensa de las costas del litoral marítimo patagónico indispensables en todo conflicto bélico. La injusticia de su situación se potencia cuando se comprueba que todos los tripulantes de los buques que, por decisión de los mandos de la Armada, no salieron de puerto-hecho que se detallará en este informe-, además de ser reconocidos como veteranos, cobran una pensión honorífica por parte del Estado equivalente a tres jubilaciones minimas La pregunta surge inevitable: ¿Por qué todo este personal de la Armada está incluido entre los beneficiarios, y los miles que sirvieron en las bases continentales no?

Es por ello que el Diputado nacional por el Partido Demócrata Cristiano Juan Fernando Brugge, del bloque parlamentario Córdoba Federal, presentó el Proyecto de Ley 3932/2018, a instancias de un numeroso grupo de veteranos de Malvinas no reconocidos llamado “Concertación TOAS” (Teatro de Operaciones del Atlántico Sur). El proyecto se propone otorgar “el reconocimiento moral e histórico a los exsoldados conscriptos que participaron de manera directa en el conflicto bélico”. En sus fundamentos, aclara que dichos soldados “fueron desplegados desde sus unidades militares de origen al sur del territorio nacional”, incluyendo el por entonces Territorio Nacional de Tierra del Fuego. El proyecto, si bien ya cuenta con estado parlamentario y debería ser tratado por la Comisión de Defensa de la Cámara Baja, no parece una prioridad ni para el Poder Legislativo ni para el Ejecutivo. Ni siquiera para la sociedad. Los miembros de Concertación TOAS le han solicitado una audiencia al Presidente Mauricio Macri a través de su Jefe de Gabinete Marcos Peña pero ésta aún no fue concedida.

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Tapa del diario Clarín

La base del reclamo

El reclamo se apoya en, además de las acciones de combate registradas en el continente, en la propia historia.  El 7 de abril de 1982, cinco días después del desembarco, se emite el Decreto secreto 700, que constituye el TOAS, delegando la determinación de sus límites en un Comité Militar, órgano que el 12 de abril decide ampliar y extender la jurisdicción del hasta entonces vigente TOM (Teatro de Operaciones Malvinas) hasta el litoral marítimo argentino, donde funcionaron las bases de Trelew, Comodoro Rivadavia, San Julián, Santa Cruz, Río Gallegos, y Río Grande, a los efectos de vigilar y defender la zona de posibles incursiones británicas en el continente. El 21 de mayo, a través del Decreto 999, el Gobierno reconoce que Gran Bretaña e Irlanda del Norte realizaron “reiteradas agresiones contra el territorio nacional y que éstas pueden repetirse en el futuro”. Ya por aquel entonces se habían registrado acciones de combate en el continente, inclusive antes del comienzo formal de la guerra, pero las FFAA querían evitar que trascendieran para que no cunda el pánico en la población. De hecho, para fines de mayo se había pensado en la posibilidad de realizar desde el continente una operación sobre San Carlos, ubicado en la costa occidental de la Isla Soledad. El documento elaborado por Américo Daher, Jefe del Estado Mayor en las islas, propuso atacar con submarinos a las fragatas inglesas, apoyados por dos corbetas y dos lanchas rápidas, y el lanzamiento de una fuerza de tareas de paracaidistas a 30 km al sur de Puerto Darwin y Pradera del Ganso. También se preveían el desembarco de buzos tácticos.

A poco de finalizada la guerra, todos los que participaron en el conflicto recibieron un documento de contrainteligencia, que aquí se reproduce, donde se les ordena no proporcionar información a nadie sobre su movilización, lugar de presentación, arma a la que pertenece y/o aptitud adquirida y su experiencia de combate.

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Documento de contrainteligencia: El comienzo de la censura

El 24 de mayo, el recientemente creado Centro de Operaciones Conjuntas (CEOPECON), con asiento en Comodoro Rivadavia y al mando de Jorge Osvaldo García, emite su primera acta en la cual se propone coordinar las acciones bélicas, incluyendo “las bases aéreas, aeronavales, instalaciones militares, los puntos de apoyo logístico y todo otro lugar en el continente que pueda ser motivo de un eventual ataque del enemigo”. Ello se debió a un documento confeccionado por Mario Benjamín Menéndez, por entonces Gobernador de Malvinas, donde le detalló a la Junta “las dificultades de logística, de inteligencia, la carencia de combustible que imposibilitaba el funcionamiento de los radares, la falta de reservas alimentarias”. También solicitó la reanudación del puente aéreo entre el archipiélago y el continente.

El 23 de octubre de 1984 se promulga la Ley 23109, a instancias del ex senador Oraldo Britos, que otorga beneficios “a los exsoldados conscriptos que han participado en las acciones bélicas desarrolladas en el Atlántico Sur entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982”. Pero el 26 de abril de 1988 el Poder Ejecutivo emite el Decreto 509/88, que reglamenta aquella Ley, manifestando en su artículo primero que “se considerará Veterano de Guerra a los ex soldados conscriptos que participaron en las acciones bélicas en el TOAS, determinado el 7 de abril de 1982, que abarcaba la plataforma continental de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, y el espacio aéreo correspondiente”. Este Decreto dejó afuera del beneficio a miles de personas. Aún existiendo desde entonces distintos fallos judiciales que van en sentido contrario a este Decreto, el mismo continúa perdurando.

Las declaraciones judiciales y secretas de Ernesto Crespo

Resultan muy reveladoras las declaraciones vertidas en sede judicial por el recientemente fallecido Brigadier Ernesto Crespo, Jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, y a cargo durante la contienda del FAS (Fuerza Aérea Sur). Crespo aseguró que “el Plan de Operaciones Esquemático 1/82 preveia la defensa de las bases continentales”, ya que las mismas “fueron objetivos prioritarios de la Fuerza de Tareas Británica”, sabiendo que “tenían capacidad operacional para incursionar con medios aéreos y terrestres sobre las bases”. A su vez, confirmó que el objetivo principal de las fuerzas especiales británicas era “destruir el material aéreo de la FAS desplegado en Río Grande, y afectar la tripulación de ser posible”. En otro tramo de sus declaraciones, explicita que “la jurisdicción del FAS en un principio se delimitó hasta las 15 millas naúticas de la costa continental. Posteriormente se vio obligada a operar en todo el TOAS por el retiro de las fuerzas navales propias a Puerto Belgrano un día antes del inicio de las operaciones del 1 de mayo”. Y dice tajante: “Si la FAS no hubiese estado en la Patagonia, con sus medios desplegados en el continente, el conflicto hubiera finalizado probablemente el primer día de combate, es decir, el 1 de mayo. Los ingleses consideraron a la Fuerza Aérea Sur su único enemigo real en el conflicto”.

A pesar de las revelaciones de Ernesto Crespo, si bien todos los miembros de la Fuerza Aérea son reconocidos como Veteranos, sólo los pilotos cobran la pensión. Julio Herrera Vidal, Presidente de la Asociación Nacional de Soldados Veteranos de la Fuerza Aérea, quien se desempeñó en el Grupo 1 de Artillería Antiaérea que fuera desplegado a la Base de Santa Cruz, le cuenta a este medio que “yo participé en una acción de combate, el 23 de mayo a las 19 hs, donde sostuve una acción antiaérea con un avión que nunca se identificó”. Y explica que “está bárbaro que cobren la pensión los pilotos, pero hay que tener en cuenta que un avión es un sistema de armas, con un grupo de artillería de atrás, comandado por artilleros”. Y ratifica lo dicho por Crespo: “Todos los ataques contra la flota británica partieron desde el continente, desde las FAS y de la aviación naval”.   

El rol de la Armada

“La Fuerza Naval se dedicó a luchar por objetivos de política interna y de conservación de sus propios elementos, no dedicando más que el mínimo esfuerzo al conflicto de Malvinas”, escribió el Brigadier Crespo en un memorándum secreto dirigido al Jefe del Estado Mayor General de las FFAA el 1 de julio de 1982. A su vez, un cable secreto durante el conflicto de la Embajada de EEUU en Buenos Aires afirma: “Lami Dozo (N. de R: Jefe de la Fuerza Aérea) cree que están destrozando su fuerza porque el Ejército no combate o no sabe combatir, y la Marina se ha estado refugiando a lo largo de la costa continental”. Estos documentos confirman lo que siempre se sospechó: que la Armada prácticamente no participó del conflicto. Sin embargo, es la fuerza con mayor cantidad de veteranos reconocidos:10201 sobre un total de 23428 reconocidos por el Ministerio de Defensa.  Ello se debió, entre otras razones, a una fuerte presión ejercida en 1994 por el Consejo de Oficiales Superiores de la Armada, que logró que mediante el Decreto 1083 se incorporara al beneficio a todos los tripulantes de 25 buques que nunca salieron de puerto, replegados luego del ataque al Crucero General Belgrano. Por ejemplo, los más de 300 tripulantes del ARA Seguí, que permaneció en la base por problemas técnicos, cobran la pensión honorífica. Pero no es el único caso. Por temor a los submarinos nucleares ingleses, la Armada decidió replegar a todos sus buques a la costa para realizar tareas de vigilancia.

Más allá del hermetismo oficial durante 37 años, se empieza a conocer y a reconocer que el continente estuvo seriamente amenazado de ser penetrado por las fuerzas británicas. De hecho, hubo varias incursiones que se detallarán en la segunda parte de este informe. Así lo revelan diversos documentos secretos ingleses. Uno corresponde al 27 de mayo de 1982, donde se invita a considerar la autorización de operaciones de sus Fuerzas Especiales contra buques de guerra, submarinos y otras naves argentinas fuera de las 12 millas de la zona de guerra que Gran Bretaña había ampliado unilateralmente el 7 de mayo.

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Documento secreto británico desclasificado

Así mismo, el citado Julio Herrera Vidal hizo público que Edward Denmark, veterano inglés integrante del 12 Regimiento Real de Artillería Antiaérea de las Task Force, le envió una carta en el marco de una cooperación creciente entre combatientes de ambos países, donde le aseguró “sin ninguna duda estaban en riesgo todas las bases de la Patagonia”. La carta está certificada por un Escribano de Liverpool y a su vez Herrera Vidal la hizo protocolizar en la Argentina, cuya imagen se acompaña.

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La carta de Denmark a Julio Herrera Vidal

Cabe señalar que en el libro “1982”, del periodista y ex jefe de la SIDE Juan Bautista Yofre, se cita que “el jueves 6 de mayo, un diplomático argentino informó que se esperaba un nuevo ataque británico, incluso al continente”. Esta versión es a su vez confirmada por un embajador de carrera: “Gran Bretaña amplió la zona de exclusión a 12 millas del continente y no se descarta un ataque al propio continente”. Así mismo, en sede judicial, el Brigadier Ernesto Crespo aseguró que “el riesgo de combate fue permanente”, y que “los conscriptos eran parte fundamental en la defensa terrestre y anti aérea”.

Según se ha sabido por diarios de guerra y documentos desclasificados, y por propias declaraciones y libros ingleses, se registraron más de 20 incursiones en el continente, que fueron repelidas por las fuerzas argentinas. La más célebre quizá sea la llamada “Operación Mikado”. Pero existieron más: la incursión en Cabo Curioso, la caída del helicóptero el 30 de abril por parte de fuerzas británicas, los campos minados de Río Grande, la llamada “noche de los 2000 disparos”, los muertos argentinos del Liceo General Roca, los hechos del 18 y 21 de mayo, la detección de submarinos ingleses en Caleta Olivia el 1 de mayo, entre otros. De estos hechos nos ocuparemos en la segunda parte de este informe. Ninguno de los soldados participantes en dichos hechos están reconocidos por el Estado, salvo los fallecidos a través de la ley 24950/88.

El Ministerio de Defensa reconoce oficialmente, como ya se dijo, 23428 veteranos, de acuerdo al siguiente detalle: 10.201 de la Armada, 9533 del Ejército, 2249 de la Fuerza Aérea, 22 gendarmes, 31 prefectos, y 1392 civiles. Este medio intentó consultar la nómina, y la misma se encuentra “sin información disponible”. Curioso, ya que tres semanas atrás, la planilla estaba publicada en detalle, separada por arma. En su página web, la ANSES reconoce oficialmente 22476 beneficiarios. Sin embargo, hay quienes sostienen que el total de ex combatientes destinados al archipiélago y a las bases continentales supera largamente los 30.000. Distintas fuentes aseguran que al momento de la rendición argentina, el 14 de junio de 1982, había cerca de 14000 soldados sólo en el archipiélago.

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Captura de la página del Ministerio de Defensa: Sin datos

En su declaración judicial, Ernesto Crespo se preguntó si “¿es posible suponer un criterio de espacio territorial que no limita las operaciones, condicione el reconocimiento de una acción bélica?”. Y sugirió tajante: “En lugar de considerar la delimitación geográfica de los comandos en el Atlántico Sur, sería correcto limitar el ser considerado ex combatiente o ex veterano a los que tuvieron injerencia directa o cumplieron funciones esenciales, ya fuera en las islas o en el continente”.

Quizá haya que destacar las palabras del veterano no reconocido Francisco Romero, integrante del Batallón V de Infantería de Marina: “Nosotros no fuimos a las islas a pelear solo porque el conflicto duró poco tiempo: 45 días. No hubo tiempo para el relevo”. 

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“El día 29 de abril (de 1982), siendo aproximadamente las 20:15 hs, el señor Director del Liceo Militar General Roca, recibió la información que un grupo de comandos habían desembarcado en un puerto intermedio entre Caleta Olivia y Puerto Deseado; por lo cual se organizaron dos patrullas de combate”.

Así comienza la explicación de los hechos que sucedieron dos días antes del comienzo formal de las hostilidades entre Argentina y Gran Bretaña por las Islas Malvinas, Sandwich y Georgias del Sur, a través de un documento desclasificado hace 12 años. El Liceo General Roca fue asignado al Cuerpo del Ejército el 23 de marzo de 1982 por orden emanada del documento 000/5, cuyo Director, Miguel Ángel Clodoveo Arévalo, fue así mismo designado como Jefe de la Seguridad del Litoral Marítimo, otorgándole el nombre de Agrupación Comodoro Rivadavia. La importancia del Liceo radicaba en el hecho de que allí se hallaban detenidos varios de los efectivos británicos que se rindieron a las tropas argentinas el 2 de abril. A partir de aquellos datos, se alistaron dos helicópteros.

“Aproximadamente a las 21:45 hs las patrullas, al mando de Clodoveo Arévalo y el Teniente Carlos Horacio Fernández Suárez aterrizaron en Caleta Olivia”, prosigue el diario de guerra del Liceo. “Antes de las primeras luces, el personal del primer helicóptero, fue transportado al lugar donde se hallaban las aeronaves, siendo aproximadamente las 07:15 hs del 30 de abril de 1982. El aparato despegó a las 07:30 hs al mando del Coronel Arévalo. El personal de la segunda máquina despegó a las 07:40 hs del helipuerto. Respecto a la primera máquina, no se tendrían noticias sino hasta pasada la media mañana”, continúa el parte oficial. En el segundo helicóptero viajaba Marcos Medina, uno de los soldados que tuvo a su cargo la custodia de los prisioneros ingleses. Se había perdido todo contacto con el helicóptero de Arévalo, cuando “siendo las 12:40 hs un ciudadano que se encontraba pescando se presentó al Puesto Comando portando un elemento que al parecer pertenecía a una aeronave, comprobándose posteriormente que era un tanque de combustible”.

De acuerdo a un exhaustivo trabajo realizado por Alberto Manfredi (h), se afirma que producidas las novedades, el Comandante del Cuerpo de Ejército V, y posterior Jefe del Centro de Operaciones Conjunta, Osvaldo García, impartió directivas terminantes de no informar el hecho a nadie. El Capitán Héctor Marengo ordenó a sus soldados abordar el helicóptero AE-414 y despegaron en busca de sus compañeros, para finalmente encontrar la nave siniestrada, notando a primera vista que de acuerdo a la forma en que se encontraban diseminados los restos, la misma no se había estrellado sino que había estallado en el aire. Los hombres de Marengo se introdujeron en el agua helada y llegaron hasta el lugar donde flotaban los cadáveres, completamente desnudos y mutilados.Los restos de la nave y de sus tripulantes fueron retirados del lugar en el más absoluto secreto. Las pericias realizadas jamás se dieron a conocer y los soldados fallecidos fueron velados a cajón cerrado.

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Documento secreto del Liceo General Roca

El diario de guerra del Liceo fue desclasificado en 2007. De hecho, el diario “Clarín” publicó un extenso informe el 17 de junio de aquel año. Sin embargo, los soldados destinados en Comodoro Rivadavia no son reconocidos por el Estado argentino como veteranos. Ni siquiera aquellos que viajaron en el segundo helicóptero y que debieron rescatar los cuerpos de sus compañeros. Con los años, queda cada vez más claro que el helicóptero fue derribado, con lo cual se trató de una acción de guerra. De hecho, los diez soldados fallecidos en el siniestro fueron reconocidos post-mortem como veteranos, formando parte de un total de 17 hombres caídos en el continente. ¿Qué hubiera pasado si uno sobrevivía? Según la ley vigente, no debería cobrar la pensión honorífica, a pesar de haber estado en un acto bélico.

De acuerdo a diversos documentos que han salido a la luz, tanto en Argentina como en Gran Bretaña, se va conformando una visión cada vez más acabada de lo que fue la guerra de Malvinas, que se inició con el desembarco ordenado por la Junta Militar el 2 de abril de 1982, y cuyas hostilidades formales comenzaron el 1 de mayo. Pero como se observa, algunas acciones de combate tuvieron lugar antes de esa fecha en el continente, cuyos veteranos, 37 años después, aún no fueron reconocidos por el Estado, a pesar de que en ese lapso de tiempo se sucedieron 6 gobiernos elegidos por el voto popular y uno transitorio. Ya se han explicado en este medio las razones de esta estafa moral, histórica y también económica. http://elobservador.online/index.php/2019/03/15/pensiones-honorificas-de-malvinas-la-deuda-moral-de-la-sociedad-argentina/

Operación Mikado

Durante aquel mes de mayo de 1982, el Escuadrón B del Regimiento 22 del SAS (Special Air Service), unidad especial del Ejército Británico creada en 1941 en plena guerra mundial, recibió la orden de realizar una operación de reconocimiento, y de ser posible, atacar la Base Aeronaval Hermes Quijada de Río Grande, en Tierra del Fuego, defendida por 4 batallones del Comando de Infantería de Marina, donde se hallaban los célebres aviones Super Etendard, munidos de misiles Exocet. Los mismos habían logrado penetrar las defensas de la fuerza de tareas británica. El caso más famoso fue el impacto al Destructor Sheffield, una moderna unidad de la Royal Navy. El nombre en clave de dicha operación era “Plum Duff”, más conocida como “Operación Mikado”.  La idea central de la maniobra era la de enviar un helicóptero Sea King para reconocer el blanco y la ubicación de los aviones, y el desembarco de comandos en cercanías de Río Grande, quienes, según Manfredi, “debían destruir los aviones y los misiles, y asesinar a sus pilotos”.

El helicóptero Sea King inglés partió desde el “Invencible” a las 0:15 hora argentina del 17 de mayo de 1982, tripulado por el Teniente Richard Hutchings, con el objetivo de reconocer los movimientos y preparar el arribo de comandos para destruir la base. Pero en la mañana del 18 de mayo, la nave apareció destruída en la localidad chilena de Punta Arenas. En un principio, se pensó que el helicóptero se había estrellado. Pero con el tiempo se supo que su tripulación lo hizo aterrizar posiblemente averiado, y luego lo incendió.  Según diversas investigaciones, se habría concluído que los radares de los Destructores ARA Piedrabuena, ARA Bouchard y de la propia base de Río Grande detectaron la presencia de la nave, por lo que sus tripulantes para no ser descubiertos desviaron su curso a Chile, donde el régimen de Augusto Pinochet colaboraba con los británicos.

La verdad sobre este hecho se mantuvo oculta durante 20 años, si bien en su momento la noticia fue publicada en los diarios argentinos e internacionales. La Armada siempre sostuvo que el helicóptero siniestrado en Punta Arenas nunca pudo proceder desde la flota inglesa, por carecer de autonomía de vuelo. Se inclinó a pensar que algún buque inglés navegaba por el Pacífico y usaba esas máquinas para tareas de espionaje. Sin embargo, el 14 de marzo de 1983, el diario británico “The Daily Express”, indicó que la aparición del Sea King fue en realidad sólo la parte inicial de una misión de ocho componentes del SAS para penetrar en territorio argentino.

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Prensa chilena de 1982

Pero quien mejor puede contar la verdad es el propio Richard Hutchings, piloto del helicóptero. Y así lo hizo en su libro titulado “Piloto de Fuerzas Especiales, memoria de vuelo en la guerra de las Falklands”, aportando datos fundamentales para conocer lo que ocurrió entre el 17 y el 18 de mayo de 1982. Allí cuenta detalles sobre la organización previa de la operación: “El Gobierno aprobó un plan para una operación del SAS en el interior de Argentina con el fin de destruir los aviones Súper Etendards y misiles Exocet”, fue la orden recibida por su superior. Y agrega que “en el momento de planificar la misión de combate para llevar al equipo del SAS a Argentina, la tripulación del Sea King supo que el equipo que estábamos introduciendo estaba de manera preliminar en una operación más grande pero, por razones de seguridad operativa, no estábamos informados al detalle”. Y afirma: “El plan denominado en código Operación Mikado, requirió que la mayoría de un escuadrón del SAS fuera cargado en dos aviones C130 que serían aterrizados de emergencia en la pista de aterrizaje en Río Grande. El objetivo del Escuadrón B era localizar y destruir los cinco aviones y los tres misiles”.

En otro párrafo, Hutchings reconoce que “mis órdenes fueron de que mi helicóptero tenía que mantener el silencio de radio y electrónico durante toda la misión, con la excepción de que encontráramos al buque argentino ARA 25 de mayo, sobre el cual teníamos que indicar su posición”. Y revela un hecho que fue desmentido infinidad de veces por la historia oficial argentina: “Trágicamente, el 19 de mayo, otro Sea King iba a tener un amerizaje forzoso en la noche con la pérdida de 21 vidas”. La versión del envío de dos helicópteros siempre circuló, pero nunca fue confirmada. Hutchings lo hace en su libro.

Con nombre y apellido

Carlos Alberto Brunini perteneció al Batallón 1 de la Brigada de Infantería de la Marina, y estuvo destinado en Río Grande. Además de tener que proteger los aviones Súper Etendard y los misiles, su misión, junto a la de cientos de sus compañeros, era la de patrullar y rastrillar la zona, habiendo tenido que soportar temperaturas bajo cero y estando días enteros escondidos en los llamados pozos de zorro, con los pies en el agua y sin alimentos. Además, arriesgando su vida al tener que atravesar en la total oscuridad campos plagados de minas de más de 2600 mts de amplitud. Y muestra orgulloso un intercambio de mails con Richard Hustings, donde éste le afirma que “sabe que hubo más operaciones especiales por parte de las SAS después de la protagonizada por él”. Brunini es un veterano no reconocido.

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Mapa de campos minados en Río Grande

Alberto Noal perteneció a la Compañía B de Ingenieros de Combate 181, y fue destinado a Cabo Curioso, provincia de Santa Cruz: “No sabíamos ni dónde estábamos. Teníamos provisiones para tres días y nos tuvimos que quedar muchos días. Racionábamos la comida y hasta nos alimentamos con raíces de mata negra. Éramos cerca de 140. Vivíamos en un pozo, sin poder hacer nada. Quietos. Soportamos nieve, lluvia, agua nieve”, le cuenta a este medio. Y detalla su experiencia: “El asunto es que se veía un buque fondeado de grandes dimensiones. Entonces había que esperar y estar totalmente quietos. Una noche de bruma, el 11 de mayo cerca de la medianoche, veo dos bultos negros saliendo de un bote gomón, que para mí eran hombres, y disparo. Y empiezan varios disparos y muchas detonaciones. No se veía nada. Vi correr personas y bengalas que se dispararon desde el gomón”. Al otro día, agrega que “no nos dejaron bajar a la playa. Nos dijeron que éramos unos pelotudos, y que le habíamos disparado a lobos marinos”. Ni Alberto Noal ni sus cientos de compañeros están reconocidos como veteranos de guerra. Este hecho quedó registrado en el diario de guerra de la 6ta Brigada de Infantería, que se adjunta a continuación

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Otros hechos registrados

El 1 de mayo, se recibió la información que en horas de la noche, se detectaron señales lumínicas desde la Bahía de San Sebastián, al norte de Tierra del Fuego. Muy cerca de allí, se hallaba la Estancia Cullen, asiento de personal del consulado inglés. Aquel día fueron detectados dos submarinos ingleses navegando en el Golfo San Jorge, “en dirección a Caleta Olivia”, según reza el diario de guerra. Eran las 10:30 hs de aquel día negro en la historia argentina. Explica Alberto Manfredi: “Por entonces, se tenía la certeza en Buenos Aires de que submarinos enemigos merodeaban sus aguas continentales”. En el diario de guerra del Liceo General Roca, se narra un hecho ocurrido el 4 de mayo: “El pesquero Doña Mariela detectó otro sumergible desplazándose lentamente en superficie que, al parecer, percatado de su presencia, hizo inmersión de manera inmediata y despareció”.

El sábado 22 de mayo a las 21:30 hs, el Centro de Información y Control de Comodoro Rivadavia notificó la presencia de tres ecos no identificados, posiblemente  helicópteros. Ante este hecho, el alto mando dispuso el envío de una patrulla aérea con dos aviones Pucará, que hicieron dos vuelos de reconocimiento. El primero no arrojó resultados, pero durante el segundo vuelo, a las 23:41 hs, se alcanzó a divisar tres aeronaves no identificadas que al ver llegar a las naves argentinas, apagaron sus luces de posición y se retiraron. Al dar aviso a la Torre, se le ordenó abrir fuego y se ordenó que las ciudades de Trelew y Comodoro Rivadavia quedaran totalmente a oscuras.

blankResulta evidente que la Argentina mantiene una deuda histórica con aquellos miles de soldados que, por el deber de servir a la Patria, fueron destinados a protagonizar una gesta apoyada masivamente por el pueblo argentino, que luego terminó en un fiasco por la inoperancia y la improvisación de los mandos militares, en especial por la Junta integrada por Galtieri, Anaya y Lami Dozo. Muchos miles fueron desplazados directamente al archipiélago. Otros tantos, al litoral marítimo continental a cumplir diversas tareas. Aunque no haya habido un solo disparo en el continente –que sí los hubo, como se contó en este informe-, quizá sea hora que el Estado argentino comience a reconocerlos como lo que son, Veteranos de una guerra que ellos no eligieron. 37 años después.

 

Por Pablo Portaluppi (pabloportaluppi01@gmail.com @portaluppipablo)

 

14 Comentarios

  1. La Historia de los Veteranos TOAS aún no Reconocidos plenamente ( ya que cuentan con Medalla y Diploma del Congreso) está saliendo a la luz. Gracias Pablo por tu compromiso en c la otra Historia vivida dentro del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur.

  2. blank Julio Herrera Vidal

    Es muy bueno que el Pueblo Argentino sepa la Verdad y que la cuenten ! Gracias Pablo Portaluppi

  3. blank Horacio graneros

    Malvinas, la otra guerra.Muy completo el informe realizado.Muchas gracias Sr.PERIODISTA por dar a conocer al pueblo argentino toda la VERDAD de los soldados VGnr TOAS en defensa del Litoral Maritimo Patagonico.!!!abrazos y bendiciones!!

  4. blank Fabio Buenanotte

    GRACIAS Pablo x sacar a la luz, la otra parte de la historia. Nuestra historia. La que vi imos los que estuvimos en el teatro de operaciones del atlantico sur defendiento el litoral maritimo. Gracias por tu compromiso Pablo Portaluppi!!!

  5. Gracias Pablo por mostrar nuestra historia,que vivimos en el teatro de operaciones del atlantico sur,defendiendo el litoral maritimo y sus 6 bases aereas. Gracias por su gran trabajo.

  6. Muchas gracias Pablo, por contar , con detalles reales , la participacion de los TOAS…!!!!!

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