Policiales

Los crímenes en ocasión de robo subieron un 33% en la Provincia

inseguridad-mar-del-plataEl proceso es interno, pero se ve en los ojos de todos. En las miradas hay dolor. Son padres de víctimas de la inseguridad. Esos a los que una secuencia de pocos segundos les cambió la vida para siempre. Muchos, además, cargan una mochila adicional –la impunidad–, el tener que soportar que los asesinos de sus hijos estén libres, algunos paseándose desafiantes, sonrientes, delante de ellos. Es miércoles y la Plaza de Mayo los reúne, para gritar la injusticia que atraviesa sus corazones. A las siete de la tarde, la mayoría de la gente camina presurosa para volver del trabajo a casa. Ellos, sin embargo, no miran sus relojes. Están ahí, solos, esperando su turno para hablar, megáfono en mano, portando carteles donde las fotos de sus hijos se multiplican en un solo reclamo. No importan los 30 grados, aunque la temperatura crece cuando hablan de los derechos de los presos. También cuando se les comenta que las autoridades de la provincia de Buenos Aires sostienen que los homicidios en robos bajaron 40% de abril a septiembre.

Difundir estadísticas sobre inseguridad no es aconsejable en estos tiempos para ningún gobierno de turno, porque los números reales no paran de subir. Cualquiera que camine el Conurbano o hable con jefes policiales y fiscales lo puede corroborar. Según un relevamiento realizado por Clarín, este año ya hubo 209 personas muertas durante asaltos en toda la Provincia. El último caso ocurrió ayer al mediodía: un vigilador salió a defender a una mujer que acababa de sufrir un robo y terminó asesinado a tiros en Moreno.

En 2013, pero a lo largo de los 12 meses completos, el número fatal había llegado a 157. En 2012 las víctimas habían sido 146. Es decir, que los crímenes de la inseguridad crecieron un 33% en el último año y más de un 40% en relación a 2012. Y aquí no se incluyen venganzas, ajustes de cuentas, riñas, casos de violencia de género ni hechos relacionados con el narcotráfico o de índole personal.

De los 209 asesinatos de 2014, en el Conurbano se registraron 160 y en el interior provincial, 49. La Matanza, el distrito más poblado, encabeza la trágica lista: allí mataron a por lo menos 35 personas en robos. Para la ONG Familiares de Víctimas de la Inseguridad de San Justo, el número es aún mayor: trepa a 58 en lo que va de 2014.

Otros distritos con números alarmantes son Lanús (14), Lomas de Zamora (14), Florencio Varela (12), Quilmes (12) y Moreno (10). En el interior, Mar del Plata ya suma 14 homicidios en ocasión de robo, por delante de La Plata (10), el otro gran centro urbano donde el delito no cesa.

Las armas de fuego siguen siendo preponderantes en la mayoría de los episodios: de las 209 víctimas, 144 murieron baleadas (el 70 por ciento). Otras 23 fueron acuchilladas. Y llama la atención la gran cantidad de gente que perdió la vida porque no soportó el mal momento, a causa de infartos: 18.

Edith León tiene 41 años. Era madre soltera. Su único hijo, Mariano (21), trabajaba en una peluquería de Caballito para solventar sus estudios de contador público. El 18 de julio, ella estaba ayudándolo a preparar un examen en su casa de Ciudad Evita (La Matanza), cuando un ladrón entró por la ventana y le disparó. Su hijo agonizó tres días. El cómplice que esperó afuera del edificio fue detenido, pero el que tiró está libre. “Sigue caminando por las calles de mi barrio impunemente, tomando cerveza, jugando a la pelota”, le dice la mujer a Clarín en la Plaza de Mayo, rodeada de su hermano Carlos y de otros familiares de víctimas que brotan como si alguien hubiese pisado un hormiguero. Quieren contar sus casos, que alguien les preste atención al menos un momento para hablar de su drama.

“Hasta el día de hoy sigo pidiendo justicia. Mariano era lo único que tenía y me quedé sola, me lo sacaron de las manos. Y encima tengo que vivir con mi casa enrejada, estoy presa en mi propio hogar”, describe Edith entre lágrimas, a metros de la Casa Rosada. La mujer le mandó cartas al intendente Fernando Espinoza y a la presidenta Cristina Kirchner, pero no tuvo respuesta. “Yo siento que estoy sola. Hice siete marchas, todas en la plaza de San Justo. El intendente ni siquiera me hizo un llamado de condolencia. Somos un simple número, no tienen en cuenta nada, le envié una carta a la Presidenta el 6 de octubre y tampoco pasó nada”, se lamenta.

El martes pasado, la mujer pasó su primer cumpleaños sin Mariano. “Yo le prometí en el cajón que se iba a hacer justicia, pero hoy los delincuentes tienen más derechos que las víctimas. Ahora pueden trabajar en la cárcel y les pagan aguinaldo y vacaciones, pero yo a mi hijo no lo tengo más”, agrega. A su alrededor, otros vecinos de La Matanza sostienen que el partido “es tierra de nadie” y que “los patrulleros nuevos no existen”.

El acto termina con el mismo clima de duelo. Eduardo Tonello, papá de Pablo (asesinado este año para robarle la bicicleta en Palermo), se saluda con María Ester Radiminski (mamá de Alex Ayala, asesinado en Lanús en 2013). Dos vidas jóvenes que se llevaron por nada. “Tenés los mismos ojos de Alex”, le dice ella con nostalgia a Clarín. Y se va con su dolor, ese que sólo ellos comprenden.

Clarín

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