Opinión

Lazzeretti opina sobre el pedido de extensión de la temporada estival y el inicio del ciclo lectivo

Esta semana se vuelve a repetir el clásico reclamo anual de una causa perdida de ante mano. Parece que se quisiera desligar responsabilidades, echándole la culpa al Gobernador y al Ministro de Educación de la Nación, buscando compatibilidades que no son tales.¿Se piensa seriamente, que el gobernador va a contradecir una política nacional? ¿O que el Ministro de Educación va a cambiar una correcta política para todo el país de proponer 190 días de clase? Además debemos tener presente que dicho objetivo se torna muy ambicioso en la práctica, entre otros motivos por la política del gobierno provincial en relación a los trabajadores docentes que ha dado lugar a numerosos conflictos gremiales que siempre reducen los días de clases, las necesarias jornadas de capacitación docente, y los nueves días de feriados previstos para el calendario académico de 2014.

Foto Lazzeretti

Creo que el Intendente es consciente de que hay poco espacio para los cambios propuestos y de lo ajustado del calendario que por desgracia a este fin tiene sólo 365 días, pero igual se embarca y suma a sectores bien intencionados de nuestra sociedad, hacia un camino estéril, sin salida, como ya lo hizo con la policía municipal. Todo esto tiene un inocultable aroma electoral, lo que constituye una gran irresponsabilidad.

Las políticas turísticas segmentadas en relación a los diferentes grupos etarios y a las distintas condiciones familiares, deben ser una premisa fundamental en la planificación y promoción de la actividad turística de nuestra ciudad, la que debe ser realizada con el conjunto de los actores sociales que son parte de la actividad y los diferentes niveles de  gobierno. Extender la temporada solicitando acortar los plazos educativos para generar un supuesto paliativo económico para nuestra ciudad, es realmente una pobre y repetida iniciativa, destinada al fracaso.

Es muy necesaria la actividad turística para nuestra ciudad, debemos planificarla con participación del sector privado, orientarla a distintos grupos etarios en distintas estaciones del año y promocionarla nacional e internacionalmente. Pero no es suficiente, para una ciudad de más de 650.000 habitantes estables. Necesitamos una ciudad que tenga como objetivo central el aumento del valor agregado, por lo que es menester abonar a la educación como eje de su incremento. Está demostrado, por si hiciera falta aclarar, que las regiones que concentran la mayor parte del sistema turístico son las primeras que sufren altos niveles de desempleo ante las situaciones de crisis. La educación, su vinculación con la creación de empleo calificado por tanto, continúa siendo la herramienta que nos lleva a una mayor generación de riqueza, desde el plano local hacia un contexto regional.

En el mundo actual la educación es un derecho esencial a la condición humana y además una condición necesaria para el desarrollo sustentable. El promedio estipulado de horas anuales de clase en la Argentina – 760 para la educación primaria, a los que hay que deducir las jornadas de capacitación y las horas perdidas por eventuales conflictos gremiales– está por debajo de la media fijada por países como Brasil (800) o Chile (878), y muy por debajo de Estados Unidos (958) o Japón (945), según datos de la Unesco.

Por lo tanto, por el bien de nuestras niñas y nuestros niños, es de esperar que la cantidad de horas se siga incrementando en el futuro, para garantizar las bases de una mejora educativa, que no sólo pasa por un incremento cuantitativo. ¿Que hará nuestro Intendente, seguirá liderando el reclamo contra la extensión de días de escolaridad? Porque dado el número finito de días del año, a veces las cosas resultan incompatibles.

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