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La costa ligó más que las sierras con el impacto del dólar: devaluación más impuesto turista

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“La costa bonaerense es otro destino masivo de verano en Argentina. Esas playas ligaron más que las sierras en ese reparto de los que no alcanzaron a vacacionar afuera: una respuesta que se ensaya es que el argentino que sale al exterior en verano busca destino de mar, y este año los reemplazó por las arenas nacionales”, dice un impecable informe que lleva la firma del periodista Fernando Colauti que publica hoy La Voz del Interior de Córdoba con el título: los más y los menos del verano en Córdoba, balance en 8 claves.

En el mismo reseña conformidad con la afluencia de turistas, sabor a poco con el gasto por turista y el impacto de los que esta vez no vacacionaron en el exterior.

En el desarrollo contempla que: ¨en cantidad fue más que lo esperado, el gasto por turista sigue sin despegar, en promedio, 4,7 noches de estadía, los efectos de la devaluación y del nuevo impuesto al dólar turista, el fin de carnaval marcó otra vez el pico y los festivales siguen empujando,  entre la estadística y la realidad y desafíos para los verano por venir”, son los temas que puntualmente desarrolla con datos que respaldan el contenido y que es un reflejo oportuno y certero que acompaña con bastante aproximación la sensación que ha vivido Mar del Plata.

La temporada alta culmina y la impresión mayoritaria es que el resultado es más aceptable que, al menos, las dos anteriores.

En cantidad, más que lo esperado

Fue mejor que lo que se suponía en la previa. En cantidad de turistas, el verano 2020 parece emparentarse con los mejores de la última década. La mayoría de los operadores públicos y privados sostienen que no sólo fue mejor que el del año precedente, sino también que varios anteriores. “En todo caso, como los veranos de 2008 o de 2009, que fueron muy buenos, y después empezó a decaer”, arriesgó el presidente de una de las asociaciones serranas de hoteleros.

En noviembre y en diciembre había temor por el escenario de incertidumbre económica y política ante el cambio de gobierno, más la recesión acumulada y un nivel de reservas que no prometía tanto.

En la Agencia Córdoba Turismo estiman que el promedio de ocupación entre enero y febrero “se acercó al 80 por ciento, con picos de más del 90”. Esteban Avilés, su presidente, acotó que, “comparado con otros veranos, sorprendió la afluencia de febrero”.

Para Avilés, esta temporada movió un cinco por ciento más de turistas que la anterior. La de 2019, según la misma repartición provincial, había estado unos tres puntos por debajo de la de 2018.

Según la Agencia Córdoba Turismo, terminarán siendo casi 5,4 millones los turistas sumando los tres meses de este verano, que en realidad aún no culminó.

Para el de 2015, había calculado unos 5,3 millones; en 2016, los estimó en 4,8 millones; para 2017, imaginó contar unos 5,1 millones; en 2018, estiró el número a 5,3 millones de visitantes, y en el verano 2019, los ubicó en 5,1 millones nuevamente.

Ese cálculo, sin tanto rigor estadístico, considera turista a quien paga por pernoctar al menos una vez en esos tres meses.

Las comparaciones merecen aclaraciones: cada año se suman plazas a la oferta de alojamiento. Así, el 50 por ciento de ocupación hoy implica la misma cantidad de turistas que el 100 por ciento de hace 20 años, porque en ese lapso se duplicó la capacidad disponible en Córdoba.

El gasto por turista sigue sin despegar  

La impresión mayoritaria es que el gasto promedio por turista no levanta vuelo. No debería sorprender: el país lleva años de recesión económica y, a la vez, esa crisis pega más en los sectores medios, que dominan el perfil del turismo en Córdoba.

Algunos números arriman impresiones, pero no certezas. Para el verano anterior, la Agencia Córdoba Turismo había estimado un gasto promedio de 1.550 pesos por turista por día, mientras la Came (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) lo había calculado, a nivel país, en 1.194 pesos. Es obvio que cuentan cosas distintas.

Para este año, Córdoba Turismo arriesgó entre 2.800 y 2.400 pesos (en enero y en febrero) por día y por turista como valor orientativo. La Came ponderó unos 1.800 pesos.

Los hoteleros y gastronómicos marcan que llevan varios años en que el nivel de gasto por turista trepa menos que la inflación anual.

“El consumo sigue planchado. La gente busca precios y compara. Lo percibe más el sector gastronómico, porque los turistas ajustaron más por ahí. Por eso les fue tan bien a los supermercados, en todas las Sierras. Se venía viendo desde hacía varias temporadas y esta no fue peor que otras”, resumió Alejandro Kobelt, de la Asociación Hotelera y Gastronómica de Calamuchita. “Pero ese gasto medido se compensó este verano con el muy alto volumen de turistas que hubo”, cotejó el hotelero.

“Fue muy buena temporada en afluencia de gente; de las mejores. Pero para calificarla de brillante hacía falta que el consumo por turista hubiera sido algo más elevado”, marcó Roberto Cáceres, de la asociación de empresarios turísticos de Traslasierra.

Según la Provincia, la temporada movilizaría unos 67 mil millones de pesos en Córdoba si se toman en cuenta el gasto promedio estimado y la cantidad de visitantes que se calculan.

En promedio, 4,7 noches de estadía

Los analistas del mercado turístico marcan que hay una tendencia mundial de recorte de los días de vacaciones en verano. Ya son pocos los que se quedan 15 días o más en un sitio: el hábito creciente es a tener salidas más cortas en verano, pero sumar otras durante el año. Aun en ese marco, levantó esta temporada la estadía promedio en Córdoba. Al menos, según los registros de la Agencia Córdoba Turismo, fue de 4,7 noches en 2020, frente a las 4,1 medidas en 2019 y a las 4,2 del verano 2008.

Otro punto en el que coinciden operadores públicos y privados es que en este verano no fue tan despareja la ocupación comparando entre viernes y domingo, y de lunes a jueves. En los últimos años había sido notoria la diferencia.También hubo menos disparidad entre regiones turísticas.

Los efectos de la devaluación y del nuevo impuesto al “dólar turista”

La fuerte devaluación del peso en 2019 más la aplicación desde diciembre del impuesto País (para gastos en el exterior) impactaron en la temporada. Bajó notoriamente el número de argentinos que vacacionaron en el exterior y buena parte de ellos optó por destinos nacionales. Se trata, además, del sector con mayor poder de gasto.

En el verano anterior ya se advirtió un fenómeno similar, pero en menor escala, y Córdoba lo notó escasamente. Otros destinos nacionales (sobre todo la Patagonia) recibieron mayor impacto.

Pero este verano el volumen de argentinos “retenidos” en el mercado interno fue mucho mayor y la cuota parte que recibió Córdoba ya se notó más. No hay modo de medirlo en números, pero todos los operadores coinciden en que sin esa variante no se podría explicar el movimiento observado.

Un efecto es que los alojamientos más categorizados estuvieron colmados. El punto es que ese nivel de servicios representa no más del 25 por ciento de la oferta en Córdoba, más enfocada en la demanda de la clase media.

La costa bonaerense es el otro destino masivo de verano en Argentina. Esas playas “ligaron” más que las Sierras en ese reparto de los que no vacacionaron afuera: una respuesta que se ensaya es que el argentino que sale al exterior en verano busca destinos de mar, y este año los reemplazó por las arenas nacionales.

Según el Indec, en 2018 hubo 11 millones de salidas de argentinos, frente a sólo siete millones de ingresos de extranjeros. No hay cifras actuales, pero es seguro que la entrada de extranjeros en los últimos meses algo se elevó, mientras que la salida de argentinos bajó considerablemente. Las agencias de viajes señalan que, en promedio, venden hoy entre un 60 y un 80 por ciento menos de “paquetes” al exterior que hace un año.

Los dos años de devaluaciones tienen una contracara: la recesión económica viene impactando en las clases medias, que siempre tuvieron aspiraciones vacacionales, pero a las que el bolsillo ajustado les impone recortar gastos en este rubro.

A la vez, toda devaluación suele generar que más extranjeros ingresen al país por la ventaja cambiaria. Pero Córdoba apenas percibe ese fenómeno en términos turísticos: nunca pasa del dos por ciento del total de visitantes del exterior que llegan a Argentina.

El “finde” de Carnaval marcó otra vez el pico

Hace 10 años que se recrearon los feriados de Carnaval. Y hace al menos cinco que esa fecha se transformó en la de mayor movimiento turístico en Córdoba. No hay días, en todo el año, en que se releve una ocupación mayor. Este año se repitió, pero más acentuadamente. Hacía mucho que no se veían tantas localidades, de varias regiones a la vez, “rebotando” visitantes por ausencia de lugar.

“Realmente se llenó todo. Eso ocurre muy pocas veces. Si hubiera habido más capacidad, se ocupaba”, graficó el hotelero Alejandro Kobelt, de Santa Rosa de Calamuchita.

Son cuatro días, aún en pleno verano, en los que a los que están de vacaciones se suman los que aprovechan la salida corta. Así, ciudades que estaban al 65 o al 75 por ciento en la semana previa pasaron al 95 o al 100 en esos días.

El fenómeno muestra, a la vez, el impacto de los fines de semanas largos en las Sierras. Para anotar: este año tiene más “findes” largos que ningún otro pasado.

Los festivales siguen empujando

Es evidente que los festivales más convocantes movilizan gente, más allá de las entradas que vendan. Jesús María y su zona sólo se colman de visitantes en esos días de fiesta folklórica, al igual que la de Cosquín levanta la movida durante una semana en todo Punilla. El festival de rock, en Santa María, tracciona mucho movimiento y agregando un público diferente del más habitual de las Sierras.

A su vez, Carlos Paz ya no podría explicarse como centro turístico sin su oferta teatral.

Unas 240 fiestas y festivales agendó el calendario cordobés este verano. No todos generan impacto masivo, pero la mayoría ayuda a movilizar más gente.

En Carnaval hubo una veintena de eventos. Aunque hay diferentes miradas, no parecen haber sido el motivo clave de la muy alta movilización: más bien eso se explica ya por los cuatro días de feriado.

Entre las estadísticas y la realidad

Las estadísticas turísticas son controvertidas, pero también complejas de relevar.

Hacerlas más rigurosas y confiables permitiría mejorar las políticas públicas y las estrategias privadas, con base en un conocimiento más preciso de la realidad.

Córdoba cuenta como turista al que pernocta al menos una vez en un establecimiento registrado. El sistema ofrece dobleces: si ese turista se aloja en tres sitios diferentes, sería entonces contado tres veces. A la vez, el que lo hace en los campings y en las muchas casas y departamentos no registrados no es contabilizado, como tampoco el que utiliza su propia casa de veraneo.

Nunca termina de quedar claro qué representa un porcentaje de ocupación: si se mide sobre las camas en establecimientos registrados (157 mil en toda la provincia), o sumando campings y casas de veraneo de alquiler o usadas por sus dueños (que llevarían la suma total a unas 500 mil).

Una necesidad asoma: que se acuerde un modelo de relevamiento razonable y unificado en todo el país. Hoy, cada provincia cuenta a sus turistas de manera diferente. Y hasta hay contradicciones entre los números de Turismo de la Nación y los de cada provincia.

Desafíos para los veranos por venir

El turismo pasó a ser un hábito de consumo expandido. Un mercado que promete crecer, con innovaciones a las que cada región debe adaptarse. Allí aparecen varios desafíos para la Córdoba turística.

Quedan algunos veteranos asuntos que no se terminan de resolver. Entre ellos, cómo crecer en servicios si aún muchos prestadores no aceptan cobros con tarjetas. O la pregunta abierta de por qué el destino Córdoba es tan escasamente ofrecido como “paquete” financiado y la gran mayoría de los visitantes sigue llegando, como antes, por su cuenta.

La mejor conectividad aérea de Córdoba fue evidente en los últimos años. Pero no implicó el arribo, en similar proporción, de más turistas extranjeros, que pasan más por Córdoba, pero no se quedan de vacaciones.

Otro punto clave es el de la sustentabilidad del sector privado: hoteleros y cabañeros vienen advirtiendo que llevan años ajustando tarifas por debajo de las inflaciones anuales y de los incrementos de sus costos. En ese marco, por ejemplo, las inversiones en alojamiento de los últimos 10 años han sido menores que en los de la década anterior.

La rentabilidad mejoraría, además, quebrando la estacionalidad. Son muy pocos los destinos cordobeses que tienen hoy buena ocupación fuera del verano y de los “findes” largos y eso también complica los números del sector.

Otra cuestión, ya asumida en el mundo entero, pero que mantiene cuentas pendientes en Córdoba: ya no hay modo de imaginar el turismo si no va de la mano de la sustentabilidad ambiental. No habrá puentes, nuevos hoteles ni bonitas campañas que alcancen si el visitante se encuentra con ríos y con lagos contaminados.

Fuente: La Voz

https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/lo-mas-y-lo-menos-del-verano-en-cordoba-balance-en-ocho-claves

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