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Kicillof planea urbanizar unos 180 barrios populares antes de que termine 2023

El gobierno de Axel Kicillof se puso una meta ambiciosa pero que juzga posible para avanzar en lo que tal vez sea una de las deudas sociales pendientes más importantes de la historia de los últimos 50 años de la provincia: la falta de acceso a un vivienda digna, que afecta a millones de personas que, sin la posibilidad de alquilar, terminan sobreviviendo en lo que la corrección política terminó por bautizar como barrios populares, pero que un escritor del izquierda, Bernardo Vertibsky, grabó en la conciencia de varias generaciones de argentinos como villa miseria.

Romina “Chochi” Barrios, la directora ejecutiva del Organismo Provincial de Integración Social y Urbana (OPISU),  es la encargad de hacer realidad el objetivo del gobernador. Es una tarea titánica, pero ella la explica fácil: “se puede porque está la sum de la voluntad política del Gobernador y un trabajo interministerial todo alineado en escribir una página nueva en la historia de la provincia”. Para los que gustan de traducir todo en cifras: el plan, en general, consiste en urbanizar –con distintos tipos de intervención porque las realidades son muy diversas- 180 barrios desde ahora hasta el final de este mandato, en 2023.

Varios de esos proyectos ya están  marcha y el monto de inversión aproximado de $ 30 mil millones, parte de los cuales vienen aportados por organismos internacionales. Es desafío es enorme, si se lo pone en contexto: según el último registro de barrios populares hay en la provincia 1.933 de ese tipo de asentamiento, con  carencias de todo tipo: servicios –agua potable, cloacas- infraestructura –calles, alumbrado- y una ubicación geográfica que responde a tendencias históricas de la demografía argentina: el 70% está en el Conurbano y el 30% en el interior de la provincia.

Barrios, que conocer como la palma de su mano esta situación, da cuenta  de una tendencia relativamente nueva: el crecimiento hacia el interior, hacia el tercer cordón, de este tipo de barrios. Campana, Marcos Paz, San Vicente, son distritos donde comienzan a verse, así como las paeriferias de las grandes ciudades fuera del Área Metropolitana de Buenos Aires, como Olavarría, Bahía Blanca o Mar del Plata, que tienen más años de desarrollo: allí hay disponibilidad de suelo, algo que en el conurbano es bien escaso, por lo que las intervenciones son diferentes.

“En el interior de la provincia estamos trabajando muy fuerte en 38 distritos, y en breve incorporaremos más”, dice a DIB Barrios.  Pone como ejemplo Chivilcoy, donde se trabaja sobre cinco barrios populares, a los que se les está llevando cloacas, desagues pluviales y otros servicios, además de abriendo calles e iluminándolas, algo más complejo en el abigarrado y laberíntico entramado que forman los asentamientos el primer y  segundo cordón del conurbano, donde el espacio disponible es mucho menor.

Un paradigma terminado

Aunque en algunos casos puede hacerse –barrios sobre terrenos muy cercanos a vías férreas, cursos de agua, caminos de sirga o tendidos de algo voltaje eléctrico- el paradigma de la relocalización quedó en el pasado De los que se trata en los 13 programas que tiene en marcha el OSPISU es de producir una intervención integral e interministerial, que abarca no solo la cuestión de la construcción, sino otro aspects que es central: la cuestión de la regularización dominial, para que quienes vienes allí sean verdaderos dueños legales de sus lugares, con todos los beneficios que eso trae, tanto legales como simbólicos.

También hay subsidios que llegan a las comunas por un total de 232 millones y son destinados a pequeñas intervenciones. “Los primeros dos años nos dedicamos a trabajar específicamente en AMBA, hoy tenemos obras iniciadas y avanzando en muchos más barrios y en toda la Provincia”, remarca Romina Barrios. Las obras, además, se adjudican en buena medida a pequeñas empresas y cooperativas de la zona donde se realizan, lo que dinamiza el empleo local.

Un ejemplo claro del agotamiento de los lìmites del paradigma de la relocalización –muy en boga en la época de la úlitma dictadura- es lo que ocurrió con dos barrios de La Matanza, que se armaron con habitantes que llegaron desde la Ciudad Autónoma de Buenos aires (CABA) en los años 70, bajo la promesa de financiar hasta la instlación de los servicios. La CABA nunca cumplió. Los barrios crecieron como pudieron y ahora es la OPISU la que se está encargando de su urbanización integral, desde la construcción de calles hasta el tendido de los servicios.

Aunque ese modelo de urbanización es el primordial y la OPISU csi no construye casa, hay algunas excepciones: están haciendo  155 viviendas, 64 en Villa Itatí de Quilmes y las restantes en La Matanza, donde hay obras en Puerta de Hierro, San Petersburgo, 17 de Marzo y 17 de Marzo bis. (DIB) AL

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