Ciudad

“Hay personajes de la política local que se llenan la boca de la palabra patrimonio y deberían guardar silencio”

assaHablar de patrimonio, cultural, arquitectónico, urbanístico o ambiental parece haber sido un discurso solo reivindicado por la burguesía, más frecuente de escuchar en un té canasta que en un colegio profesional. Hoy ese preconcepto ha cambiado, ha mutado y debería ser parte del discurso profesional a diario, donde además de hablar de vivienda digna, infraestructura, salud, educación… (de lo que no deberíamos dejar de hablar y hacer nunca) tendremos que estar defendiendo la arquitectura de la Belle Epoque, los chalets de Chauvin o Los Troncos, el Hotel Alfar, el Aristón, el complejo Playa Grande o esa buena arquitectura doméstica, italianizante, Art Déco que nos queda por toda la ciudad.

Hoy en Mar del Plata estamos siendo testigos, bastante mudos, por lo menos desde los ámbitos arquitectónicos, de otra fuerte etapa de cambio sobre el tejido construido y parte de su patrimonio. El primer gran cambio sucedió entre los 50 y 70 y se debió al para nada criticable cambio de modelo turístico, ese pasar de ser una ciudad con turismo de elite a una de turismo masivo, donde entre la ley de propiedad horizontal, la nueva hotelería y la infraestructura de servicios que necesitaban los nuevos veraneantes nos olvidamos de gran parte del patrimonio urbano y arquitectónico de calidad de la ciudad y lo hicimos desaparecer de áreas enteras.

Esta segunda etapa de la que hablamos hoy es más intersticial, no está haciendo tabula rasa como fue con el centro, el frente marítimo o la Avenida Colón de otras épocas, es un avance sobre los barrios de manera puntual, casi un trabajo de hormiga sobre el tejido, minándolo y sentando precedentes. Esta vez no es solo sobre las grandes mansiones de un pasado próspero para pocos, es sobre el sólido, armonioso y turísticamente explotable (por su eminente carácter marplatense) tejido de casitas, chalets de piedra, ladrillo y teja que realizaban los constructores locales e inmigrantes para sí mismos o para esa clase media en formación que llegaba a la ciudad. Pequeños ejemplos de artesanía arquitectónica que en conjunto dan una imagen urbana propia e identitaria a la ciudad.

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Por estos días estuvo en debate otra excepción al COT, un edificio de más de 22 pisos en Alem y Gascón, y no es intención de este relator poner en duda los valores arquitectónicos de esta obra, eso quedará para los críticos si es que se concreta, pero si poner en discusión su impacto urbanístico, como lo hicimos también con la Loma Santa Cecilia y el Chalet Plus Ultra, el Chateau Frontenac o con las torres de Pelli en Playa Chica (paradójicamente aprobadas por la misma gestión que declaró al sector de la costa marplatense como paisaje cultural). Esta nueva forma de preservar el patrimonio como el que aquí contamos es un nuevo simulacro donde se pierden los valores del entorno, el contexto, las alturas y por supuesto sombras, vientos y nuevas densidades que afectan lo que en teoría del patrimonio se llama área de amortiguación del bien preservado.

Nuestro recordado colega, militante del patrimonio, Cristian Andreoli llamaba a estas operaciones de rodear un edificio patrimonial con una torre o convirtiéndola en acceso, SUM o lo que fuera de las nuevas comodidades del edificio de lujo, Taxidermia patrimonial

El chalet “Ave María”, se declaró “bien de interés histórico” en 2015 por el decreto 714/2015 del Estado Nacional y fue propiedad del músico Mariano Mores durante 30 años. El chalet “Ave María” ya había sido categorizado por la Municipalidad de General Pueyrredón como “bien de interés patrimonial protegido” y ostenta asimismo una declaratoria provincial como “bien de interés turístico”. Muchos pergaminos pero parecen ser olvidables a la hora de los números de una nueva y onerosa inversión de especulación inmobiliaria en un sector privilegiado de la ciudad.

“El municipio tiene herramientas a las que recurrir para favorecer la adecuada preservación de los bienes patrimoniales y no lo hace, lo cual no deja otra opción que pensar que se está claramente beneficiando el interés privado por sobre el interés colectivo”, aseguraba Cristian Andreoli y añadía “ni siquiera pueden esgrimir que es por la necesidad de general empleo, en principio porque es un argumento falaz, ya que las fuentes de trabajo que se generan son temporales y en cambio se daña un recurso turístico que significa trabajo permanente, y además porque aplicar medidas proteccionistas no invalida el otorgamiento de facilidades para que se mantenga una dinámica aceptable en la industria de la construcción”.

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Por esto pensamos que nuestra ciudad en su faceta de receptora del turismo nacional masivo, no puede perder sus atractivos más singulares, lo que queda de su paisaje costero pintoresquista, algunos de sus edificios emblemáticos, Rambla, Unzué, Casa del Puente, Terraza Palace… y la calidad ambiental y arquitectónica de sus barrios que sin duda están conformados por unidades de vivienda que por sí solas quizás no contarían con los valores que destacamos en las obras singulares, pero que sumadas y en conjunto adquieren un valor superlativo y de carácter de identidad.

Es difícil hacer una crítica liviana sobre el tema desde nuestro gremio, es decir nuestro Colegio, y es por eso mismo que debemos tomar la cuestión seriamente, creemos firmemente en que la construcción es un polo de desarrollo fundamental para la ciudad y la zona, que moviliza muchos factores y no podemos oponernos a esto, si creemos que es función del Estado el regular, dirigir, proteger y ordenar donde, para que y qué tipo de desarrollo urbano se realiza y legislar sobre estas cuestiones. Las herramientas existen, una está anquilosada y vieja, el COT (Código de Ordenamiento Territorial) y otra con no termina nunca de despegar, (El Plan Estratégico).

Creemos firmemente que esto es solucionable con una fuerte gestión, con un acuerdo entre partes interesadas, municipio, Colegios, Cámaras, Constructores, Gremios y todos aquellos que forman parte de este complejo engranaje que es la construcción material de la ciudad, pero siempre dando un peso mayor a la gestión de gobierno, no dejándose superar por intereses económicos, inmobiliarios o simplemente especulativos que ya pudimos ver en otras épocas como destruyeron parte de la ciudad y hoy están con graves problemas de sustentabilidad y mantenimiento (calle Colón y la construcción de baja calidad de mucha arquitectura especulativa) y que se deberán afrontar con mucho costo en los próximos años.

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Esta gestión del Estado debe dar las posibilidades y las herramientas para que los propietarios y/o inversores puedan encontrar la manera de salvaguardar las obras de valor patrimonial. Existen mecanismos probados en otras ciudades y países que debemos estudiar y adaptar a nuestras realidades. Hay ejemplos donde mediante políticas de exención impositiva, canjes de los indicadores urbanísticos, flexibilidad de usos y modificaciones internas, entre otras o combinadas darán pistas para encontrar la forma que lo existente tenga presencia y permanezca sin impedir la rentabilidad en sectores planificados y promover el mantenimiento con calidad del patrimonio.

No debemos olvidar la función educativa del patrimonio, la historia de la ciudad se cuenta con sus testigos y sus testimonios, es por eso importante este salvaguardar, identificar y reconstruir esa historia de presencias y ausencias en la ciudad con políticas que realicen la difusión de estas cuestiones, trabajando con las instituciones educativas de la región y con los alumnos en todos sus niveles para la generación de conciencia y para conocimiento de lo propio y más cercano.

En un momento hablamos de cátedras de historia local en los niveles primarios y secundarios como forma de conocer para cuidar y como forma de reafirmar una identidad regional que muchas veces está débil o ausente.
No todo está perdido, la polémica está latente y hasta dividió la votación de algunas agrupaciones políticas en el Concejo Deliberante, en el bando de los que votaron a favor, lamentablemente hay personajes de la política local que se llenan la boca de la palabra patrimonio en foros y hasta en nuestro propio colegio que si tuvieran pudor, deberían guardar silencio en estos temas.

Sabemos que cuidar un barrio por sus obras de arquitectura, fomentar los espacios públicos y su calidad de uso, plantar un árbol en la vereda, educar en su cuidado y valoración no son de las grandes obras de gobierno, pero sabemos que estas grandes obras se construyen muchas veces de la suma de pequeñas realizaciones, así es como cada grano de arena construye nuestras playas.

Dr. Arq. Pablo Mastropasqua
Integrante del Espacio Naranja CAPBA IX

3 Comentarios

  1. Felicitaciones por lo expresado.Muchas cámaras de profesionales ,este Ejecutivo municipal y muchos concejales solo tienen en la cabeza el signo $;recordemos que el concejal Arroyo en su apoyo a la construcción del obelisco priorizó las supuestas cantidades de cuentas de ARM y lo que se recaudaría…sin palabras.Y con el tiempo aparecenen la superficie los sustratos de los enrosques entre las partes del por qué se aprobó sin cuestionamientos la obra,así tenemos el paseo de la vieja terminal que terminó en manos de los de siempre “el dueño galaico”.

  2. Y lo del uso de los espacios de las playas es una vergüenza,todo casi privatizado ,no hay una real comprensión del uso , disfrute del espacio y políticas comunales que no pasen por “el pague”;es lamentable ver en pleno verano a vecinos” luchar” por lugares públicos en las playas.

  3. Otra vez más atentando contra nuestra “Costa galana” !!!
    Esta muy bien el Desarrollo de la Ciudad, pero, con el Criterio y el Sentido Común que se merece nuestra Mar del Plata !!! Conservar el Patrimonio Arquitectónico y Poner un Tope a las alturas de los Edificios proyectados (sin excepciones) es Fundamental !!!

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