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Guardiamarina marplatense en base nacional

Ushuaia – El guardiamarina Facundo Manuel Varela, segundo comandante de la lancha patrullera ARA “Clorinda”, participó durante 30 días de las tareas que se llevan a cabo en el puesto de control del tráfico marítimo de la isla Becasses, frente a la costa austral de Ushuaia, en el canal Beagle.

Varela no estuvo solo. Fue con tres cabos y un marinero tropa voluntaria para “hacer soberanía a los 54°56’ de latitud sur y 67° 02’ de longitud oeste”. Los trasladaron el pasado 12 de marzo hasta el islote principal de Becasses y allí permanecieron hasta el 10 de abril, cuando los fue a buscar el remolcador ARA “Toba” con una nueva tripulación que pasaría un mes allí.

“Éramos cinco: los cabos principales Giglio y Cala, el cabo segundo Buenopil, el marinero Tarcaya y yo. Todos de diferentes provincias: Salta, Jujuy, Corrientes, Río Negro y Buenos Aires; pero en ese lugar compartimos el sentimiento de que esa es nuestra casa. Esa pequeña isla en medio de las montañas y el imponente canal es una parcela más de nuestro suelo”, relató.

La rutina diaria en el puesto de vigilancia de Becasses se repartió entre mantener los generadores y los elementos de la casa en óptimas condiciones, ocuparse de la guardia de comunicaciones, controlar el tráfico marítimo, hacer la limpieza y cocinar. Pero también en relatar “alguna anécdota divertida para levantar la moral –contó el guardiamarina–. Y así los días pasaron sin darnos cuenta”.

El trabajo de las patrulleras

Las lanchas con asiento en la Base Naval Ushuaia realizan el apoyo a los puestos de vigilancia y control de tránsito marítimo, ubicados en el canal Beagle. En esos destinos, personal de la Armada cubre guardias todo el año. En particular, la actividad de las patrulleras se lleva a cabo en los puestos de Almanza y Becasses ocupándose del traslado de personal, el abastecimiento de víveres para su estadía, elementos para efectuar reparaciones o mantenimiento y todo lo necesario que hace a la habitabilidad en el lugar.
Varela explicó que la camaradería y el respeto fueron los pilares de la convivencia en los momentos de trabajo y en los de ocio que eran “un día de pesca o una película después de cenar”.

Para el guardiamarina Varela, que nació en Puerto Belgrano pero se crió en Mar del Plata, esos 30 días fueron una experiencia que lo llenó de orgullo y lo hizo sentir un privilegiado.

“La verdad es que todos sentimos un inmenso privilegio al ver salir el sol rojizo en la boca del canal y después verlo esconderse tras las montañas nevadas todos los días. Cualquier fotógrafo o pintor daría todo por poder captar un poco de la belleza de esos momentos, en este lugar en los confines de la patria”, dijo.

“Estábamos en ese lugar, no sólo para controlar nuestras aguas y nuestra frontera, sino también para que el mundo sepa que esa isla es territorio nacional y la custodia la Armada Argentina”, concluyó.

de mar del plata a los confines de la patria

Facundo Varela tiene 23 años, nació el 24 de diciembre de 1987 en Puerto Belgrano y vive actualmente en Mar del Pata.

Quiso ingresar a la Armada Argentina porque su padre y su abuelo fueron marinos, “lo aprecio desde pequeño”, dijo. “Tuve la suerte de navegar con ellos y me enamoré del mar; de la Armada me encanta viajar por el mundo y conocer nuevos lugares”, agregó.

“Como mi familia, mis amigos están contentos con la carrera naval; los conozco desde chico y han vivido la Marina como yo, desde adentro”, expresó el guardiamarina que regresó de su estadía en Beagle.

Para este joven marino marplatense, “el uniforme es un orgullo porque no sólo representa a mi país sino que resume muchos otros valores como el servicio a la Patria; para mí, es un sentimiento profundo y significa tener la oportunidad inigualable de defender los intereses de mi país”, concluyó con entusiasmo.

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