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El trabajo sacrificado y honesto es una cultura que dignifica al hombre

Monseñor Marino dando su mensajeEl obispo Antonio Marino en su mensaje de la procesión náutica que se venera con la imagen de San Salvador pidió que aparezcan las soluciones a los problemas que aquejan a los trabajadores de la pesca. Mencionó los problemas serios y crónicos, pidió buena voluntad de las partes para que aparezcan las soluciones.

El mensaje completo de monseñor Antonio Marino es el siguiente:

Como todos los años, esta procesión náutica que acabamos de realizar con la venerada imagen de San Salvador, revive  la memoria del encuentro fecundo entre la fe y la cultura. La colectividad italiana fundacional nos legó la lección y el ejemplo de que el trabajo sacrificado y honesto unido a la fe cristiana y católica pueden crear una cultura que dignifica al hombre y eleva a la sociedad.

En febrero de 1928, el P. José Dutto, con genial intuición, instituía esta fiesta y esta procesión y declaraba su finalidad: “orientar cristianamente a una clase de honestos trabajadores engañados y explotados”.

Han transcurrido ochenta y siete años. Las embarcaciones conocidas como “lanchas amarillas”, son ya uno de los emblemas o postales de Mar del Plata, que sus dueños desean proteger en las actuales circunstancias. Haciendo frente a grandes dificultades, quieren alinearse en esa tradición de una cultura solidaria, que continúa valorando la familia, que busca el encuentro y el diálogo, aun a costa de sacrificios y desalientos parciales.

Estoy aquí para alentarlos e implorar la bendición de nuestro Salvador Jesucristo sobre todos los que ejercen este oficio. El Señor que tantas veces estuvo en una barca con sus discípulos pescadores, puede entenderlos mejor que nadie.

Mi bendición se extiende a toda la actividad portuaria de Mar del Plata, que como bien sabemos es de vital importancia para la zona y para el país. Y también a los miembros de las más diversas colectividades que se han integrado en este sector.

Son conocidas las serias dificultades por las que atraviesa la industria pesquera y esto nos  debe llevar a una conclusión fundamental. Es precisa que sean escuchadas todas las voces de los actores que están involucrados en el mundo portuario y de la pesca. Cuando los problemas son serios y crónicos, cuando queda implicada la subsistencia y la calidad de vida de tantas familias, si hay buena voluntad de las partes, siempre podrán aparecer soluciones no pensadas que permitirán superar los conflictos. El bien común a todos sale ganando, Mar del Plata se ennoblece con la fuente de trabajo y el país entero se beneficia.

El trabajo trae alegrías y también fatiga y riesgos. Tanto en el pasado como también en el presente, la imponente fuerza del mar ha causado tristeza y desconsuelo a los parientes y amigos de quienes dejaron sus vidas en él. Para todos ellos va nuestra plegaria al Señor, nuestro respetuoso homenaje a los ausentes y nuestras condolencias a sus familias.

Sirva esta manifestación de fe para crecimiento de nuestra esperanza de tiempos mejores.

Por eso, los invito a mantener intacta la voluntad de bien y los bendigo con todo afecto.

Antonio Marino
Obispo de Mar del Plata

 

 

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