Nuevamente el conglomerado Mar del Plata-Batán se ubicó al tope de la desocupación, con un 10,9% para el último trimestre del año 2014, registrándose también una caída en la actividad económica.
Sabemos que las variables macroeconómicas no ayudan, pero cuando desde el Municipio se quita importancia a esta cifra diciendo que el incremento se debe a que previo a la temporada, muchos jóvenes buscan empleo y que vienen personas de otras localidades a hacerlo, se intenta disimular la falta de políticas productivas y el cansancio que la excesiva burocracia viene provocando en el sector empresarial.
Las pequeñas empresas se sienten asfixiadas. Y ya no es sólo la enorme presión tributaria de AFIP, ARBA, otros entes recaudadores y las tasas, sobretasas y derechos municipales que, además de ser crecientes, generan cada vez mayores complicaciones y pérdidas de tiempo para poder cumplimentarse.
Es también el cambio permanente de las reglas de juego y la indefensión ante los caprichos del gobernante de turno: disposiciones sobre carteles y marquesinas, residuos voluminosos o mesas y sillas en las aceras mientras, ante la pasividad municipal, se desarrollan actividades sin ningún permiso ni habilitación y por lo tanto sin obligaciones fiscales.
Obviamente todo lo dicho está íntimamente vinculado a la generación de fuentes de trabajo. Cuando el Estado es voraz y la burocracia se hace insostenible, no sólo atenta contra la rentabilidad (decreciente) de la empresa.
Genera malhumor, escaso interés en invertir y hasta ganas de achicar el negocio existente, por lo tanto ninguna intención de contratar personal. Si estas prácticas no se corrigen, difícilmente se pueda combatir el grave flagelo de tasas de desempleo y subocupación tan altos, que esconden tras sus fríos números, a miles de familias sumidas en la angustia que significa no contar con un empleo digno, una cobertura social y la esperanza de un futuro mejor.
C.P.N. Cristina Coria
Pte. Bloque de Concejales de la Unión Cívica Radical
