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El Obispo consagró el nuevo altar y dedicó el templo de la Parroquia Asunción de la Virgen

blankCientos de fieles se congregaron ayer en la parroquia ubicada en Santa Fe y Alvarado, dedicada a la Virgen María, para celebrar el día de la Asunción de la Madre de Dios. El Obispo de Mar del Plata presidió la misa, en la que también se consagró el nuevo altar, y se dedicó el templo que este año está cumpliendo su 70° aniversario.

“Esta comunidad parroquial vive hoy un verdadero día de fiesta. En la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, patrona de este lugar, dedicamos el templo, significativamente rejuvenecido y dotado de nuevo esplendor, y dedicamos además un nuevo altar” inició su homilía el Obispo de Mar del Plata, y destacó ante los fieles, la importancia del templo material como edificio de Dios.

Luego el Obispo se refirió  a la persona de la Virgen “la presencia de Cristo en María tiene una singularidad que hace de ella una criatura sin igual. Por encima de ella sólo Dios, por debajo de ella todo el resto”. “Esta estrecha unión de María con su Hijo en la obra de nuestra salvación, que se extiende a lo largo de la vida oculta y pública de Cristo, es la raíz explicativa de todos sus privilegios de gracia: exención del pecado original y del desorden de las pasiones, maternidad que conservó íntegra su virginidad, íntima asociación a Cristo en el sacrificio redentor, y por último, asunción en cuerpo y alma a los cielos”.

“Queridos hermanos, el esplendor pedagógico de esta ceremonia de dedicación del templo y del altar, en el día de la Asunción gloriosa de la Santísima Virgen, es una invitación a una mayor toma de conciencia de la misión que nos cabe en la hora actual. Convertir a la sociedad en ‘casa de Dios’ y, por eso mismo, una casa más humana para el mismo hombre” señaló Monseñor Marino.

“El hombre caído y oscurecido por el pecado, puede sufrir en forma progresiva un eclipse de la verdad, aun en aspectos de suyo accesibles a la razón natural. Asistimos así a una marginación de Dios, sea práctica o teórica, en la vida pública y privada. Son muchos en nuestros días quienes, en la búsqueda de una libertad ilusoria fuera de la verdad misma, consagran como derechos sentimientos subjetivos. Se niega la existencia de una verdad moral objetiva de validez universal, pues la moral es siempre resultado de una construcción cultural, fundada en el consenso y relativa a una época” concluyó el Obispo y pidió  a la Virgen para que con su intercesión “nos fortalezca para mantener el deseo de edificar desde la tierra una casa espiritual, un mundo que al glorificar con ella a Dios, se vuelva también más humano y fraterno”.

Luego de la homilía se procedió a ungir el altar, y se colocó debajo una reliquia de Santa Gianna Beretta Molla, una cirujana y pediatra canonizada en 2004 que murió de cáncer ya que se negó a realizarse el tratamiento, para permitir el nacimiento de su cuarta hija. Posteriormente el Obispo ungió las cuatro cruces ubicadas en las paredes del templo, como signo de la dedicación del mismo.

 

Los fieles de la comunidad, el párroco, Marcelo Panebianco, y el nuevo vicario parroquial, Mariano Vaccaro; se mostraron muy alegres por los cambios en el templo parroquial, y por esta fiesta celebrada junto al Pastor de la Iglesia Católica. El nuevo altar de mármol, y el cambio de lugar del sagrario renuevan la “cara” del templo, y le otorgan una mayor luminosidad y belleza a la parroquia.

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