Básquet, Deportes

Costumbre sana para un próspero futuro

Viene siendo un año redondo para Peñarol. Salvo la Copa Argentina, allá por mediados del 2009, ganó todo lo que jugó, tanto en el ámbito nacional como internacional. Pero todo en base a una estructura armada, pensada netamente para triunfar. Trajeron al as de espada Leonardo Gutiérrez, al “gana partidos” de Kyle Lamonte, al rendidor de Martín Leiva y mantuvieron a Sebastián Rodríguez, Marcos Mata y Facundo Campazzo. Esta base, es la que hoy hace delirar a todo el público Milrayitas y cuanto espectador de básquet vea a estos jugadores. Pero ya han pasado 38 alegrías consecutivas en el Islas Malvinas, factor importante que consolidó a un equipo mentalizado para ser campeón.

En estas dos finales que se disputaron en Mar del Plata cada uno de ellos aportó lo suyo para que las victorias se queden en la ciudad. En el primer juego Campazzo rompió todos los esquemas y se esgrimió como la gran figura de la noche. En el segundo cotejo, mucho más parejo y peleado, Leiva, Mata y Rodríguez tuvieron una jornada más regular y fueron el sustento de una victoria que costó, pero que Lamonte la ganó, como contra Halcones de Xalapa (México) en la final de la Liga de las Américas. El tomó la posta, él lo definió.

Sin embargo, hasta el momento el gran ausente ha sido Gutiérrez. Agobiado por la excelente marca de Juan Manuel Locatelli (con pasado en la institución marplatense y ex compañero del jugador olímpico en el Griego), a Leo le costó sacárselo de encima y poder desembolsar todo su potencial. El 10 lo dijo: “Me hace recibir lejos, me defiende muy cerca y es rápido. Ahora intentaré sacarle algunos foules para que cambien la defensa”.

Aunque Atenas logró bajarle y mucho el score como local al equipo de Sergio Hernández, no le alcanzó para llevarse aunque sea un partido para Córdoba. El elenco de Oscar Sánchez pensó una final a pura marca, tratando de sofocar en todo momento al dueño de casa, que por largos momentos le salió bien, pero que no terminó como quería.

Situaciones de finales, que ya van dos, podrán repetirse o no a partir del martes y jueves en el Orfeo Super Domo, nuevamente escenario de una serie final de la Liga Nacional de Básquet. Peñarol se puede traer tranquilamente algún triunfo, si lo de estos dos encuentros se vuelve a repetir, o quizás definirla, para vengarse de lo sucedido el año pasado en su propia cancha.

Por Maximiliano Ibáñez

maxiba@mdphoy.com

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