El fenómeno de la nacionalización y polarización de la elección a intendente de General Pueyrredón, que se había manifestado en las primarias, se ratificó exponencialmente en los comicios del pasado domingo, donde el 90 % de los votos obtenidos en la PASO por Vilma Baragiola.
Ese respaldo al candidato de Juntos por el Cambio, Guillermo Montenegro, recibió además el auxilio electoral del crecimiento de Mauricio Macri, con respecto al 12 de agosto, muy necesario para alcanzar la escasa luz que lo separó de Fernanda Raverta, que se había quedado con las PASO.
Esa inclinación que se acentuó en los circuitos del micro y macrocentro (ver aparte) fue el colchón de votos, que soportó a duras penas la embestida de la candidata de La Cámpora, quien esperó el día siguiente para reconocer que Juntos Por el Cambio, retenía uno de los municipios más codiciados del país.
Corroborando la tendencia señalada, el candidato y líder histórico de Acción Marplatense, Gustavo Pulti sufrió la diáspora del 50 % de los sufragios que había cosechado en las PASO, y que en definitiva le restaron a Fernanda Raverta para cruzar las puertas del Palacio Municipal. Se frustró como la cuarta alcalde peronista elegida por la ciudadanía marplatense, después de un largo intervalo de 65 años. Una merma que conspiró terminantemente para las aspiraciones de la candidata del Frente de Todos.
Cabe traer a colación, que el 19 de septiembre de 1955, los buques de la Armada bombardearon el puerto de Mar del Plata, obligando a dimitir a Juan Antonio Carvallo, que fue el último de los tres intendentes peronistas, consagrados en comicios, que tuvo la ciudad.
Juan José Pereda (1948- 1950) y Olegario Olazar ( 1952-1953) precedieron a Carvallo, y como éste tampoco concluyeron sus mandatos, dimitiendo envueltos en conflictos generados en la interna peronista, que desembocaron en sendas intervenciones provinciales.
Informe: Roberto Latino Rodríguez
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