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Basta de gatillo fácil: balas de gomas y gases lacrimógenos para reprimir en Miramar

Familiares y amigos de Luciano Olivera, el adolescente de 16 años asesinado de un balazo en el pecho por policías, se manifiestan esta tarde en el centro de la ciudad balnearia de Miramar, en reclamo de justicia por el crimen del menor y en contra del gatillo fácil. En ese contexto, se generaron nuevos disturbios en frente de la comisaría local.

La bronca e indignación de primeras luces del día, con piedrazos y destrozos en patrulleros que efectivos de Infantería repelieron con balas de goma, se repitió por la tarde como cierre de marcha que hasta llegar a la comisaría había sido una pacífica manifestación en reclamo de justicia por el asesinato del adolescente Luciano Olivera.

A contramano del pedido de los familiares del menor, que pretendían evitar esa escala y seguir hacia la plaza principal, el blanco de un reducido grupo de manifestantes fue la sede de la comisaría 1a. de esta ciudad, donde efectivos de Infantería y grupos especiales respondieron a las piedras con balas de goma y gases lacrimógenos.

En esa dependencia se desempeñaba el oficial Maximiliano González, de 25 años, el sospechoso de haber efectuado el mortal disparo, que fue arrestado a disposición de la fiscal Ana María Caro, quien pidió su detención formal bajo cargos de homicidio agravado, delito que para el caso prevé pena de prisión perpetua. Vivía a 200 metros de la casa de su víctima.

“Se me escapó el tiro”, fue la simple excusa que brindó el efectivo a sus compañeros en lo que fue el mortal final de la persecución que se había emprendido contra Olivera, que había eludido un retén policial a las 4.30 de ayer al conducir la motocicleta Yamaha 125 de su padrastro. Volvía a su casa en el barrio Parquemar.

La reacción de familiares y amigos de la víctima derivó en corridas y cruces con los policías en la mañana de ayer, cuando los agentes intentaban evitar que se acercasen al cuerpo del menor, tendido sobre la calle 9, entre 32 y 34. Su madre, Judith, llegó a abrazarlo sobre el pavimento y pudo ver la herida de bala. Luego sería una de tantas lesionadas durante la represión matutina.

 

“Basta de gatillo fácil”, se exigía durante la masiva y conmovedora marcha durante la tarde, que terminó también con incidentes. “Maxi González asesino”, se leía en una de las pancartas que encabezaba la movilización por el centro de esta ciudad.

“Con ese tiro lo mataron a Luciano y a todos, es una barbaridad cómo le arrebataron la vida a un pibe bueno y sano”, afirmó Sandra, una de sus tías, entre tantas voces que denunciaron el desempeño policial en el distrito. Las acusaciones lanzadas ante la prensa incluso refieren a consumo de drogas ilegales por parte de efectivos de la fuerza bonaerense y nulo control la comercialización de esas sustancias.

El ministro de Seguridad, Sergio Berni, llegó por la tarde a Miramar para seguir de cerca el caso y reunirse con la familia de Olivera. “Queda garantizar que el proceso sea transparente y expeditivo, es lo único que uno puede hacer ante semejante desgracia”, dijo a TN. Y anticipó que estudios toxicológicos a los que fue sometido González dieron negativo. Aunque dejó traslucir impericia en el efectivo por falta de cuidado en el manejo del arma que empuñaba y cuestionó la formación de personal de su fuerza. “Hizo todo mal”, afirmó.

Un disparo letal

El informe preliminar de autopsia había anticipado que el disparo mortal ingresó por el tórax y salió por una de las axilas. Peritos de Policía Federal Argentina, fuerza que quedó a cargo del análisis de la escena del crimen por ser el imputado miembro de la policía bonaerense, buscaron casquillos e incluso el plomo que partió del arma de González, una Bersa calibre 9 mm.

La fiscal Caro todavía no indagó al acusado y espera recolectar más evidencias para tener mayor claridad sobre lo acontecido. Se pidió el análisis de las impagenes de cámaras de seguridad instaladas en algunas viviendas. Caro tiene presunción de un exceso en el uso del arma de fuego frente a una situación que no revestía peligro inminente ni real para los uniformados que participaban del operativo. Los compañeros de patrulla del sospechoso ratificarían ese escenario.

Olivera, según se reconstruye por testimonios, había ido a jugar al fútbol. Luego se reunió con amigos durante parte de la madrugada en la plaza central de la ciudad. La presencia policial cercana lo habría llevado a irse del lugar, quizás por no tener registro para conducir la moto de su padrastro.

Los efectivos lo persiguieron y otra patrulla, identificada con el número 23.305, le cerró el paso a la altura de calle 9, entre 32 y 34. Allí se produjo el disparo letal. Se desconoce aún si González, que estaba acompañado por otros tres compañeros, le disparó cuando Olivera se iba en la moto o si ya se había bajado y se escapaba a pie cuando recibió el impacto que lo tumbó sobre el asfalto.

Un vecino aseguró a la prensa que llegó a escuchar dos detonaciones y luego el grito de un policía: “¿Qué hiciste? Lo mataste”. Su versión era esperada ayer en la sede judicial donde se instruye la causa.

Un video grabado con un teléfono celular y que circuló a última hora confirmaría que hubo un único disparo. En las imágenes no se alcanzan a advertir detalles, más allá de las luces de los móviles policiales en medio de la oscuridad. “Lo maté”, parece escucharse a lo lejos. “¿Qué le dieron, un tacazo?”, se escucha preguntar al autor del registro, que sería amigo de la víctima.

A González, que pasaba la noche en la alcaidía de la Unidad Penal 44 de Batán, la fiscal tomaría mañana la declaración indagatoria. Por razones de seguridad el trámite se cumplirá en el palacio de tribunales marplatenses

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